Una nueva jornada de violencia se vivió este domingo en Hong Kong. La policía china reprimió brutalmente a los miles de manifestantes que salieron a las calles para protestar contra el proyecto de ley de “seguridad nacional” promovido por Beijing, al que muchos ven como el fin de la libertad en la ex colonia británica.
En respuesta a la represión policial, algunos manifestantes lanzaron proyectiles contra las fuerzas del orden, erigieron barricadas improvisadas y utilizaron sombrillas para protegerse de los gases lacrimógenos y los cañones de agua. La movilización se había concentrado en el céntrico distrito comercial de Causeway Bay.
Los manifestantes denuncian que la legislación que intenta imponer el Gobierno chino representa una amenaza a las libertades civiles y significaría el fin del principio de “un país, dos sistemas”, además de atentar contra la autonomía que mantiene la ciudad de Hong Kong. Prohibirá, además, “cualquier acto de traición, secesión, sedición, subversión” contra el Gobierno central, además del “robo de secretos de Estado y la organización de actividades en Hong Kong por parte de organizaciones políticas extranjeras”.
La denominada ley de seguridad nacional se debate actualmente en la Asamblea Nacional Popular china (ANP) y será aprobada antes de su conclusión el próximo jueves. El canciller chino Wang Yi anunció en rueda de prensa que la legislación debe aplicarse “sin demora”.
Los manifestantes extendieron sus protestas a lo largo de varias de las principales arterias de la ex colonia y bloquearon algunas de ellas con vallas y otros materiales. El coronavirus había ahogado en los últimos meses las manifestaciones que se desataron en la región semiautónoma en el segundo semestre del pasado año.
El movimiento prodemocracia multiplicó los llamados para denunciar esta maniobra de Beijing sobre un asunto que suscita desde hace años la oposición de los hongkoneses.
“La gente podrá ser perseguida por lo que dice o escribe contra el gobierno”, denunció Vincent, un manifestante de 25 años, en referencia al proyecto de ley de China. “Los hongkoneses están enojados porque no esperábamos que llegara tan rápido y tan brutalmente. Pero no somos bobos. Las cosas no van a hacer más que empeorar”, agregó.
Cuando los manifestantes se dirigían desde Causeway Bay al barrio vecino de Wanchai, la policía cargó con gases lacrimógenos y gas pimienta, con ayuda de cañones de agua.
La ex colonia británica vivió entre junio y diciembre su peor crisis política desde la devolución a Beijing en 1997, con manifestaciones prácticamente diarias, a veces violentas. Esa movilización se vio reforzada con el triunfo de los “prodemocracia” en las elecciones municipales de noviembre, pero a principios de año perdió fuerza debido a las miles de detenciones realizadas por la policía y sobre todo a las restricciones impuestas para combatir el coronavirus.
“¡Estamos de vuelta! Cita en las calles el 24 de mayo”, se leía el sábado en un grafiti en un muro cerca de la estación de metro Kowloon Tong. Sin embargo, la policía había advertido que prohibiría cualquier manifestación ilegal, debido a las restricciones impuestas contra el COVID-19 que limitan las congregaciones en público a un máximo de ocho personas.
Hong Kong goza de una autonomía amplia en comparación con el resto del país, dirigido por el Partido Comunista Chino (PCC), en virtud del concepto “Un país, dos sistemas” en el que se basó su devolución por parte del Reino Unido en 1997. Sus habitantes tienen libertad de expresión y de prensa y un poder judicial independiente, unos derechos inexistentes en la China continental. Este modelo debería durar al menos hasta 2047, pero muchos hongkoneses creen que Beijing controla cada vez más el territorio y el gobierno central interfiere en los asuntos internos.
Muchos ven la ley de seguridad nacional que promueve China como la acción más grave, hasta ahora, contra la semiautonomía hongkonesa.
Wang Yi, por su parte, aseguró que la nueva ley “no influirá en el alto nivel de autonomía de Hong Kong ni en los derechos, privilegios y libertades de los habitantes, ni en los derechos e intereses legítimos de los inversores extranjeros”. “Los actos violentos y terroristas siguen aumentando y las fuerzas extranjeras se han injerido profunda e ilegalmente en los asuntos de Hong Kong”, advirtió, lo que a su juicio, constituye “una grave amenaza para la prosperidad a largo plazo” del territorio.
El artículo 23 de la “ley fundamental” que sirve desde hace décadas de mini Constitución en el territorio semiautónomo, prevé que la región se dote de una ley sobre seguridad. Pero esta cláusula nunca se había aplicado. Y es que una gran parte de hongkoneses ven en ella una amenaza a sus libertades. El último intento del ejecutivo hongkonés de aplicar el artículo 23 fracasó por las grandes manifestaciones del pasado año.
Los opositores al texto temen en particular una cláusula que permitiría a la policía china realizar investigaciones en Hong Kong con sus homólogos hongkoneses. Muchos ven en ello el intento de una represión a la disidencia en el territorio.
“Tengo mucho miedo, pero hay que manifestarse”, declaró el domingo Christy Chan, de 23 años.
El proyecto será sometido al Parlamento chino el jueves, en la sesión de clausura de la actual sesión parlamentaria, pero nadie duda del resultado en una asamblea sometida al PCC.
Advertencia de EEUU
Robert O’Brien, asesor de seguridad nacional del gobierno de Donald Trump, advirtió que la Casa Blanca podría imponer sanciones a China si finalmente acaba imponiendo esa ley. “Si lo hacen, el secretario de Estado (Mike Pompeo) probablemente no podrá certificar que Hong Kong mantiene un alto grado de autonomía y si eso sucede habrá sanciones que se impondrán a Hong Kong y China”, declaró el funcionario durante una entrevista con la cadena NBC.
El funcionario recordó que China se comprometió en 1984, en la Declaración Conjunta sino-británica, a respetar la autonomía de Hong Kong hasta 2047, tras la retrocesión británica del territorio en 1997. “Con esta ley de seguridad nacional, parece que China está violando el acuerdo” de 1984, dijo el asesor de seguridad norteamericano a CBS este domingo.
“Si China adopta esta ley de seguridad nacional, habrá consecuencias importantes en el marco de la Ley de Política de Hong Kong de 1995”, una ley estadounidense, agregó.
“No veo cómo Hong Kong puede seguir siendo un centro financiero asiático si el Partido Comunista Chino persiste y hace cumplir esta ley de seguridad nacional y toma el control de Hong Kong. Sería una tragedia para el pueblo de Hong Kong y sería muy malo para China”, consideró. Y añadió: “Una razón por la corporaciones globales vinieron a Hong Kong es porque existía el estado de derecho, había un sistema de libre empresa, había un sistema capitalista, había democracia y elecciones legislativas locales (...) Si todas esas cosas desaparecen, no estoy seguro de cómo la comunidad financiera puede permanecer allí”.
El viernes, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, ya había advertido a Beijing y deslizó la posibilidad de no certificar que China respeta los compromisos asumidos en el marco de la Declaración sino-británica, que rige el estado de autonomía de la antigua colonia británica.
Con información de AFP y EFE