El gobierno de Líbano mantuvo conversaciones de crisis este viernes después de que la moneda cayera a mínimos históricos en el mercado negro, lo que provocó una noche de protestas airadas por la peor recesión en décadas. La recesión desde el otoño pasado ha causado despidos generalizados y drásticos recortes salariales que han sumido al 45% de la población en la pobreza.
Después de que la libra libanesa alcanzara un nuevo mínimo el jueves, alrededor de un 70% menos que su tasa oficial, los manifestantes salieron a las calles después del atardecer, prendiendo fuego neumáticos y bloqueando carreteras, incluso en la capital, Beirut. Los manifestantes cantaron contra un gobierno que no ha podido detener el declive económico, así como contra el gobernador del banco central, Riad Salame.
“Riad Salame, game over”, se leyó este viernes en la portada del periódico Al-Akhbar, cercano a la organización islamista Hezbollah. “Revolución del hambre”, publicó el diario Jumhuriya.
El primer ministro Hassan Diab presidió una reunión “urgente” del gabinete, a la que también asistieron el gobernador del banco central y representantes de los cambistas del país, dijo la Agencia Nacional de Noticias. Se prevé otra reunión del gobierno en el palacio presidencial por la tarde.
Las tensiones han crecido recientemente entre el gobierno apoyado por Hezbollah y el gobernador del banco central. Los expertos dicen que al gabinete le gustaría ver a Salame removido del cargo que ha tenido desde 1993. Los manifestantes lo acusan de haber fomentado una política de aumento de los préstamos al Estado durante décadas que, según dicen, sólo benefició a la banca y a la elite política del país.
La ira contra los bancos también ha aumentado en los últimos meses, después de que prohibieran todas las transferencias al extranjero y restringieran gradualmente la retirada de dólares, obligando a los necesitados a comprar a tipos mucho más altos en el mercado negro. “Varias corrientes que participan en las protestas quieren derrocar al gobernador del banco central y hacerlo responsable de la crisis financiera”, dijo el analista Imad Salamey.
“Hezbollah quiere cambiar al jefe del banco central”, dijo el profesor de la Universidad Libanesa Americana a la agencia AFP. Los partidarios de la organización se unieron a las manifestaciones a última hora del jueves, a pesar de que normalmente están en contra del movimiento de protesta desde el 17 de octubre. El gobierno anterior renunció ante la presión de la calle, a pocas semanas de comenzadas esas manifestaciones, y el gabinete de Diab empezó a trabajar a principios de este año.
Los medios libaneses informaron que el tipo de cambio había alcanzado las 6.000 libras por dólar en el mercado negro el viernes, comparado con la paridad oficial de 1.507 en vigor desde 1997. Líbano, uno de los países más endeudados del mundo, con una deuda soberana de más de 170% de su PIB, entró en default en marzo.
Inició conversaciones con el Fondo Monetario Internacional el mes pasado en un intento de desbloquear miles de millones de dólares en ayuda financiera, pero éstas siguen en curso. El desempleo se ha disparado al 35% en todo el país, afectando especialmente a los libaneses que viven en la empobrecida ciudad portuaria de Trípoli. Los comerciantes de la ciudad norteña llamaron a una “huelga general” el viernes por las “grandes pérdidas” y la “caída en picado del poder adquisitivo”.
El Líbano impuso un confinamiento a mediados de marzo para frenar la propagación del nuevo coronavirus, lo que supuso un nuevo golpe para las empresas que ya se estaban tambaleando por la fuerte crisis económica. El país mediterráneo ha registrado algunos de los índices más bajos de Oriente Medio desde el comienzo de la pandemia, con sólo 1.402 casos de Covid-19, incluyendo 31 muertes hasta el jueves.
Con información de AFP
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