Mientras durante más de dos meses toda Italia cerró por el coronavirus, otro virus —distinto, pero igualmente peligroso— siguió circulando por el país: el de la criminalidad organizada. Mafia, Camorra, 'ndrangheta buscan aprovechar la crisis causada por la pandemia para fortalecerse y ganar nuevos espacios en la sociedad y la economía del país.
“Esperábamos que ellos también se detuvieran con la cuarentena, pero tenemos señales de que están muy activos”, dijo Enza Rando, vicepresidente de Libera, la principal organización antimafia de Italia, en una entrevista por teléfono con este medio.
En las últimas semanas las alarmas se multiplicaron. A fines de marzo, los servicios de inteligencia alertaron al Gobierno sobre el riesgo de una nueva expansión de los grupos criminales en las zonas más golpeadas por la crisis. Días después, el hermano de un importante jefe mafioso fue visto distribuyendo paquetes de alimentos en un barrio de Palermo. El martes, una operación contra la mafia siciliana dejó 91 detenidos entre jefes mafiosos, extorsionadores, testaferros y profesionales cómplices. La investigación destapó los proyectos de negocios en el marco de la emergencia Covid-19 de dos históricas familias de la Cosa Nostra.
Las estrategias de las mafias frente a la emergencia Covid-19
Además de dejar más de 31 mil muertos, la pandemia hundió todos los indicadores sociales en un país que, de acuerdo a estadísticas oficiales, ya antes de la crisis registraba 1,8 millones de hogares en la pobreza absoluta. En las últimas semanas, las personas que necesitan asistencia alimentaria pasaron de un millón a 3,7 millones de italianos, según calculó el mes pasado la principal asociación de productores agrícolas.
La mayoría de los pobres se concentra en el sur, donde se suma el problema de la informalidad laboral: en esa zona de la península, trabajan en negro casi cuatro millones de personas. Es el contexto en el que el crimen organizado prospera.
Las organizaciones criminales persiguen dos estrategias principales, según dijeron a Infobae varios expertos y activistas consultados para esta nota. Por un lado, distribuyen alimentos y dinero a las familias más necesitadas para ganar consenso social. Por otro, y esto ocurre sobre todo en el norte, actúan como empresarios y prestamistas. Una novedad es que ya no piden los habituales intereses usureros, sino que en algunos casos están ofreciendo tasas de interés menores que la de los bancos. Su objetivo es quedarse con empresas en crisis para infiltrarse en la economía legal y controlar sectores económicos enteros.
“Muchas familias y pequeños y medianos empresarios se encuentran sin recursos, mientras las mafias disponen de mucho dinero, recaudado principalmente con el narcotráfico”, explicó a este medio Pierpaolo Romani, coordinador de Avviso Pubblico, una red de autoridades locales unidas para promover la cultura de la legalidad y la ciudadanía responsable.
Fabio Giuliani, un activista de Libera en la región Campania, contó a Infobae que en un barrio de Nápoles los grupos criminales vinculados a la Camorra entregaron pequeñas sumas de dinero —entre 50 y 500 euros— sin pedir nada a cambio. Lejos de ser caridad, "para estas asociaciones criminales vinculadas a un territorio de bajo perfil es una forma de aumentar el consenso a su alrededor”, explicó por teléfono. Las personas que caen entre los tentáculos de las organizaciones se vuelven chantajeables: pueden verse obligadas a convertirse en testaferros de los bienes adquiridos de manera ilícita por las mafias o a obedecer las indicaciones de voto durante las elecciones.
Pero el crimen organizado ahora apunta a los “nuevos pobres” generados por la crisis. “Son aquellos pequeños y medianos empresarios —dueños de los restaurantes, los hoteles, los artesanos que viven del turismo— sin grandes capitales y que ahora están sin trabajo", dijo Rando. "Esas personas siempre fueron solventes, siempre han vivido de su trabajo, nunca han pedido ayuda y ahora están perdidas. Las mafias entienden eso y ahora están apuntando ahí. Es algo terrible”.
Voluntarios antimafia frente a la demora del Estado
Consciente del problema, el gobierno italiano destinó en marzo 400 millones de euros para cupones de alimentos. Un decreto del valor de 55 mil millones de euros aprobado el miércoles amplió las ayudas con una “renta de cuarentena” para los sectores más vulnerables y la ampliación de los subsidios de desocupación.
Los expertos destacaron la importancia de estas medidas, aunque por otro lado advirtieron que los retrasos burocráticos pueden hacer que mucha gente acceda a esas ayudas demasiado tarde.
