Un subsecretario británico renunció el martes en protesta porque el primer ministro Boris Johnson se negó a despedir a su principal colaborador, acusado de violar las normas de cuarentena por el coronavirus.
Johnson ha respaldado la decisión de Dominic Cummings de viajar en auto 400 kilómetros hasta la casa de sus padres a pesar de la orden nacional de permanecer en casa. Cummings dijo que hizo el viaje para que su familia se hiciera cargo de su hijo de cuatro años si resultaba que tanto él como su esposa, que exhibían síntomas, tuvieran COVID-19.
Muchos británicos dicen que Cummings despreció los sacrificios de las personas que acataron las normas para detener el contagio a costa de permanecer separados de sus seres queridos.
“Todavía hay puntos en la explicación que me causan un problema”, afirmó el secretario de Estado para Escocia Douglas Ross, al publicar su carta de dimisión en Twitter, tras un largo fin de semana de polémica en torno a Cummings.
“Tengo gente en mi distrito que no pudo despedirse de sus seres queridos; familias que no pudieron velar juntos; gente que no visitó a sus enfermos por seguir las normas del gobierno”, escribió.
“No puedo, de buena fe, decirles que estaban todos equivocados y que un consejero del gobierno tenía razón”, agregó.
Funcionarios policiales dijeron que la interpretación de las normas por Cummings dificulta la aplicación de la cuarentena, y científicos dijeron que socava los mensajes sobre la importancia del distanciamiento social.
La controversia estalló el viernes por la noche cuando los diarios Daily Mirror y The Guardian afirmaron que Cummings, el cerebro de la campaña por el Brexit en el referéndum de 2016, viajó 400 kilómetros a pesar del confinamiento que obligó a los británicos a quedarse en casa.
Y fue creciendo durante un largo fin de semana de tres días, hasta que el lunes el propio Cummings defendió en rueda de prensa haber actuado “legalmente y razonablemente”. Afirmó que, temiendo estar infectado del covid-19, fue con su esposa y su hijo de cuatro años a la casa de sus padres en Durham, en el noreste de Inglaterra, porque buscaba a alguien con quien dejar al pequeño.
No se arrepintió ni pidió disculpas y contó con el respaldo de Johnson. Según el Primer Ministro, Cummings “actuó de acuerdo con los instintos de todos los padres”.
Pero muchos británicos consideraron el viaje como una clara violación de la orden nacional del gobierno de quedarse en casa implementada el 23 de marzo. Muchos han llamado “hipócrita” a Cummings.
Stephen Reicher, un psicólogo social que preside un grupo que asesora al gobierno, dijo que “más personas van a morir” porque el episodio podría socavar el respeto a las reglas de confinamiento.
Políticos del gobierno y la oposición han pedido la renuncia del asesor, mientras varios clérigos ya se unieron a las críticas. El obispo de Leeds, Nick Baines, dijo que al público le han “mentido, subestimado y tratado… como tontos”. El obispo de Manchester, David Walker, tuiteó: “A menos que muy pronto veamos un claro arrepentimiento, incluido el despido de Cummings, ya no sé cómo podemos confiar en qué ministros dicen lo suficiente para que la @churchofengland trabaje con ellos en la pandemia”.
Cummings, un conocido agitador político que desprecia a la prensa y al servicio civil, ha sido esencial para la llegada de Johnson al poder. Fue uno de los artífices de la campaña para que gran Bretaña saliera de la Unión Europea y coordinó la victoria electoral de diciembre de Johnson, defensor del Brexit.
A cinco meses de aquel triunfo, el gobierno de Johnson se enfrenta a críticas por su respuesta a una pandemia que ha golpeado a Gran Bretaña con más fuerza que a otros países europeos. El número de muertes oficial por el coronavirus es de 36.793, el segundo más elevado confirmado en el mundo después de Estados Unidos.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: