El primer ministro canadiense Justin Trudeau anunció este viernes la prohibición inmediata de más de 1.500 modelos de fusiles de asalto de calibre militar, menos de dos semanas después del peor tiroteo de la historia del país, que dejó 22 muertos.
“Estas armas fueron diseñadas con un solo y único propósito: matar al mayor número de personas en el menor tiempo posible. Y no tienen ninguna utilidad ni lugar en Canadá”, dijo Trudeau durante su conferencia de prensa diaria.
“Con vigencia inmediata, ya no está permitido comprar, vender, transportar, importar o usar armas de asalto de grado militar en este país”, agregó.
Después del tiroteo, el primer ministro dijo que su gobierno tenía la intención de “fortalecer el control de armas” para cumplir una promesa de campaña de restringir ciertas armas, un plan que inicialmente se había dejado a un lado por la propagación del coronavirus.
La Real Policía Montada de Canadá informó el martes que el pistolero de Nueva Escocia, Gabriel Wortman, había sido armado con dos rifles semiautomáticos y varias pistolas semiautomáticas.
Wortman, un mecánico dental de 51 años y sin antecedentes criminales, desató el terror en el pueblo costero de Portapique, Nueva Escocia. Catorce horas después del tiroteo, el atacante falleció en medio de una lluvia de disparos de la policía en las afueras de Halifax, a 100 kilómetros de distancia de donde inició el hecho.
El primer ministro anunció un “período de amnistía” de dos años para permitir a los propietarios de armas cumplir con la ley. La prohibición cubre 1.500 modelos y variantes de armas de fuego.
El país tiene una de las tasas de posesión de armas per cápita más altas del mundo, con un estimado de 34.7 armas de fuego por cada 100 personas, según la Small Arms Survey en 2018. Aún se encuentra muy por detrás de EEUU, que tiene cerca de 120 armas por cada 100 personas.
Si bien Trudeau prometió en 2015 que su gobierno dificultaría la adquisición de ciertos tipos de armas de fuego, no fue hasta la última campaña electoral que el primer ministro prometió una prohibición total de las “armas de asalto de estilo militar".
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