“Es una gran decepción para el pueblo de Suecia”. Así Jan Stocklassa, autor de una extensa investigación que vinculó la muerte de Olof Palme a una trama internacional, comenta a Infobae la noticia de que la fiscalía sueca señaló al publicista Stig Engström como el hombre que mató a tiros al primer ministro sueco en 1986. Al igual que otros expertos que investigaron en profundidad el caso, Stocklassa dijo que la evidencia tenía que ser sólida para terminar de una vez por todas con las especulaciones. Algo que finalmente no ocurrió.
“La persona es Stig Engström”, dijo el fiscal Krister Petersson el miércoles en una rueda de prensa. “Debido a que esta persona está muerta, no puedo presentar cargos contra él y he decidido cerrar la investigación”, agregó, poniéndole punto final el caso que ha asolado a Suecia durante décadas.
La conferencia de prensa era muy esperada en todo el mundo. La expectativa era que los investigadores presentaran evidencia concluyente sobre el caso. En la víspera se había especulado sobre la presentación del arma del delito. “No tenemos evidencia clara que pueda poner un arma en la mano de Stig Engström”, dijo no obstante Petersson.
El fiscal jefe tampoco descartó la posibilidad de que el autor, también conocido como el “hombre de Skandia”, el nombre de la empresa para la que trabajaba en la época, fuera parte de una conspiración más grande.
Al igual que Stocklassa, el célebre criminólogo y novelista sueco Leif GW Persson también calificó de “decepcionante” el resultado de la investigación. “Esta conferencia de prensa fue una gran decepción. Pensé que tenían algo, pero no. Es muy triste todo”, dijo a la televisión sueca TV4. “El fiscal en realidad no ha podido producir nada más sustancial en el caso, pero son solo sus propias interpretaciones de lo que sucedió”, dijo. Señaló que la investigación no ha podido presentar ningún arma que pueda vincularse a Engström.
GW Persson agregó que no se puede descartar que Stig Engström haya asesinado a Olof Palme, aunque se mostró “lejos de estar convencido”. El criminólogo hasta llegó a decir que los familiares de Engström podrían demandar a las autoridades por “calumnia del difunto” debido a la escasa evidencia presentada.
“Quizás es cierto que hemos sido testigos de la comisión de otro crimen, aunque considerablemente inferior: precisamente la calumnia del difunto”, dijo.
Por su parte, los hijos de Palme, Mårten y Joakim Palme, dijeron en una declaración conjunta que "el relato del testimonio y la evidencia sobre la escena del crimen nos convence en cuanto a la evaluación del fiscal sobre el tema de la culpa y el nombre del delincuente. En este contexto, lo vemos como una decisión razonable para concluir la investigación preliminar”.
Estupor y enojo
El sitio de Aftombladet, el principal diario de Suecia, fue inundado de los mensajes de los lectores, quienes expresaron su enojo y estupor por el resultado de la conferencia de prensa. “Se siente desconcertante y extraño. Lo más triste de esto fue que Suecia cambió con esto”, escribió Eva Lena, una usuaria.
“De todas las decepciones en Suecia, esta debe ser la mayor. Mis expectativas eran que Petersson se sentara allí con una bolsa y dijera ‘¡Damas y caballeros, tenemos el arma!’ . Ahora, se siente como una más entre la multitud de teorías. Es extraño que incluso la hayan presentado...”, escribió otro usuario llamado Adan. La mayoría de los comentarios reflejaban opiniones del mismo tenor.
Quién es Stig Engström
Stig Engström, conocido también como el “hombre de Skandia”, el nombre de la empresa para la que trabajaba en la época, ha aparecido regularmente en la prensa como sospechoso. Era un opositor a las ideas de izquierda de Olof Palme.
Engström fue uno de los primeros en llegar al lugar del crimen, y las autoridades lo interrogaron en tanto que testigo pero lo consideraron poco fiable ya que cambiaba regularmente de versión. Murió en 2000.
El asesino del primer ministro de la época logró huir, llevándose con él el arma del crimen. Miles de personas fueron interrogadas, decenas reivindicaron el acto y el dosier ocupa 250 metros de estanterías.
Christer Pettersson, un pequeño delincuente toxicómano, fue acusado por el asesinato en julio de 1989 tras haber sido identificado por la esposa de Olof Palme, Lisbet, en una presentación de sospechosos muy criticada.
Las condiciones en que se realizó su testimonio, llenas de irregularidades, debilitaron su caso. Después de haber confesado el asesinato, este sospechoso se retractó. Falleció en 2004 y Lisbet en 2018.
Con el paso del tiempo, también fueron sospechosos, entre otros, el Partido de Trabajadores del Kurdistán (PKK, separatistas kurdos turcos), el ejército y la policía sueca y los servicios secretos sudafricanos. Olof Palme era muy crítico de la política del apartheid del país.
La investigación podría reabrirse en caso de que aparecieran nuevos indicios en el futuro.
Pero lo cierto es que los resultados de la fiscalía no parecen cerrar la herida abierta por la muerte de Palme. “Una herida”, dijo Stocklassa, "que a veces se cura un poco pero luego se vuelve a abrir”.
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