Israel tendrá un nuevo gobierno el jueves por la noche y pondrá fin a casi 18 meses de caos político después de que el primer ministro Benjamin Netanyahu escribiera formalmente este miércoles al presidente Reuven Rivlin informándole de que había logrado una coalición en el Parlamento.
Netanyahu recibió el jueves pasado el apoyo formal de una mayoría parlamentaria para encabezar el nuevo gobierno, allanando el camino para un acuerdo de unidad con su antiguo rival y ahora socio Benny Gantz.
Los partidos Likud y Azul y Blanco entregaron al presidente las firmas de 72 parlamentarios que recomiendan a Netanyahu como primer ministro. Una vez que el presidente Reuven Rivlin puso su firma, Netanyahu tenía dos semanas de plazo para formar gobierno.
Después de enfrentarse en tres elecciones sin un ganador claro, y ante las encuestas que pronostican el mismo resultado en una cuarta, Netanyahu y Gantz, un ex comandante del ejército, anunciaron el mes pasado que unirían fuerzas para guiar al país durante la crisis del coronavirus y sus graves consecuencias económicas.
Gantz será ministro de Defensa durante los primeros 18 meses del gobierno y luego será primer ministro. El acuerdo, en el que cada uno tendrá virtualmente poder de veto sobre las decisiones del otro, requirió una nueva ley que fue objeto de duras críticas de la oposición y los defensores de los derechos civiles.
Este jueves a las 6:00 pm, hora local, comenzará una sesión especial del pleno de Knesset (Parlamento), se pedirá a los parlamentarios que voten la confianza en el nuevo gobierno, y si ese voto pasa, los ministros entonces jurarán.
Apoyo de Estados Unidos
El secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, visitó este miércoles Israel, en un claro gesto de apoyo al Gobierno encabezado por el primer ministro Benjamín Netanyahu junto a su ahora socio Beny Gantz.
El viaje de Pompeo, de sólo seis horas, permite a Netanyahu jurar mañana su cargo por cuarta vez consecutiva con la imagen de la cercanía de la Administración de Donald Trump y poniendo encima de la mesa tres asuntos principales que centraron hoy las conversaciones: la amenaza iraní, la pandemia de la COVID-19 y la anexión de partes del territorio controlado en Cisjordania, que los palestinos reclaman.
“Estamos a punto de formar un Gobierno de unidad nacional”, dijo Netanyahu con satisfacción en una rueda de prensa conjunta con Pompeo, en la que remarcó que este paso “es una oportunidad” para “la paz y la seguridad”, según lo establecido en el llamado Acuerdo del Siglo, el plan de Trump y su yerno Jared Kushner que abre la puerta a la anexión israelí de parte de Cisjordania, como el fértil y geopolíticamente clave valle del Jordán.
Otro de los temas abordados, en el que ambos países parecen estar en consonancia, fue la influencia de Irán en la región, sobre todo en Siria, y la preocupación de que Teherán desarrolle armamento nuclear.
Y una de las cuestiones espinosas a tratar fue el malestar estadounidense por la creciente influencia económica de China en Israel, como queda patente en sus movimientos para controlar puertos mediterráneos en el país. Según Washington, las crecientes inversiones chinas podrían suponer un peligro para Israel, al extender su capacidad para apropiarse de información y datos tecnológicos delicados del país.
Tras su encuentro con Netanyahu, Pompeo se reunió con su principal socio, Gantz, y después con Gabi Askenazí, quien se espera sea ministro de Asuntos Exteriores en el gabinete que se constituirá mañana.
El nuevo gabinete en Israel, denominado “de emergencia” por el coronavirus, solo podrá legislar durante los primeros seis meses sobre cuestiones vinculadas a la pandemia y sobre la anexión de Cisjordania. La jefatura de Gobierno será rotatoria, ostentada por Netanyahu el primer año y medio y después pasará a Gantz por un periodo igual.
Con información de AP y EFE
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