Ibiza se prepara para la catástrofe

Es el destino favorito para miles de británicos, alemanes e italianos, entre otros. Los comercios deberían estar inaugurando su temporada alta en estos días. Pero la pandemia trastocó todo. Los grandes DJ internacionales ya anunciaron que no irán este año. Muchos hoteles, restaurantes y discotecas no abrirán sus puertas. La economía de la isla entra en zona de emergencia. La principal playa de Europa, ante un verano sin turistas ni fiestas

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Cala Tarida, una de las
Cala Tarida, una de las playas de Ibiza, totalmente vacía (fotos: Sergio Fuster)

Ibiza asiste a la mayor catástrofe que sus vecinos recuerdan. Esta isla española, convertida desde finales de los 70 en la capital mundial de la fiesta, teme verse obligada a dar la temporada por perdida por el coronavirus. Los grandes DJ internacionales no irán, las discotecas no saben si podrán abrir en todo el verano, los hoteles están vacíos y las playas desiertas.Es una tragedia”, dicen los empresarios locales, conscientes de que la economía regional depende casi en su totalidad del turismo que este año no llegará. “¿Cómo vamos a sobrevivir?”, se preguntan.

Mayo es un mes clave para Ibiza, cuando las grandes discotecas como Pachá, Amnesia, Privilege y Ushuaïa celebran sus aperturas y la isla se prepara para las oleadas de visitantes extranjeros (italianos y británicos lideran las cifras, pero también llegan de Alemania, Francia, Estados Unidos y, cada vez más, Latinoamérica) que no cesarán hasta los cierres entre septiembre y octubre. Para la mayoría de los trabajadores de la isla, los ingresos de todo el año dependen de estos meses.

El gobierno español acaba de anunciar las fases de la desescalada del confinamiento, uno de los más estrictos del mundo desde que arrancó el 14 de marzo. Entre mayo y junio volverá poco a poco la normalidad, siempre que no empeoren las cifras de infectados. Pero esas medidas no tranquilizan a los trabajadores de Ibiza, que repiten dos palabras para describir su situación: “miedo e incertidumbre”.

Doy por perdido el año, ya asumo que voy a tener cero ingresos. Aunque hacia julio o agosto la isla empiece a abrirse, la normalidad va a tardar mucho más en regresar, ni siquiera en 2021 volverán a ser las cosas como antes. No soy dramático, soy realista”, dice a Infobae Juan Fluxà, quien se define como “100% ibicenco”, un empresario reconvertido en artesano que vive exclusivamente del turismo, enfocado en servicios gourmet y productos de autor como su destilería.

La Plaza Santa Gertrudis, rodeado
La Plaza Santa Gertrudis, rodeado de bares y restaurantes cerrados, suele ser uno de los puntos de encuentor de los turistas

Como él, muchos otros que tienen negocios en la isla piensan que la crisis sanitaria va a provocar una crisis económica sin precedentes. “Va a ser peor que la de 2008”, advierte Fluxà. El estallido de la burbuja inmobiliaria hizo estragos hace una década en la economía española por su dependencia del ladrillo, pero las consecuencias del Covid19 (confinamiento, aislamiento social, aeropuertos cerrados) amenaza con herir de muerte a la locomotora que aporta más del 12% al PIB nacional: el turismo.

“Las medidas que está tomando el gobierno para ayudar a los trabajadores están bien para el corto plazo. ¿Pero qué va a pasar después con los empresarios que dependen del turismo? Esto no se va a arreglar en mucho tiempo, hablar de soluciones para menos de un año es ciencia ficción”, reflexiona Fluxà, quien cree que muchas empresas en Ibiza irán a la quiebra si no se toman ya medidas extraordinarias para que puedan hacer frente a sus gastos fijos sin ingresar ni un euro.

