La Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán publicó este sábado el informe de su investigación que confirma “torturas” contra medio centenar de migrantes afganos a manos de las fuerzas de seguridad iraníes en la frontera entre ambos países. Al menos 12 de los migrantes murieron ahogados tras ser arrojados al río Harirod de vuelta a Afganistán y hay otros 17 desaparecidos.
Los migrantes fueron trasladados a la base Ibrahim Jani de las fuerzas iraníes, donde fueron retenidos. Hasta 18 supervivientes han sido entrevistados por la Comisión Independiente de Derechos Humanos afgana. Ocho de ellos aseguran que varios ciudadanos afganos fueron tiroteados por los militares iraníes.
“Aseguran que fueron amenazados y tiroteados por las fuerzas de la base Ibrahim Jani y les instaron a cruzar la frontera”, ha explicado un portavoz de la Comisión, Zabihula Farhand. También les robaron el dinero que llevaban encima y les obligaron a limpiar la zona de alrededor de la base. Finalmente fueron obligados a saltar al río a pesar de que muchos de ellos no sabían nadar.
La Comisión pide una investigación judicial de lo ocurrido sin interferencias ni sesgo político. “Conforme al Derecho Internacional los responsables de violaciones de Derechos Humanos deben ser tratados con seriedad para que este tipo de hechos no se repitan”, ha remachado.
Uno de los miembros de la Comisión, Sattar Hussaini, ha dado por cerrada la investigación. “El Gobierno de Irán debería pedir disculpas a Afganistán y todos los responsables, incluidas las fuerzas fronterizas, deben ser llevados a juicio”, ha remachado.
El Gobierno iraní ha rechazado cualquier implicación de la guardia fronteriza en el incidente.
Tregua talibana
Mientras tanto, Afganistán se encamina hacia tres días de tregua a partir del domingo con motivo del Aíd al Fitr, la fiesta que marca el final del Ramadán, después de que los talibanes anunciaran un alto el fuego, aceptado por el presidente, Ashraf Ghani.
Los talibanes, que llevan semanas perpetrando mortíferos ataques contra las fuerzas afganas, anunciaron, para sorpresa general, una suspensión unilateral de los combates para que sus conciudadanos “puedan celebrar en paz” la fiesta del Aíd al Fitr, que marca el fin del ayuno musulmán del Ramadán, según un comunicado divulgado por uno de sus portavoces.
La dirección de los insurgentes instó a sus combatientes a “tomar medidas especiales para la seguridad de los compatriotas, y no llevar a cabo operaciones ofensivas contra el enemigo”, aunque se podrán defender si son atacados, según el comunicado.
Es la primera vez que los talibanes proponen deponer las armas desde que una coalición internacional dirigida por Estados Unidos los echó del poder a finales de 2001.
El presidente afgano, Ashraf Ghani, acogió positivamente la propuesta poco después.
Con información de EuropaPress y AFP
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