El modelo de respuesta sueco ante la pandemia de coronavirus se convirtió en uno de los más discutidos del mundo. A contramando de la gran mayoría de los países, que impusieron confinamientos más o menos estrictos, Suecia optó por un enfoque mucho más flexible, que habilita a las personas a salir de sus casas con normalidad y mantiene abiertos los restaurantes y las escuelas.
Tanto dentro como fuera del país, esa estrategia despertó muchas críticas y las autoridades sanitarias fueron acusadas de ser irresponsables. De hecho, Suecia registra ya 21.520 contagios y 2.653 fallecidos, mucho más que cualquiera de los otros países nórdicos.
Ante las acusaciones, el argumento de Anders Tegnell, el epidemiólogo jefe del gobierno, es que es esperable que al comienzo se sienta un mayor impacto, pero que esta estrategia es más sostenible en el tiempo que las medidas de aislamiento más rígidas. Por ende, afirma que el país adquirirá antes la inmunidad colectiva —esencial para que el virus deje de ser una amenaza— y dejará de sentir más temprano que otros los efectos de la pandemia.
Suecia sumó esta semana un respaldo inesperado. La Organización Mundial de la Salud (OMS), que había promovido el confinamiento como estrategia, elogió a Suecia como modelo, sobre todo para los países que están empezando a relajar las restricciones, que se vuelven insostenibles después de un mes y medio.
“Creo que si queremos alcanzar una nueva normalidad, Suecia representa un modelo para volver a una sociedad en la que no tengamos confinamientos”, dijo Mike Ryan, el principal experto en emergencias de la OMS.
En una conferencia de prensa, Ryan desmintió que Suecia haya permitido que el virus circule libremente, sin hacer nada. “Creo que existe la percepción de que Suecia no ha tomado medidas de control y sólo ha permitido que la enfermedad se propague. Nada puede estar más lejos de la verdad”, afirmó. “Ha establecido una política pública muy fuerte en torno al distanciamiento social, en torno al cuidado y la protección de las personas en centros de atención a largo plazo”.
Pero la clave de la respuesta sueca es que, a diferencia de lo que hizo gran parte del mundo, no se basó en la imposición del Estado a los ciudadanos, apelando a multas y hasta a arrestos para quienes no cumplen, como se ha visto en otras partes. La prioridad fue persuadir a las personas de que actúen con responsabilidad.
“Lo que ha hecho de manera diferente es que ha confiado mucho en su relación con su ciudadanía y en la capacidad y la voluntad de sus ciudadanos de aplicar el distanciamiento y la autorregulación”, dijo Ryan. “En ese sentido, han aplicado la política pública a través de esa asociación con la población”.
Partes de Suecia podrían lograr la “inmunidad colectiva” al coronavirus avanzado el mes de mayo, dijo Tegnell días atrás. “Según nuestros modelos [en la Agencia de Salud Pública de Suecia], estamos comenzando a ver a tantas personas inmunes en la población de Estocolmo que está comenzando a tener un efecto en la propagación de la infección”, aseguró.
"Estos son modelos matemáticos, solo son tan buenos como los datos que ponemos en ellos. Ya veremos si tienen razón”, explicó en declaraciones a medios locales.
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