En una profundización de su férreo control sobre la población, el régimen chino ha estado instalando desde febrero cámaras de vigilancia afuera de las habitaciones de los ciudadanos para controlar el respeto de la cuarentena, según dijo el proprio gobierno y publicaron los ciudadanos en las redes sociales.
El país ha estado desarrollando lo que llama la “red de cámaras de vigilancia más grande del mundo”. En 2018, el régimen tenía instaladas más de 170 millones de cámaras en su territorio, y se estima que la cifra podría alcanzar los 626 millones en 2020.
China también tiene ocho de las 10 ciudades más vigiladas del mundo en función de la cantidad de cámaras por cada 1.000 personas, según la firma de investigación tecnológica Comparitech.
El sistema, que en muchos casos también utiliza un sistema de reconocimiento facial útil para analizar multitudes en poco tiempo, ha sido utilizado en los últimos años para desarrollar un sofisticado sistema de reputación social nacional que apunta a mantener un control estricto sobre la población.
Ahora, con la pandemia de coronavirus, ese sistema parece tener un nuevo alcance: las cámaras están siendo instaladas en las puertas de las casas. En algunos casos, incluso dentro de los departamentos, según reveló una nota de CNN.
Las instalación de los dispositivos fue informada por las autoridades de distintas zonas de país. Una oficina del gobierno de Nanjing, en la provincia oriental de Jiangsu, dijo que había instalado cámaras fuera de las puertas de las personas bajo cuarentena para monitorearlas las 24 horas del día, una medida que “ayudó a ahorrar gastos de personal y a aumentar la eficiencia del trabajo”, según una publicación del 16 de febrero en Weibo, la red social más usada en el país. En la provincia de Hebei, el gobierno del condado de Wuchongan en la ciudad de Qianan también dijo que estaba usando cámaras de vigilancia para monitorear a los residentes en cuarentena en su hogar, según un comunicado en su sitio web. En la ciudad de Changchun, en la provincia nororiental de Jilin, las cámaras de cuarentena en el distrito de Chaoyang funcionan con inteligencia artificial para detectar formas humanas, dijo el gobierno del distrito en su sitio web.
En la ciudad oriental de Hangzhou, China Unicom, un operador de telecomunicaciones de propiedad estatal, ayudó a los gobiernos locales a instalar 238 cámaras para monitorear a los residentes en cuarentena a partir del 8 de febrero, dijo la compañía en Weibo.
En la misma red social, varios usuarios publicaron fotos de cámaras que, según dijeron, fueron colocadas recientemente fuera de sus puertas, cuando comenzaron las cuarentenas en ciudades como Beijing, Shenzhen, Nanjing y Changzhou.
“Es una erosión increíble de la privacidad”, dijo al medio estadounidense Ian Lahiffe, un irlandés que se encontró una cámara de vigilancia instalada en la pared afuera de la puerta de su departamento. “Simplemente parece ser una captura masiva de datos. Y no sé cuánto de eso es realmente legal”, afirmó.
Algunos ciudadanos denunciaron que las cámaras fueron colocadas incluso dentro de sus hogares.
William Zhou, un funcionario público, contó a CNN que cuando en febrero regresó a su casa en Changzhou, en la provincia oriental de Jiangsu, un trabajador comunitario y un oficial de policía llegaron a su departamento y colocaron una cámara apuntando a la puerta de la habitación. El lugar era controlado por el trabajador comunitario a través de su teléfono inteligente. El hombre dijo que a otros vecinos también le fueron instadas cámaras en las casas, y que no fueron retiradas pese a sus protestas.
“Tuvo un gran impacto en mí psicológicamente”, dijo al medio estadounidense. “Intenté no hacer llamadas telefónicas, temiendo que la cámara grabara mis conversaciones. No podía dejar de preocuparme incluso cuando me dormía, después de cerrar la puerta del dormitorio”.
Lina Ali, una mujer escandinava residente en Guangzhou, contó que cada vez que abría la puerta de su casa para recibir entregas de comida una luz brillante brillaba desde la cámara que estaba enfocada en la puerta de su apartamento mientras estaba en cuarentena.
