La comunidad médica de todo el mundo admite que el COVID-19 es una enfermedad demasiado reciente y que aún no están definidos todos los síntomas que puede producir. Por eso, semana a semana se conocen investigaciones que buscan aportar mayor claridad a su comprensión e identificación.
Al menos en Estados Unidos y en Italia se han reportado pacientes que, tras infectarse de coronavirus, notan la aparición de un extraño sarpullido en distintas partes del cuerpo. Lo más curioso es que, en algunos casos, aparece y desaperece.
El doctor Sebastiano Recalcati, del Departamento de Dermatología del Hospital Alessandro Manzoni, ubicado en Lecco, en la Lombardía, publicó días atrás una de las primeras investigaciones al respecto. “Hasta ahora no hay datos en la literatura sobre las manifestaciones cutáneas del COVID-19. Como dermatólogos, tratamos de analizar la afectación cutánea en los pacientes de COVID-19 hospitalizados en el Hospital de Lecco. Visitamos directa o indirectamente a 148 pacientes positivos e intentamos, cuando fue posible, registrar la historia clínica (...) Analizando la historia de la reciente ingesta de drogas, excluimos a 60 pacientes que habían usado alguna nueva medicina en los 15 días anteriores”, explicó Recalcati en su informe.
El médico evaluó a 88 pacientes. En entre ellos, 18 —que representarían dos de cada diez— desarrollaron algún tipo de sarpullido. En ocho casos se manifestó antes de la hospitalización y en los otros diez apareció después.
“Las manifestaciones cutáneas fueron erupción eritematosa (14 pacientes), urticaria generalizada (3 pacientes) y vesículas similares a la varicela (1 paciente). El tronco fue la principal región afectada. La comezón era baja o inexistente y las lesiones solían curarse en pocos días. Aparentemente no había ninguna correlación con la gravedad de la enfermedad. Analizando estos datos, podemos especular que las manifestaciones de la piel son similares a la afectación cutánea que ocurre durante las infecciones virales comunes”, concluyó Recalcati.
En Estados Unidos, uno de los primeros en investigar este presunto síntoma de la enfermedad fue el doctor Randy Jacobs, dermatólogo de California, que detectó un misterioso sarpullido en tres de sus pacientes diagnosticados con COVID-19. Lo más llamativo es que las marcas en la piel parecían aparecer y desaparecer, algo que no ocurre con otros sarpullidos asociados a infecciones virales como la varicela, el sarampión o incluso el dengue, según informa el portal Health.com.
“Lo que vemos es livedo reticularis transitorio, un diagnóstico dermatológico que suele estar relacionado con la autoinmunidad (...) El livedo reticularis normal suele durar mucho tiempo, a veces incluso es permanente. No es algo que va y viene”, explicó Jacobs en un artículo publicado en el Journal of the American Academy of Dermatology.
Allí publicó algunas fotos en las que se ven las ronchas y los diferentes tipos de marcas que aparecieron en distintas parte del cuerpo de sus pacientes. “No es extraño que un virus produzca un sarpullido”, sostuvo la doctora Mona Gohara, dermatóloga de Connecticut, citada por Health.com. Pero agregó que Jacobs “puede haber identificado un patrón único que podría estar asociado con el COVID-19”.
Este sarpullido, que al igual que el identificado en Italia no produce picazón, podría ser causado por la respuesta del sistema inmune ante el coronavirus. “Si es transitorio, lo que sospechamos es que un montón de partículas virales están siendo liberadas en el torrente sanguíneo en ese momento en particular”, dijo Jacobs al portal estadounidense especializado en salud. “El sarpullido en sí es causado por un bloqueo de la sangre llamado oclusión vascular”.
Si bien es necesario estudiar con mayor profundidad el posible efecto del coronavirus sobre la piel, la recomendación de los dermatólogos es unánime: no demorarse y consultar a un médico ni bien se presenta alguna erupción de origen desconocido.
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