El ex primer ministro israelí Ehud Olmert indicó hoy que era “tiempo de volver a la normalidad”, en una columna publicada en el diario The Jerusalem Post, uno de los más populares de aquel país. Olmert, quien condujo los destinos de Israel entre 2006 y 2009, basó su argumentación de reabrir la economía y el resto de las actividades diarias sobre números estadísticos contundentes.
“43.966 ciudadanos israelíes murieron en 2016, que es aproximadamente el 0.5% de la población del país. Muchas de las personas que murieron, por supuesto, habían sido afectadas por una enfermedad cardiovascular, a pesar de que el cáncer es la causa más común de muerte. Según informes de salud actualizados del gobierno, 11,077 de estas personas, o el 25.2%, sufrían de cáncer, el 14.6% de enfermedades cardiovasculares y el 5.8% de enfermedades infecciosas”, comienza su análisis el político de 74 años.
Olmert reconoce que el coronavirus que provoca la enfermedad COVID-19 se convirtió en el “foco” de las vidas tanto de los israelíes como del resto de los habitantes del mundo. “La cantidad de personas en Israel que murieron a causa de este virus en los últimos tres meses, desde que el brote ha sobrepasado nuestras vidas aquí en Israel, es solo el 4.5% del número total de muertes debido a enfermedades infecciosas, según los datos de muertes de Israel desde 2016”, explicó.
El hombre que condujo a Israel en dos conflictos armados contra los grupos terroristas Hezbollah y Hamás durante su corto mandato, cree que a pesar de que el número de muertes se incrementará, de todos modos el número no llegará a ser significativo dentro de todas las demás enfermedades infecciosas que atacan a la población israelí. “Estimo que para el resto del año, el número de muertes por COVID-19 continuará aumentando significativamente a diario. Con toda probabilidad, según las estimaciones y opiniones de expertos en salud pública, el número de muertes por COVID-19 seguirá constituyendo solo una pequeña porción de las muertes por enfermedades infecciosas”, remarcó.
Olmert aclaró que de ninguna manera intentaba con su argumentación desatender las recomendaciones de salud pública que realizan los expertos sanitarios o el gobierno, pero que lo mejor para el conjunto de la sociedad sería “restaurar la realidad”. “La razón por la que menciono estas estadísticas es para intentar restaurarnos a la realidad. Últimamente, hemos sido inundados con proclamas desequilibradas sobre la forma en que se libra la campaña para controlar el brote de COVID-19, y en particular, a la luz de la monumental falla del gobierno para hacer frente a esta amenaza y la resultante atmósfera de pánico y ansiedad extrema. En sí misma, esta atmósfera tóxica puede causar más daño que el peligroso virus en sí, del cual estamos tratando de protegernos”.
“Ha llegado el momento de que volvamos a la vida normal de todos los días. Todos hemos sido víctimas no solo de la amenaza de este virus peligroso, sino también del fracaso de todas las ramas gubernamentales para preparar a nuestro país para la epidemia. Además, las acciones de las autoridades han llevado a una atmósfera de intimidación que está al borde del pánico en sus esfuerzos por limitar el virus peligroso a un marco realista que no justifique las medidas de emergencia excesivas que actualmente afectan nuestras vidas”, subrayó el ex primer ministro.
Olmert lanzó una furibunda crítica a la administración actual por su falta de previsión y preparación para combatir el brote, lo que hubiera evitado el estado actual de las cosas. “Seguramente se formará una comisión de investigación estatal en algún momento en el futuro que investigará cómo se manejó la crisis COVID-19 desde el primer día en que se identificó el virus, cómo se prepararon los funcionarios de salud del país para el peligro, e incluso el teatro del pánico que el primer ministro Benjamin Netanyahu ha dirigido con gran talento y dedicación. La comisión de investigación seguramente aspirará a comprender por qué los almacenes de emergencia del ministerio de salud carecían por completo del equipo necesario para combatir esta epidemia de enfermedades infecciosas, no después de que ocurriera un brote, sino antes. Su trabajo era estar preparado en caso de que comenzara una epidemia, preparar la infraestructura logística con anticipación y asegurarse de que el equipo adecuado estuviera en stock para que pudiéramos organizarnos y detener la propagación de un virus de manera oportuna”.
El ex premier fue concluyente y puso como ejemplo un terremoto. Dijo que nadie culparía a una administración por la tragedia que acarrearía un sismo ya que nadie puede preverlos, pero sin embargo sí se lo juzgará por la forma en que manejó el después. Esta situación se profundizará en aquellas naciones cuya mala praxis haya sido evidente, antes, durante y después de la epidemia. “Si resulta que no estábamos preparados para lidiar con las consecuencias, ningún gobierno podría escapar de la culpa por su negligencia y desdén” dice. “Lo mismo es cierto con COVID-19”.
“No hay excusa para esta falta de preparación. Las autoridades tuvieron meses para prepararse antes de que el primer caso de COVID-19 apareciera en Israel. El número de pruebas actualmente disponibles sigue siendo drásticamente más bajo que el necesario para identificar posibles centros de población con brotes, de modo que puedan aislarse adecuadamente, mientras que el resto de la población, más del 90%, podría continuar con sus vidas normales y continuar trabajando", comentó. “Medidas de emergencia, cierres, niños sin escuela, más de un millón de israelíes a los que se les ha otorgado licencia no remunerada, no hay transporte público, negocios que se han declarado en quiebra y restringido el movimiento en las carreteras: estos no es el resultado de un manejo responsable de controles cuidados asociados con el peligro de la epidemia”, agregó.
“Cualquiera que busque excusas puede citar fácilmente las experiencias de otros países en un esfuerzo por ocultar fracasos”, advirtió Olmert. Sin embargo, planteó el núcleo de su opinión: “La pregunta más importante que debe responder cada país es el nivel de importancia que tiene el coronavirus contra el deterioro de los fundamentos morales de nuestros gobiernos democráticos”.
“La implementación de órdenes de emergencia, cierre masivo de áreas residenciales enteras en grandes ciudades y todas las demás restricciones que se han impuesto a los ciudadanos del Estado de Israel, especialmente la parálisis casi completa de la economía que ha llevado al desempleo masivo y la voluntad conducir a un deterioro irreparable de la sociedad, que es una amenaza estratégica para el país, no son necesarios para superar COVID-19. El primer ministro interino está haciendo esto en un esfuerzo que no tiene límites de integridad y decencia cuyo único propósito es socavar los fundamentos fundamentales de nuestra democracia para que Netanyahu pueda permanecer en el poder”, subrayó Olmert. Y añadió: “Este es el único tema en su mente y absolutamente nada más. Soy consciente de que expresar estos sentimientos implica una gran cantidad de riesgo. Los portavoces del gobierno que han sido contratados por las distintas oficinas del ministerio para promover las opiniones oficiales del gobierno no dudarán en atacar a cualquiera que se atreva a hacer tales acusaciones”.
Por último, Olmert concluyó: “Ha llegado el momento de liberar a los ciudadanos de Israel de este cierre innecesario, participar en pruebas masivas para COVID-19, devolver a nuestros hijos a la escuela y a la mayoría de nuestros trabajadores a sus trabajos. Necesitamos volver a encauzar las ruedas de nuestra economía para que el país pueda volver a la cordura y la normalidad”.
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