En este contexto, el trabajo de las organizaciones de voluntarios, de las iglesias y los sindicatos fueron “fundamentales para mantener la cohesión social”, según contó Giuliani.
“Si ellos están allí, la necesidad de acudir a la Camorra ya no existe”, dijo.
Ejemplos los hay en todos los rincones del país. Uno de ellos es el de “Moltivolti", un restaurante multiétnico y un espacio de coworking que da trabajo a 28 personas de 10 países diferentes. Su nombre —”muchos rostros"— refleja la diversidad de Ballaró, el emblemático barrio de Palermo que eligieron como sede y que Claudio Arestivo, uno de los socios de esta empresa social, define como “un laboratorio de sociedad moderna”.
El corazón de Ballaró es su célebre y colorido mercado, alrededor del cual gira toda la economía barrial. Una fuente de trabajo para muchas personas que todos los días debían salir a trabajar para tener un ingreso. Con el cierre del país, explica Arestivo en diálogo con Infobae desde la capital siciliana, esa microeconomía se interrumpió, dejando desamparada a una parte importante de la población.
Frente a esta crisis, los voluntarios de “Moltivolti” y la red de comerciantes barriales se organizaron para distribuir paquetes de alimentos y otros insumos a 1200 familias del distrito. Además convirtieron el restaurante en una oficina en donde brindar apoyo para realizar los trámites para acceder a los fondos del gobierno. Solo en el último mes, han realizado 5.000 trámites.
“Nos dimos cuenta de que la entrega de la bolsa de compras se convirtió en una verdadera lucha contra la mafia, porque nosotros a cambio de la bolsa no pedimos nada”, dijo. La consigna de estos voluntarios, que denuncian la demora del gobierno ante la Comisión antimafia, se resume en una frase de Carlo Alberto Dalla Chiesa, un general asesinado por la mafia en 1982: el Estado debe dar como derecho lo que la mafia hace como favor.
"Denunciamos que las empresas, pero sobre todo los trabajadores, inevitablemente habrían buscado formas alternativas. Es fácil hablar de legalidad y reglas cuando tienes para comer”, dijo Arestivo.
“Existen dificultades concretas para que muchos accedan a medidas de apoyo: desde la enseñanza en línea hasta los subsidios alimentarios”, confirma por su parte Daniele Marannano, de “Addiopizzo”, una organización que lucha contra las extorsiones mafiosas y realiza actividades de inclusión social en el barrio Kalsa, uno de los más pobres de Palermo. “Las organizaciones criminales intentan actuar en los sectores más débiles. Para evitar esto, la respuesta de las instituciones y de quienes gobiernan el territorio, debe ser fuerte”.
El futuro de la lucha contra la criminalidad
Todas las personas consultadas coinciden en que los riesgos son reales, pero aún así no todo está perdido. Italia cuenta con la ventaja de tener una de las legislaciones antimafia más avanzadas del mundo y fuerzas de seguridad que se volvieron el modelo de referencia en la lucha contra el crimen organizado. Las investigaciones de la Justicia no se detuvieron durante el cierre del país. Varias autoridades, desde la Fiscalía Nacional Antimafia hasta el Banco de Italia y las asociaciones antimafia, alertaron sobre el peligro e instaron al Gobierno a “actuar rápido” para facilitar el acceso a los fondos de emergencia.
También, Italia aprendió de otras emergencias del pasado. La situación, dice Romani, es muy diferente a la de 1980, cuando la Camorra aprovechó de un devastador terremoto para dar el gran salto de grupo criminal a grupo empresarial.
No obstante, habrá que mantener la guardia alta aún pasada la fase más aguda de la emergencia, a partir de la reapertura del país que se completará este lunes. Las mafias, explicó Rando, tienen una mirada al largo plazo. “Ahora, apuntan al sector sanitario, al de los geriátricos, al reciclaje de residuos sanitarios. Todos aquellos sectores de los servicios de asistencia donde hay relaciones de dinero y poder importantes”.
Sin aflojar los controles ante los crecientes pedidos de desregulación para impulsar la reactivación económica, “el Estado debe acelerar y facilitar el acceso al crédito", dice Romani. “Al mismo tiempo debe garantizar la el seguimiento de los fondos, controlar quién los solicita y cómo se utilizan. Los controles y las transparencia serán fundamentales para que la reactivación de Italia siga el camino correcto”.
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