Tras ocho años seguidos de cifras récord en los visitantes extranjeros que llegan a las playas españolas, 2020 será una fecha dramática para el turismo en España, que ya calcula unas pérdidas superiores al 60% respecto a los ingresos de 2019. En las islas Baleares este porcentaje podría ascender al 80%, según la asociación turística nacional Exceltur. La consejería de trabajo del gobierno balear estima que hasta agosto no habrá una “mínima” actividad en la región y que Ibiza será la isla más castigada junto a Formentera.

El Jardin botanico, otro punto
El Jardin botanico, otro punto turístico que se encuentra cerrado

Las autoridades locales calculan que en las Baleares podrían destruirse este año cerca de 150.000 empleos. La tragedia detrás de estas cifras tiene nombre y apellidos. El DJ Andy Laguna, un catalán que llegó hace 20 años a Ibiza, explica que la mayor parte de los trabajadores isleños pasan la mitad del año en barbecho para trabajar a destajo en la temporada alta. “A mí esto me ha arruinado directamente”, lamenta en conversación con Infobae.

Al menos un 90% de la economía de la isla gira en torno al turismo, una cifra que algunos empresarios suben al 100% porque, al fin y al cabo, todas las actividades (desde la pesca hasta la restauración) dependen de los visitantes. “Esto es un pueblo, aquí no hay nada más que hacer, es casi un monocultivo”, dice Andy Laguna, que habla de un movimiento de solidaridad entre los vecinos para ayudar a los que se han quedado sin ingresos y ni siquiera pueden comprar comida. “Al ser un sitio tan pequeño, todos nos conocemos, Ibiza es una gran familia”.

Para Mario del Pino, promotor que trabaja desde hace 12 años en Ibiza ofertando paquetes turísticos de todo incluido con fiestas en barco, discotecas, alojamiento y vuelos desde la Península, “Ibiza está ahora mismo muerta, todo el mundo está acojonado”. Advierte que muchos puestos de trabajo relacionados con la fiesta (pinchadiscos, camareros, seguridad, gogós, pequeños empresarios, promotores) van a desaparecer.

La mayor parte del comercio
La mayor parte del comercio de la isla permanece cerrado (Juan Fluxa)

Habla de una situación de incertidumbre, “todos en casa, viendo cómo pasan los días, esperando a que el gobierno diga cuándo podemos volver a nuestras vidas”. Muchos han suspendido el pago del alquiler de sus locales para este año porque no quieren arriesgarse a no poder abrir. “La gente quiere trabajar pero ahora mismo es imposible”, cuenta.

“Comprendemos que lo primero es la salud, pero para nosotros es dramático todo esto”, explica a Infobae la italiana Ingrid Erlacher, al mando de la promotora de música de baile MusicK, que vive en Ibiza desde hace siete años y a quien la pandemia cogió por sorpresa en su país. “Tenía que volver a la isla en abril para organizar la apertura de las fiestas y todavía no he podido. Este verano no habrá trabajo allí para nadie, no creo que puedan abrir los hoteles ni las discotecas”.

En Ibiza, igual que sucede en otras ciudades turísticas españolas como Barcelona, desde hace años hay un debate sobre el turismo masivo, incluso en la isla aparecieron pintadas en contra y se empezó a hablar de “turismofobia”. Se da la paradoja de que ahora la economía regional necesita a esos visitantes.

Un problema al que se tendrá que enfrentar ya no sólo Ibiza sino España cuando regrese la normalidad es el miedo de los ciudadanos de otros países a viajar al que fue uno de los puntos negros de la pandemia. El presidente del consejo de Ibiza, Vincent Marí, pide “prudencia y rigor” para adoptar con seguridad las medidas de desescalada y reconoce que es “preocupante” que Alemania u Holanda recomienden no viajar a España en 2020.

La mayoría de las casas
La mayoría de las casas que se alquilan para turistas en temporada ni siquiera se han preparado en estas semanas. Sus propietarios saben que no habrá demanda.

¿Soluciones para sobrevivir?

