Imágenes de un Juan Pablo II desconocido: cuando un joven payaso lo hacía llorar de la risa

En varias oportunidades durante los años 90, un clown español hizo reír a más no poder al pontífice polaco con sus actuaciones en eventos en el Vaticano

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Juan Pablo II y el payaso que lo hacía llorar de risa

Diego Poole fue convocado a la Santa Sede a fines de los años 80 para actuar, en la piel de su personaje del payaso Japo, frente a miles de jóvenes, en uno de los tantos encuentros convocados por el papa Juan Pablo II.

Desde entonces, actuó frente a Karol Wojtyla en varias ocasiones. Sus sketchs hacían llorar de risa al Papa polaco que, recordemos, en sus años jóvenes, en Cracovia, había sido un actor aficionado de teatro, aunque en el género dramático.

Diego Poole es un abogado español que en su juventud, como Payaso Japo, logró divertir muchísimo al Sumo Pontífice que verdaderamente parecía disfrutar en grande de sus actuaciones, como puede apreciarse en el compilado que acompaña esta nota, editado por Roberto Barba y Silvia Cuevas, para el programa de televisión peruano “La ventana indiscreta”, para honrar al Papa que acababa de fallecer, el 2 de abril de 2005.

“El primer año, cuando me propusieron actuar para el Papa, no me lo creía”, contaba Diego Poole en una entrevista para el mismo programa. Y agregaba con emoción que, estando ya enfermo el Papa, él le escribió para agradecerle por la calidez con la que siempre lo saludaba luego de sus actuaciones. Y Wojtyla le respondió y le envió una foto firmada, y en el autógrafo se notaba ya el temblor del parkinson que Juan Pablo II padeció en los últimos años de su vida.

Juan Pablo II en una visita a México, cuando ya eran visibles los signos de su enfermedad  (Foto: Cuartoscuro)
Juan Pablo II en una visita a México, cuando ya eran visibles los signos de su enfermedad (Foto: Cuartoscuro)

En el año 2014, Poole viajó a Roma junto con un grupo de amigos y familiares para asistir a la ceremonia de canonización del papa Juan Pablo II, en lo que se conoció como la ceremonia de los cuatro papas, ya que fue presidida por Francisco y Benedicto XVI y en ella fueron proclamados santos Karol Wojtyla y Angelo Roncalli, que como papa se lllamó Juan XXIII.

“He venido a la ceremonia de canonización con amigos y familiares para rezar ante la tumba de Juan Pablo II. Para mí es un día de fiesta grandísimo para la Iglesia y para toda la humanidad, porque Juan Pablo II es uno de los personajes que más ha influido en la historia del siglo XX y posiblemente también del siglo XXI”, decía por entonces Poole, en declaraciones a ACI Prensa.

Gracias a Poole, han quedado registradas estas imágenes de un Papa descontracturado, tomándose un recreo de sus obligaciones y disfrutando como un niño de las gracias y ocurrencias de un payaso.

“Para mí, ser sencillamente el que ha provocado la sonrisa del Papa y haber conseguido que esa sonrisa la haya podido ver todo el mundo, es emocionante, pero lo bonito de ver es la sonrisa del Papa, no a mí”, decía Poole.

En el compilado de imágenes, el papa Wojtyla literalmente se destornilla de la risa y hasta se toma la cara y golpea el piso con los pies.

El papa Juan Pablo II fue quien lo ordenó cardenal y lo puso a la cabeza del Consejo Pontificio para la Familia en la Santa Sede.
El papa Juan Pablo II fue quien lo ordenó cardenal y lo puso a la cabeza del Consejo Pontificio para la Familia en la Santa Sede.

La primera vez que actuó ante el pontífice polaco, Poole era un joven de tan solo 19 años y fue seleccionado entre otros artistas. Sus actuaciones se daban en el marco de encuentros de Juan Pablo II con jóvenes universitarios.

Diego Poole es abogado, trabaja como profesor universitario y sigue practicando su oficio de payaso de tanto en tanto.

Este lunes se cumple un centenario del nacimiento de Karol Vojtyla, el 18 de mayo de 1920 en Wadowice, una pequeña ciudad cercana a Cracovia, en el seno de una familia modesta.

El 16 de octubre de 1978, Wojtyla hizo historia al convertirse en el primer papa no italiano en siglos: su elección causó enorme sorpresa en todo el mundo. Y marcó un giro copernicano en la tradición vaticana, por la nacionalidad del nuevo pontífice pero también por su edad: 58 años era poco para un Papa. De hecho, el suyo fue uno de los pontificados más largos: 27 años.

Tomó el nombre de Juan Pablo II para homenajear a sus tres predecesores, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo I.

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