El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha calculado que el impacto económico de la pandemia del nuevo coronavirus durante 2020 expondrá a la inseguridad alimentaria severa a 265 millones de personas, casi el doble de los registros del año anterior, cuando se contabilizaron 135 millones.
Ante este espectacular aumento, esta agencia humanitaria de Naciones Unidas ha declarado “fundamental” mantener los programas de asistencia alimentaria, entre ellos los de esta organización, que alcanzan a casi 100 millones de personas vulnerables de todo el mundo.
El director ejecutivo del PMA, David Beasley, ha advertido: "No solo nos enfrentamos a una pandemia de salud a nivel global, sino, también, a una catástrofe humanitaria mundial”.
En ese sentido, Beasley ha insistido en que si no se aborda esta situación cuanto antes, amplias capas de la población mundial podría hacer frente “a múltiples hambrunas de proporciones bíblicas en unos pocos meses”, ya que, tal y como ha recordado, antes de la crisis sanitaria de la COVID-19, “821 millones de personas se van a la cama con hambre cada noche en todo el mundo”.
El informe presentado por la Red Mundial contra las Crisis Alimentarias de la PAM ha cifrado en 135 millones las personas que en 2019 tuvieron que hacer frente a severas crisis de hambruna en hasta 55 países diferentes, la cifra más alta desde que esta oficina comenzó a elaborar, junto a organismos internacionales, este tipo de estudios en 2017.
El texto ha destacado que en estos casi 100 países donde se produjo esta situación, 75 millones de niños sufrieron retraso en el crecimiento y 17 millones de ellos sufrieron delgadez excesiva.
Los principales factores que provocaron estas cifras fueron los conflictos y las guerras internas, que empujaron a 77 millones de personas –la mayoría en Sudán del Sur o en la República Democrática del Congo– a abandonar sus tierras y hogares, los fenómenos meteorológicos, que afectaron a 43 millones de personas, o las crisis económicas, las cuales golpearon a 24 millones de personas en países tan dispares como Guatemala, Haití, Pakistán, Zambia y Zimbabue.
Más de la mitad de las 135 personas que padecieron hambre severa en 2019, unos 73 millones, viven en África; en países como República Democrática del Congo, Etiopía, Sudán del Sur, Sudán y Nigeria.
En el caso de Sudán del Sur, el 61 por ciento de toda su población se encontraba en estado de crisis alimentaria, mientras que al menos el 35 por ciento de los habitantes de República Centroafricana y Zimbabue se encontraban en una situación similar.
Otros 43 millones han padecido episodios de hambruna severa en Oriente Próximo, sobre todo en Yemen, Siria y Afganistán, y Asia, mientras que el resto, 18,5 millones, habitan en América Latina y el Caribe.
Es en Sudamérica donde se halla el cuarto país más afectado por la crisis alimentaria global, Venezuela, con 9,3 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda y necesitadas de asistencia urgente, según este informe, que firma Naciones Unidas y sus distintos organismos, así como otras ONG e instituciones gubernamentales
En los países de Centroamérica –El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua– la sequía ha dejado a 3,2 millones de personas pasando hambre, mientras que en Haití, la perenne crisis política y socioeconómica continúa afectando a casi 4 millones de personas.
(Con información de Europa Press)
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