El Reino Unido comunicó este sábado 621 nuevas muertes por COVID-19 en hospitales, residencias y hogares, con lo que suman 28.131 los fallecidos desde que comenzó la pandemia.
En 24 horas se han realizado 105.937 test para detectar la enfermedad, más de 100.000 por segunda jornada consecutiva, con los cuales se han detectado 4.806 nuevos contagios, informó en una rueda de prensa el ministro británico de Vivienda, Comunidades y Gobiernos locales, Robert Jenrick.
A pesar de que el Reino Unido ya ha superado el pico de la epidemia, las medidas de distanciamiento social para tratar de frenar los contagios deberán mantenerse todavía por un tiempo indefinido, argumentó Jenrick.
El Gobierno continúa trabajando en la hoja de ruta que guiará “la segunda fase de esta batalla” y que hará pública la próxima semana, recalcó el ministro, si bien aún no ha avanzado en qué fecha espera comenzar a relajar las medidas.
Jenny Harries, vice consejera médica de Inglaterra, señaló que el número de pacientes ingresados ha decrecido un 13 % en la última semana.
Insistió además en que una de las condiciones esenciales para comenzar a levantar el confinamiento de la población es que se minimice el riesgo de una segunda oleada que pueda amenazar de nuevo con colapsar el sistema sanitario.
Para ello, explicó, es imprescindible que el ratio de transmisión de la enfermedad se mantenga por debajo de la unidad, lo que indica que cada persona contagiada infecta a menos de un individuo de media.
Planes de desescalada
El coordinador del programa de test de COVID-19 británico, John Newton, recalcó que la capacidad para realizar pruebas diagnósticas masivas es la piedra angular del plan del Gobierno para controlar que no se dispara una segunda oleada de la pandemia una vez se relaje el confinamiento.
Newton sostuvo que el Reino Unido se hubiera visto obligado a decretar medidas de aislamiento a finales de marzo aunque hubiera contado ya con la capacidad diagnóstica actual, porque los contagios estaban creciendo de manera exponencial.
La posibilidad de detectar y trazar las infecciones una vez haya descendido el ratio de transmisión del virus permitirá, según esperan los expertos, controlar en el futuro la pandemia.
Ese programa se apoyará en una aplicación móvil que advertirá a los usuarios que hayan estado en contacto físico cercano con personas que más tarde dieran positivo por COVID-19, un software que comenzará a probarse en los próximos días en la isla de Wight (sur de Inglaterra).
(Con información de EFE)
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