El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, anunció hoy que el organismo detendrá temporalmente los ensayos clínicos con hidroxicloroquina en pacientes de COVID-19, al detectarse un mayor índice de mortalidad en enfermos que recibieron ese tratamiento.
La decisión, una medida de cautela que podría ser revisada, se ha tomado tras la publicación el pasado viernes en la revista médica The Lancet de un estudio en el que se señalaban mayores tasas de mortalidad en pacientes en los que se habían ensayado tratamientos con hidroxicloroquina, usada habitualmente contra la malaria.
“Tras leer la publicación, decidimos a la luz de estas dudas ser cautos y suspender temporalmente la afiliación a este medicamento”, explicó la jefa de científicos de la OMS, Soumya Swaminathan Chief Scientist.
Tras la pausa en los ensayos, la OMS continuará recopilando datos para confirmar los publicados por The Lancet y revisará la decisión en futuras reuniones junto a responsables médicos de los países que llevan a cabo los ensayos patrocinados por la organización, bajo el programa Solidarity Trial.
La medida cautelar, que podría afectar a países como Brasil (quien la semana pasada había aprobado el uso generalizado de la hidroxicloroquina en pacientes de COVID-19) en principio no se aplica a la cloroquina, de la que la anterior es un derivado y que también está incluida en los ensayos clínicos de la OMS.
Más de 400 hospitales en 35 países participan en los Solidarity Trials, en los que se ha reclutado a 3.500 pacientes.
Otros ensayos clínicos patrocinados por la OMS prueba en pacientes el antiviral remdesivir (normalmente usado contra el ébola), una combinación de lopinavir y ritonavir (comúnmente usados para portadores de VIH) y el interferon beta, habitual tratamiento contra la esclerosis múltiple.
Qué es la hidroxicloroquina
La cloroquina se prescribe desde hace varias décadas contra el paludismo, un parásito transmitido por el mosquito.
Su derivado, mejor tolerado, la hidroxicloroquina (HCQ), se prescribe contra el lupus o la artritis reumatoide.
La hidroxicloroquina conoce, desde finales de febrero, una notoriedad inédita desde que el profesor Didier Raoult, del Instituto y Hospital Universitario de enfermedades infecciosas de Marsella, difundió un pequeño estudio chino, poco detallado, que afirmaba que el fosfato de cloroquina mostraba signos de eficacia en pacientes con SARS-Cov2.
La efervescencia en torno a la hidroxicloroquina se intensificó cuando Trump comenzó a tomarla diariamente, a título preventivo.
En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro está convencido de sus efectos, hasta el punto de que el ministerio de Salud recomendó el miércoles su uso para todos los pacientes levemente afectados.
Más allá del terreno político, la hidroxicloroquina se convirtió en un tema de debate público y político muy mediatizado, suscitando acalorados intercambios en los medios de comunicación y feroces embotellamientos en las redes sociales.
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