Islandia ya realizó test de coronavirus sobre el 10% de su población, una cifra que ningún otro país del mundo ha logrado hasta el momento. Y con esta gran cantidad de pruebas realizadas, la nación menos poblada de Europa –con 364.134 habitantes– se encuentra en condición de ofrecer respuestas sobre el desarrollo del COVID-19 en las personas infectadas.
“El tamaño de un lugar importa porque influye en cuánto se podrá introducir el virus. No es una coincidencia que los sitios que ahora hacen las mejores investigaciones compartan esta característica”, explicó William Hanage, epidemiólogo de la Universidad de Harvard, en un artículo de USA Today.
Kari Stefansson, neurólogo islandés y director ejecutivo de la empresa biofarmacéutica deCODE genetics, agregó que actualmente Islandia puede ser uno de los mejores laboratorios de coronavirus vivos en el mundo.
Con el 10% de la población analizado, se estima que alrededor de la mitad de los islandeses en un momento dado tuvieron el coronavirus pero no lo saben. “Eso da un poco de miedo”, contó Stefansson, quien explicó que Islandia está testeando a sus ciudadanos al azar seleccionando nombres de la principal guía telefónica del país, otra estrategia de prueba a gran escala que no se ha adoptado en otros lugares. “Podrían estar transmitiendo el virus y no saberlo”, lamentó el neurólogo.
La primera ministra islandesa, Katrin Jakobsdottir, anunció este martes que a partir del 4 de mayo levantará progresivamente las medidas emprendidas contra el coronavirus, empezando por la apertura de centros de secundaria y de universidades. El día 4 también podrán reabrir las peluquerías y los museos, y aunque las restricciones impuestas para evitar multitudes seguirán en vigor a partir de esa fecha, el límite pasará de 20 a 50 personas. En cambio, las piscinas, gimnasios, cines, bares y restaurantes seguirán cerrados.
Las autoridades de Islandia explicaron que la isla ya había alcanzado su pico epidémico y que lograron “aplanar la curva” combinando testeos y un rastreo riguroso, y gracias a que la población está respetando el distanciamiento social.
Las pruebas aleatorias revelaron que entre el 0,3% y el 0,8% de la población de Islandia está infectada con COVID-19, que alrededor del 50% de los que dan positivo son asintomáticos cuando se les hace el test y que desde mediados de marzo la transmisión entre las personas que no tienen el mayor riesgo se ha mantenido estable o ha ido disminuyendo.
John P.A. Ioannidis, profesor de epidemiología de la Universidad de Stanford, dijo que los “mejores datos” sobre el coronavirus provienen actualmente de Islandia. Aunque todavía es demasiado pronto para sacar conclusiones inequívocas sobre lo que muestra esa información. Aún no hay suficientes aportes para lograr explicaciones definitivas sobre cuestiones claves tales como de qué manera se transmite la COVID-19, sobre las vacunas y por qué golpea fuerte a algunas personas y levemente a otras.
Gestur Palmason, detective policial operando como “rastreador de infecciones” del coronavirus para la Coordinación Nacional de Crisis de Islandia, reconoció que pocos lugares del mundo tienen los recursos o la combinación de factores fortuitos para la investigación que realiza Islandia.
Entre esas características figuran la lejanía de la isla, el respeto de sus ciudadanos a los estudios científicos, su infraestructura gubernamental con tecnología de avanzada, un organismo de emergencia preparado por los antecedentes de erupciones volcánicas y avalanchas y la reducida cantidad de habitantes.
“La escala es importante, pero por razones no tan obvias”, dijo Palmason. “Cuanto más pequeña sea la población, más posibilidades hay de que conozcas a alguien que esté afectado. Independientemente de lo que diga el Gobierno, es mucho más probable que quieras tomarte las recomendaciones en serio debido a esa conexión personal con el vecino –en comparación con los lugares donde hay decenas de millones de personas y desconoces a la gran mayoría–”.
La cifra total de muertes en todo el mundo por el brote del nuevo coronavirus surgido en diciembre en Wuhan, centro de China, es de 121.897 personas, con 1.945.055 casos confirmados de COVID-19 y 465.752 recuperados desde el inicio de la pandemia.
La primera muerte se produjo en Wuhan el 9 de enero. Tras 83 días se registraron 50.000 muertes y solo ocho días más tarde el número subió a 100.000. Esto muestra que la cifra se ha acelerado a una tasa diaria de entre 6% y 10% durante la última semana, y solo el jueves se informaron casi 7.300 muertes en todo el mundo, según indicó la agencia Reuters.
El surgimiento del virus
El SARS-Cov-2 es una nueva cepa de coronavirus, similar al que provocó los brotes del MERS en 2012 y SARS en 2003, que surgió en diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, en el centro de China. Se cree que los primeros contagios humanos tuvieron lugar en un mercado en el que se venden carnes de animales exóticos, los primeros portadores.
La COVID-19 comparte algunos síntomas con la gripe, puede generar neumonía y otros problemas respiratorios en sus cuadros más graves y es altamente contagiosa. Hasta el momento su mortalidad ha sido observada en torno al 6%, aunque aún faltan numerosos estudios y distintos países han reportado porcentajes muy inferiores o muy superiores a ese umbral. Los expertos, por su parte, creen que la tasa real es más baja dado que muchos casos leves y asintomáticos, cuando las personas infectadas no muestran síntomas, no se incluyen en los casos totales.
Uno de los estudios más grandes sobre la fatalidad de la enfermedad, que involucró a 44.000 pacientes en China, calculó la tasa en aproximadamente un 2,9%. El mismo estudio informó que el 93% de las muertes registradas fueron personas mayores de 50 años, y más de la mitad de ellas tenían más de 70.
Hay relativo consenso, sin embargo, en que tiene tendencia a provocar cuadros más graves, y potencialmente la muerte, en las personas de mayor edad y en aquellos con problemas médicos preexistentes, en especial diabetes, hipertensión y dificultades respiratorias, entre otros.
Tras su aparición en Wuhan, el nuevo coronavirus comenzó rápidamente a extenderse por todo el mundo, golpeando con fuerza primero en Irán, luego en Italia y el resto de Europa, y finalmente en Estados Unidos.
Si bien América del Norte ahora representa más del 30% de los casos, Europa ha informado de un número desproporcionado de muertes, debido a que los países con poblaciones de edades mayores, como España e Italia, se han visto gravemente afectados. Sólo el sur de Europa representa más de un tercio de las muertes mundiales, pese a registrar solo el 20% de los casos.
África es, hasta el momento, uno de los continentes menos afectados, así como, también, en términos relativos, América Latina, aunque allí los casos confirmados y las muertes están también creciendo rápidamente.
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