Italia celebró este martes una noticia esperanzadora en el marco de la lucha contra el coronavirus: los turistas chinos que habían sido los primeros dos casos de COVID-19 confirmados en el país se recuperaron por completo de la enfermedad. Después de tres meses de internación, fueron dados de alta del hospital de Roma donde estuvieron llevando a cabo su rehabilitación.
“¡Gracias Italia, nos han salvado!”, escribió la pareja originaria de la ciudad de Wuhan, epicentro mundial del brote, según informó el ministerio de Salud.
Este ingeniero bioquímico de 66 años y su esposa, una humanista de 65 años, se encontraban en Italia para un viaje turístico junto con un grupo de compatriotas.
Los dos turistas chinos fueron hospitalizados el 29 de enero en el Instituto Spallanzani de Roma, donde pasaron por una larga hospitalización: sufrieron crisis respiratorias y tuvieron que ser internados en cuidados intensivos. Finalmente, ambos se recuperaron gracias a una terapia que combinó el suministro de antivirales y antiinflamatorios.
El 19 de marzo fueron trasladados al hospital San Filippo Neri, también en Roma, donde realizaron su rehabilitación. La mujer en particular necesitaba un ciclo de rehabilitación neuromotora, dijo el ministerio de Salud.
“Estaban muy enfermos. Temíamos por sus vidas. Ahora se han recuperado y están bien”, dijo el director de salud de Spallanzani, Francesco Vaia, a principios de marzo. El hombre se recuperó antes que su esposa y la ayudó en el proceso de rehabilitación, dijeron los médicos.
Ayer, después de casi tres meses, pudieron dejar el hospital y finalmente regresarán a casa.
La confirmación de que los turistas habían contraído la enfermedad ocurrió en medio de una ola de racismo contra la comunidad china y en un momento en que el país, que se convertiría en el más golpeado por el brote, aún registraba pocas decenas de contagios.
Varios turistas chinos aseguraron entonces que les habían escupido en la calle; una familia de Turín fue acusada de portar la enfermedad; y varias madres de Milán usaron las redes sociales para pedir a los niños italianos que se mantuvieran alejados de sus compañeros de clase chinos.
El primer contagio local correspondió a un italiano de 38 años. Era el “paciente uno” que revelaba que el virus ya circulaba por el país. El hombre se habría contagiado del gerente de una empresa que había regresado de China el 21 de enero. Infectó al personal sanitario del hospital de Codogno, la ciudad cercana a Milán que se convirtió en el principal foco de la epidemia en Italia, así como a pacientes y a todo su entorno, entre ellos a su mujer embarazada y a su padre, quien posteriormente murió por la enfermedad.
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