Terrazas y restaurantes con mamparas, distancia de dos metros en las playas, prohibidas las aglomeraciones, reducción a un tercio del aforo en bares y discotecas… Las medidas de seguridad para afrontar “la nueva normalidad” post pandemia de la que habla el gobierno español obligará a replantear el modelo de negocio en Ibiza.

Los más optimistas barajan dos escenarios: retrasar la temporada hasta invierno, con los meses fuertes de octubre y noviembre, o bien apostar por el turismo nacional hasta que los vuelos internacionales vuelvan a recuperar el tránsito normal hacia la isla.

El problema, según las fuentes consultadas, es que en esas fechas los jóvenes tendrán que estudiar o volver a sus trabajos “y no van a irse a Ibiza de fiesta”. Además, el clima es peor que en verano, cuando está garantizado el sol. Y, por otra parte, los visitantes españoles apenas generan un 20% de los ingresos un año normal. “Alguien de Madrid va a preferir coger el coche este verano y buscar una playa en el Levante, Andalucía o el Norte del país antes que subirse a un vuelo para Ibiza, donde además todo es más caro”, dice un empresario local que prefiere no dar el nombre.

José Ramón Martínez, manchego que llegó a la isla hace cuatro años y ahora trabaja en la seguridad de una cadena de hoteles de lujo, también se ha visto afectado por la emergencia sanitaria pero es optimista. “El gobierno metió mucho miedo a la gente diciendo que hasta finales de año no se abrían los restaurantes, pero según pasan los días y evolucionan las cifras, las cosas están mejorando. En el hotel donde trabajo ya han vuelto a agotar prácticamente las reservas para julio”.

La disco Paradis, en los
La disco Paradis, en los últimos años, una de las más concurridas de Ibiza

Él considera que la solución viene del “sentido común”, de ofrecer soluciones a los empresarios y ser claros con la agenda que les permita volver a la normalidad con todas las garantías de salud. “De lo contrario, se va a liar muy gorda porque la gente lo va a perder todo”, avisa en Infobae.

La mayoría está de acuerdo en que habrá que bajar los precios para volver a atraer a los visitantes. “La crisis económica va a afectar al país entero, muy pocos van a poder gastar dinero este verano”, dice Mario del Pino. Las fuentes consultadas hablan de unas cifras que se habían vuelto impagables en los últimos años en la isla, dando alas a un turismo de lujo (suites exclusivas, villas privadas, reservados con champagne) sólo al alcance de una élite.

“Ibiza nunca fue eso”, dice Andy Laguna, que recuerda una época “donde la música importaba de verdad, había buen rollo entre la gente y se respetaba la naturaleza”. Quizá, piensa, ahora sea un buen momento para replantear el futuro. “Las cosas van a cambiar para mejor, la isla no pasaba por su mejor momento, esa es la verdad”.

“Todos esos excesos se van a terminar”, coincide Juan Fluxà. “Yo ya tengo más de 50 años, no me pasa nada por vivir en una casa más pequeña, por tener un coche normal, mi pregunta es si la gente que ha vivido estos últimos años de bonanza se podrá adaptar a la nueva realidad. Todo esto nos ha dado una lección financiera: hay que trabajar de otra manera y generar ahorros para cuando vengan los malos tiempos”.

“Mis amigos en la isla me dicen que intentan ver el lado bueno y por fin podrán disfrutar de la playa sin aglomeraciones y del silencio, pero es evidente que todo esto es un drama para la economía. Con el tipo de trabajo nuestro, enfocado en la fiesta, sabemos que será lo último que importe, antes abrirán el resto de cosas. Pero la música genera mucho dinero en Ibiza, algo tendrán que hacer las autoridades”, dice Ingrid Erlacher.

De la misma manera piensa Mario del Pino. “Los que mandan se tendrán que dar cuenta de que el turismo y las discotecas crean trabajo, quizá no se pueda seguir con el salvajismo de alargar una fiesta hasta las tres de la tarde pero deben comprender que esto no es sólo Sodoma y Gomorra sino un sector esencial para la economía de la isla”.

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