El coronavirus que se ha convertido en una pandemia mundial puede haberse creado en un “experimento de cultivo celular” en un laboratorio ya que “está adaptado de manera única para infectar a los humanos”, según un equipo de destacados científicos que han llevado a cabo investigaciones innovadoras sobre los orígenes del virus.
El profesor Nikolai Petrovsky, un prestigioso experto en vacunas que dirigió un estudio científico, actualmente en revisión por pares, junto con la Universidad de La Trobe en Victoria, dijo que el virus “no era típico de una infección zoonótica [animal a humana] normal”, ya que apareció con la habilidad “excepcional” de ingresar a los cuerpos humanos desde el primer día.
El especialista agregó que el virus pudo haber sido trasmitido por un animal en “un evento extraño de la naturaleza”, pero no se puede descartar la teoría de que se haya originado en un laboratorio.
“Las dos posibilidades que creo que todavía están abiertas es que fue una transmisión casual de un virus de un animal aún no identificado a un humano. La otra posibilidad es que fue una liberación accidental del virus de un laboratorio”, dijo Petrovsky a Sky News Australia.
Petrovsky, profesor de medicina en la Universidad de Flinders en Adelaida, ha pasado los últimos 20 años desarrollando vacunas contra la gripe pandémica, el ébola y el SARS. Actualmente dirige una unidad de investigación biotecnológica que comenzará los ensayos en humanos para una vacuna contra el coronavirus el próximo mes.
“Ciertamente no podemos excluir la posibilidad de que esto provenga de un experimento de laboratorio en lugar de un animal. Ambas son posibilidades abiertas”, aseguró.
El profesor Petrovsky, quien también es presidente y director de investigación de la empresa Vaxine Pty Ltd, dijo que el COVID-19 tiene elementos genéticos similares a los coronavirus de murciélago y otros coronavirus.
El coronavirus ingresa a las células humanas uniéndose a una proteína en la superficie de las células pulmonares llamadas ACE2. El estudio mostró que el virus se unía de manera más fuerte a las ACE2 humanas que a cualquiera de los otros animales que probaron. “Era como si estuviera diseñado para infectar a los humanos”, dijo.
Petrovsky detalló que “una de las posibilidades es que un huésped animal haya sido infectado por dos coronavirus al mismo tiempo y que el COVID-19 es la progenie de esa interacción entre los dos virus”
No obstante, “el mismo proceso puede suceder en una placa de cultivo de laboratorio. Si tienes células en cultivo y tienes células humanas en ese cultivo que están infectando a los virus, entonces si hay dos virus en esa placa, pueden intercambiar información genética y puedes crear accidentalmente o deliberadamente un tercer virus completamente nuevo", explicó.
“En otras palabras, COVID-19 podría haberse creado a partir de ese evento de recombinación en un huésped animal o podría haber ocurrido en un experimento de cultivo celular”, dijo Petrovsky.
Según la gran mayoría de científicos, el virus pudo haber pasado del animal al hombre en un mercado que vendía animales vivos en Wuhan, la ciudad china donde estalló la pandemia. Los científicos creen que el virus apareció en un murciélago y pasó al hombre a través de una especie intermediaria, probablemente el pangolín. Pero un estudio de un grupo de científicos chinos, publicado en enero en la revista The Lancet, reveló que el primer paciente de COVID-19 no tenía ninguna conexión con el mercado de animales de Wuhan, así como tampoco la tenían 13 de los primeros 41 pacientes.
Por otra parte, la existencia de un laboratorio de alta seguridad en esa ciudad alentó las especulaciones —impulsadas incluso por el propio presidente estadounidense Donald Trump— de que el virus salió de ahí, algo que los científicos chinos rechazaron.
Preguntado sobre esta hipótesis, Petrovsky señaló la “coincidencia” de que los virus conocidos más estrechamente relacionados se estaban estudiando en ese laboratorio en Wuhan y afirmó que los científicos eran reacios a discutir la posibilidad de experimentos de laboratorio fallidos o fugas ya que cualquier reacción violenta podría conducir a restricciones de investigación y amenazar la investigación crucial. Sin embargo, agregó, era vital descubrir la fuente del virus e insistió en que la posibilidad de una fuga, por remota que sea, no debe ignorarse en la búsqueda por su origen.
“Las implicaciones pueden no ser buenas para los científicos o la política global, pero solo porque las respuestas puedan causar problemas, no podemos escapar de ellas”, dijo al Mail on Sunday. "Actualmente no hay evidencia de una fuga, pero hay suficientes datos circunstanciales para preocuparnos. Sigue siendo una posibilidad hasta que se descarte”.
El profesor Petrovsky dijo que una investigación debe comenzar de inmediato, no cuando la pandemia haya terminado. “Se acabó la idea de posponerla hasta el final de la pandemia, sería un error”, dijo Petrovsky.
La propia Organización Mundial de Salud dijo la semana pasada que descubrir el origen es esencial para entender cómo el virus “invadió la especie humana” en pocos meses.
Petrovsky agregó que si SARS-CoV-2 fuera un evento natural, otro virus podría volver a surgir de la misma fuente con consecuencias aún más devastadoras. “La próxima vez, podría tener tasas de mortalidad mucho peores”, advirtió.
La enfermedad ha infectado a más de 5.4 millones de personas en todo el mundo y ha matado a más de 340 mil según las últimas cifras.
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