En España hace unos días en lugar de los habituales aplausos a las 8 de la tarde para agradecer la labor de los sanitarios se escucharon cacerolazos y en las ventanas de algunas casas aparecieron banderas nacionales con un crespón negro. No era sólo un homenaje a los fallecidos por Covid19 sino también un desafío al gobierno. La ausencia de datos fiables sobre muertos e infectados ha espoleado a la oposición. En lugar de unir a las fuerzas políticas, la pandemia ha acentuado la polarización.
“Esto no es una guerra como le gusta decir al Gobierno, esto es una hecatombe”, dice el líder de la oposición, el conservador Pablo Casado del Partido Popular. Acusa al presidente socialista Pedro Sánchez de “mentir” al pueblo español y esconder las cifras reales de víctimas. “¿Por qué no piden disculpas por sus errores? ¿Cuántas vidas se hubieran salvado si no se hubieran ocultado las alertas sanitarias?”, pregunta.
España, con más de 220.000 casos positivos confirmados oficialmente, es el segundo país con más contagiados del mundo, tan sólo detrás de Estados Unidos, y el tercero con más muertes: 22.524, cerca de Italia (por encima) y Francia (en cuarto lugar). A finales de marzo Madrid, la capital, era la ciudad donde el virus avanzaba más rápido en todo el planeta (registró 1.263 muertos en menos de 15 días).
El dato que más preocupa es la virulencia de la pandemia dentro de sus fronteras: 45,6 muertos por cada 100.000 habitantes, sólo superado por Bélgica. La alerta sanitaria ha empujado al gobierno español a decretar una de las cuarentenas más restrictivas desde que se declaró el estado de alarma el 13 de marzo. Desde entonces gran parte de la población (a excepción de los que trabajan en sectores estratégicos para el funcionamiento del Estado) están encerrados en sus casas.
“Si cuando se adoptan las medidas el virus está ya tan extendido, te obliga a tomar precauciones más extremas que las de otros países que iban por detrás y que han podido reaccionar más despacio, porque tienen más margen”, dice a Infobae el doctor en ingeniería Kiko Llaneras, experto en datos del periódico El País, quien cree que en febrero ya había cifras que advertían de la gravedad de la pandemia.
Una juez en Madrid investiga si el gobierno español cometió un delito de prevaricación al convocar la manifestación feminista del 8 de marzo cuando ya se conocía el peligro del coronavirus.
“Es evidente que, con lo que sabemos hoy, todos habríamos actuado diferente”, dice el mandatario Pedro Sánchez.
“El patrón de España, en realidad, se ha repetido casi país por país. Muy pocos han actuado en base a la experiencia previa. Ni cuando surgió el brote en China ni cuando después se replicó en Italia. Sólo se toman medidas cuando el problema llega a los propios hospitales”, reflexiona Kiko Llaneras, quien descarta un interés partidista del gobierno con el manejo de los cifras pero sí piensa que ha realizado una “gestión deficiente” con los datos.
Apunta a los países asiáticos como un ejemplo del que aprender. “Lo han hecho bien porque tienen experiencias previas como el SARS en 2002 y además están mejor preparados. En Singapur cualquier ciudadano puede acceder a una base de datos abierta donde hacen seguimientos detalladísimos de cada infectado, eso es súper útil porque permite controlar el virus. Algo así es impensable en España porque no tenemos los recursos”.
¿Cuál es la clave para frenar la pandemia?
Los expertos coinciden en que los test rápidos y masivos y el rastreo de los infectados son la mejor estrategia para frenar la pandemia. “Cuando los nuevos contagios se dan en cuarentena, como ha pasado en Corea del Sur o Taiwán, significa que vas por delante del virus”, explica Llaneras.
Sin embargo, uno de los problemas a los que se ha enfrentado España es que, al contrario de Alemania (quizá el mejor preparado de Europa en cuanto a recursos y hospitales), no disponía del material necesario y se ha visto obligado a improvisar. La compra de 640.000 test de antígenos defectuosos a la empresa china Bioesasy desató las críticas de sus detractores.
“Claro que hemos cometido errores, como todo el mundo”, reconocía el ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska en una entrevista por televisión.