La mujer dijo que el personal de administración de su edificio instaló una cámara de vigilancia afuera de su puerta de entrada el primer día de la cuarentena.
“Odiaba cuando la cámara brillaba, nos dijeron que se conecta a la estación de policía”, dijo Ali a CNN. “Me hizo realmente sentir que era una prisionera en mi propia casa”.
Por otra parte, varios ciudadanos mostraron aceptar la medida vigilancia. Una usuaria de Weibo, que entró en cuarentena en su hogar después de regresar a Beijing desde la provincia de Hubei, dijo que el comité de su vecindario, un legado comunista de la era de Mao que ahora se ha convertido en la base del sistema de control social respaldado por la tecnología, le dijo de antemano que se instalaría una cámara y una alarma en su puerta principal.
“Respeto y entiendo completamente la medida”, escribió.
Un abogado en Beijing que se identificó como Tian Zengjun, dijo por su parte que no creía que la cámara fuera necesaria, “pero como es un requisito estándar, (estoy) feliz de aceptarla”.
No obstante, es posible que muchas críticas en línea sean acalladas por el régimen, que mantiene una censura estricta en internet.
En algunos casos, además, la instalación de las cámaras fue pedida por los mismos ciudadanos, ante la preocupación que posibles incumplimientos de la cuarentena por parte de los vecinos pudiera favorecer la propagación del virus en sus comunidades.
Este es otro aspecto del control ejercido por el régimen chino, que ha llenado las ciudades y las aldeas de batallones de vecinos entrometidos, voluntarios uniformados y representantes del Partido Comunista para llevar a cabo una de las campañas de control social más grandes de la historia.
Por ahora, sin embargo, parecería que las cámaras de vigilancia en las puertas de entrada son una medida temporal. Tras terminar su cuarentena, Zhou y Ali dijeron que las cámaras fueron retiradas.
Equilibrio entre protección de la salud pública y privacidad
Según los expertos, el masivo uso de cámaras en el país asiático es favorecido por una zona gris en la legislación. China no tiene una ley nacional específica para regular el uso de cámaras de vigilancia en espacios públicos. El Ministerio de Seguridad Pública publicó un proyecto de reglamento sobre cámaras de seguridad en 2016, pero la ordenanza aún está pendiente de aprobación por parte de la legislatura nacional del país. En los últimos años, algunos gobiernos locales han emitido sus propias regulaciones sobre las cámaras.
El 4 de febrero, la Administración del Ciberespacio de China emitió una directiva, pidiendo a las autoridades regionales del ciberespacio que “utilicen activamente grandes datos, incluida información personal, para apoyar el trabajo de prevención y control de epidemias”, al tiempo que protegen la información personal de las personas. La directiva prohíbe la recopilación de datos personales para el control de epidemias sin el consentimiento de organizaciones que no han recibido la aprobación de las autoridades sanitarias del gabinete de China, el Consejo de Estado.
Con le pandemia de coronavirus, la necesidad de encontrar un equilibrio entre la necesidad de proteger la salud pública y la privacidad es un debate que se está dando en varios países que evalúan la adopción de herramientas tecnológicas para controlar los movimientos de los ciudadanos y la difusión de contagio, una de las medidas que según los expertos deberán ser usadas para poder relajar las medidas de confinamiento.
También en este aspecto, China fue el país que adoptó el control más estricto a través de una aplicación móvil como “detector de contacto cercano”, que permite a la gente verificar si corren riesgo de contraer el nuevo coronavirus escaneando un código QR a través de aplicaciones móviles como Alipay, WeChat o QQ para realizar una consulta.
Incluye a las personas que trabajan juntas, comparten la misma sala de clases o viven en la misma casa; al personal médico, miembros familiares u otras personas que han estado en contacto cercano con pacientes en un ambiente cerrado y otros pacientes en la misma habitación y sus cuidadores; así como pasajeros y miembros de la tripulación que han estado en el mismo transporte con pacientes (casos confirmados y sospechosos) y casos infectados (casos leves y casos asintomáticos).
Tecnologías similares, aunque menos intrusivas, fueron usadas en países como Hong Kong, Corea del Sur y Polonia.
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