Aunque el nuevo coronavirus SARS-CoV2 no tiene nada que ver con la influenza, ambos producen enfermedades, el COVID-19 y la gripe, que comparten algunos síntomas como la fiebre, la tos y la fatiga.
Además, ambas enfermedades, al complicarse, pueden generar casos severos de neumonía.
Los cuadros parecen ser tan similares que las comparaciones entre una y otra no han cesado desde el inicio de la pandemia. Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, ha llamado al coronavirus “gripecita” e incluso “resfriadito”.
“Nunca hemos cerrado el país por la gripe, y hemos tenido gripes terribles”, dijo, por su parte, el presidente estadounidense Donald Trump, quien se ha manifestado en contra de las severas cuarentenas por sus efectos económicos.
Durante los primeros días del brote originado en Wuhan, centro de China, y esparcido por todo al mundo hasta convertirse en pandemia, un argumento recurrente entre líderes, formadores de opinión y ciudadanos de a pie era que las precauciones tomadas y la preocupación parecían excesivas frente a lo que se creía era apenas otra gripe que probablemente generaría menos muertos y enfermos que los que la influenza se cobra anualmente en el mundo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en estos momentos cuestionada por su manejo en los primeros días de la pandemia de coronavirus, señala que cada año se registran entre 250.000 y 500.000 muertes en todo el mundo por la gripe común, con un estimado de entre tres y cinco millones de casos confirmados.
En tres meses y medio el coronavirus ha infectado a al menos dos millones de personas (se cree que el número real es varias veces superior, ya que ningún país ha logrado testear lo suficiente) y producido unas 140.000 muertes, de acuerdo al recuento de la Universidad Johns Hopkins de Maryland, Estados Unidos.
La gripe parece llevar la delantera, pero en una franja de tiempo mucho mayor y sin que nadie sepa realmente si la actual pandemia de coronavirus ha recién comenzado, se ha estabilizado o está finalmente decayendo.
En algunos países, como Italia, Francia, España y Estados Unidos, el flagelo del coronavirus ya ha superado al de la gripe común.
En Italia la influenza ha dejado en promedio un saldo de 17.000 muertes anuales en los últimos cuatro años, de acuerdo a una investigación publicada en el International Journal of Infectious Diseases y realizada por científicos italianos con base en Roma. En la temporada 2013/2014 la cifra fue tan baja como 7.027 decesos, mientras que en el invierno de 2016/2017 trepó a 24.981.
En comparación, el coronavirus produjo 22.170 muertes en apenas tres meses, por encima del promedio de muertes de gripe aunque por debajo que algunas temporadas de alta mortalidad. Aunque el COVID-19 no ha cesado de hacer estragos en el país europeo, uno de los más golpeados del mundo, y el miércoles se reportaron 525 nuevas muertes en un día.
Algo similar ocurre en España. La gripe común dejó un saldo de 6.300 muertos en el invierno pasado, de acuerdo a datos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de este país. Mientras que el Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp) y el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) estimaron que los decesos en el invierno de 2017/2018 fueron de 15.000, de acuerdo al portal Redacción Médica.
Ambas estimaciones son inferiores a los 19.130 muertos registrados hasta el momento en España por coronavirus, con la enfermedad aún causando estragos aunque se han notado señales de aplanamiento en el crecimiento de los casos. El miércoles el reporte diario llegó 551 muertes.
También en Francia las muertes causadas por el coronavirus (17.188 hasta la fecha), son superios al promedio decesos por gripe común.
Según un artículo publicado en la revista Médecine et Maladies Infectieuses, entre 2000 y 2009 el promedio anual de decesos por influenza en el país fue de 9.000. Mientras que Santé publique France, la agencia nacional para salud pública, fijo el promedio en los últimos tres inviernos en torno a los 15.000. Ambas estimaciones están por debajo de los fallecidos por coronavirus al momento, cuando el martes el país reportó 762 muertos en 24 horas.
En las últimas semanas Estados Unidos se ha convertido en el país más golpeado por el coronavirus en el mundo, con más de 640.000 casos confirmados y 31.590 muertos.
¿Cómo se compara esto a la gripe común?
De acuerdo a datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), en los últimos cinco inviernos el promedio de muertes por gripe común se encuentra en torno a las 38.000. En la temporada 2015-2016 murieron 23.000 personas, mientras que en 2017-2018 los decesos fueron 61.000, por citar los dos extremos de la lista.
Esto significa que los muertos por coronavirus están muy cerca del promedio de los muertos anuales por gripe común y que incluso han superado a inviernos menos cruentes, como el de 2015-2016, pero esto lo ha hecho en apenas tres meses y medio y mientras los decesos no paran de crecer en el país. Sólo el miércoles se reportaron 2.600 muertos en un día, récord planetario desde el inicio de la pandemia.
Todos estos números son estimaciones, y es prudente considerar que las cifras reales, tanto en casos de gripe como de coronavirus, podrían ser muy superiores. Pero permiten ver la escala de ambas pandemias, tanto el COVID-19 como la influenza estacional, y la rapidez de su crecimiento.
Poco se sabe aún sobre el nuevo coronavirus, salvo que se trata de una virus muy contagioso. Su tasa de mortalidad sólo puede ser estimada, ante la escasa información real sobre los contagios. Siguiendo el conteo de la Universidad Johns Hopkins, los muertos constituyen el 6,6% del total de casos confirmados.
Los pocos estudios realizadas sobre poblaciones acotadas, como el que llevó adelante China con los primeros 44.000 infectados, apuntan a una tasa de mortalidad de entre el 3 y el 4%.
Pero muchos investigadores y epidemiólogos sostienen que el número real se encontraría cerca del 1%, proyectando números reales de contagios de la enfermedad.
Esto es 10 veces más que la tasa de mortalidad de la gripe común (en torno al 0,1%, aunque varía en diferentes poblaciones), un enfermedad de la que la humanidad conoce mucho mejor y para la cual está más preparada.
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