“El problema de los datos no ha sido exclusivo de España, se ha repetido en muchos otros países que no estaban preparados”, dice a Infobae Antonio Delgado de Datadista, una organización independiente que se ha convertido en una fuente fiable para la ciudadanía, ofreciendo cada día visualizaciones de datos frente a la incapacidad de las autoridades para actualizar las cifras de la pandemia.
“Este gobierno está confinando datos”, denuncia su colega Ana Tudela de Datadista. Lamentan que no haya claridad respecto al número de test realizados, lo que permitiría tener una aproximación a las cifras reales de contagios.
Antonio Delgado cree que, en realidad, el problema no es tanto de las autoridades centrales como de las comunidades autónomas, que son quienes controlan los datos de cada ciudad. “Fue un acierto del gobierno exigir por ley a cada gobierno regional unos datos unificados para poder llevar un seguimiento ordenado, pero hay algunas comunidades que no han respondido bien”.
Las tensiones entre regiones gobernadas por distintos partidos políticos se han sumado a las críticas de la oposición desde el Congreso. El gobierno reclamó en marzo “un mínimo de lealtad y cooperación” al presidente catalán Quim Torra tras unas declaraciones a la BBC donde acusaba a España de “impedir el confinamiento” en Cataluña.
El más crítico con la gestión del gobierno ha sido el partido de extrema derecha VOX, la tercera fuerza política más votada, que acusa al gobierno directamente de haber cometido “imprudencias graves” que habrían causado muertes por el virus.
“Somos un equipo técnico. Utilizar fallos en los discursos que podamos tener, cuando estamos trabajando al límite de nuestra capacidad, para hacernos daño como equipo, no es algo decente”, respondía en una rueda de prensa el epidemólogo Fernando Simón, quien coordina la emergencia sanitaria desde el gobierno.
En Datadista asumen que otros países superarán en los números de afectados a España según avance la pandemia. “Francia es un buen ejemplo, o lo que está pasando en Estados Unidos aunque Donald Trump siga negando la realidad”. Antonio Delgado cree que “hay algunas cifras oficiales que hay que poner en cuarentena”, como las de China, Rusia o Irán: “no son fiables porque allí no hay transparencia, es imposible comprobarlas”.
España sigue el criterio de la Organización Mundial de la Salud y sus datos oficiales de muertes coinciden con las que han sido confirmadas previamente por un test positivo en coronavirus. “El problema de eso es que no sabemos cuántos test se han hecho, puede haber muchos casos que no conozcamos y que se consideren muerte por neumonía, por gripe o por otras causas”, dice Antonio Delgado.
Una demanda que se está haciendo al gobierno es que publique una columna con los muertos posibles por coronavirus, aquellos que tuvieron síntomas pero a los que no se hicieron los test. Desde el Ministerio de Sanidad consideran que eso, ahora mismo, no es relevante.
Tampoco se están teniendo en cuenta los fallecidos en las residencias de ancianos. El virus ha demostrado ser especialmente letal entre las personas mayores de 80 años (además de los pacientes con problemas respiratorios previos). La Comunidad de Madrid aportó esta semana datos que reflejan 6.334 muertes más en hospitales, residencias y hogares sociales que las 7.577 que se habían comunicado al gobierno central tan sólo de hospitales.
Llaneras cree que una buena herramienta para saber los muertos que ha habido en España por coronavirus son los datos del Observatorio de Mortalidad, que tiene en cuenta los registros civiles. “Habría en torno a un tercio más de fallecidos, pero en ningún caso sería el doble, el triple o cinco veces mayores que los que está dando el gobierno, como se ha dicho”.
Aún es pronto para conocer con detalle la magnitud de la tragedia en España. “Dentro de unos seis meses empezaremos a tener cifras fiables sobre el número de muertos”, dicen desde Datadista.
El discurso oficial ha empezado a cambiar y ya se habla de relajar el confinamiento (en principio, hasta el 9 de mayo), pero los expertos insisten en la importancia de aprender de los errores. “Se ha demostrado que los datos son una herramienta imprescindible para luchar contra este tipo de pandemias, España necesita una mayor inversión y más profesionales”, advierte Kiko Llaneras.
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