Durante un almuerzo de enero en una empresa de autopartes, un trabajador le pidió a un colega que le pasara la sal. Además del salero, en ese momento, compartieron el nuevo coronavirus, según la conclusión de los científicos.
El hecho de que su interacción haya sido documentada es el resultado de un intenso escrutinio, parte de una rara historia de éxito en la lucha mundial contra el virus.
Los compañeros de trabajo fueron los vínculos iniciales en lo que fue la primera cadena documentada de múltiples transmisiones de humano a humano fuera de Asia de COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus.
Ambos trabajaban para el proveedor de piezas de automóviles Webasto Group de Stockdorf, una ciudad alemana de 4.000 habitantes cerca de Múnich.
La compañía fue puesta bajo el microscopio global después de que reveló que a una de sus empleadas, una mujer china, se le detectó el virus y lo había llevado a la sede de Webasto. Allí lo transmitió a sus colegas, descubrieron los científicos, incluso a una persona que almorzaba en la cafetería y con la que la paciente china no tuvo contacto.
La escena del 22 de enero es una de las decenas de incidentes cotidianos que los científicos han registrado durante una búsqueda médica para rastrear, evaluar y aislar a los trabajadores infectados, para que el gobierno regional de Baviera pueda detener la propagación del virus.
La cacería ha ayudado a Alemania a ganar un tiempo valioso para fortalecer sus defensas contra el COVID-19, la enfermedad que causa el coronavirus.
El tiempo que consiguió Alemania puede haber salvado vidas, dicen los científicos.
El primer brote de COVID-19 transmitido localmente comenzó antes que el de Italia, pero Alemania ha tenido muchas menos muertes.
La primera transmisión local detectada de Italia fue el 21 de febrero. Para entonces, el Ministerio de Salud de Alemania había iniciado una campaña de información y ya había una estrategia del gobierno para abordar el virus que dependería de pruebas generalizadas.
En Alemania, hasta el momento, más de 2.100 personas han muerto por COVID-19. En Italia, con una población más pequeña, el total supera los 17.600.
“Aprendimos que debemos rastrear meticulosamente las cadenas de infección para interrumpirlas”, dijo a Reuters Clemens Wendtner, el médico que trató a los pacientes de Múnich.
Wendtner se asoció con algunos de los principales científicos de Alemania para abordar lo que se conoció como el ‘grupo de Múnich’, y asesoraron al gobierno bávaro sobre cómo responder.
Bavaria abrió el camino con las cuarentenas, que se extendieron al país el 22 de marzo.
Los científicos, incluido el director médico de Inglaterra, Chris Whitty, han reconocido que las pruebas tempranas y generalizadas de Alemania disminuyeron la propagación del virus. “Todos sabemos que Alemania se adelantó en términos de su capacidad para realizar pruebas de detección del virus y hay mucho que aprender de eso”, dijo Witty en televisión a principios de esta semana.
Christian Drosten, el principal virólogo del hospital Charite de Berlín, dijo que Alemania se benefició de que hubiera pronto un grupo con claridad. “Debido a que teníamos esta cohorte de Munich desde el principio (...) quedó claro que con un gran esfuerzo podríamos inhibir esta propagación aún más”, dijo en un podcast diario para la radio NDR en el coronavirus.
Drosten, quien se negó a ser entrevistado para esta historia, fue uno de los más de 40 científicos involucrados en los escrutinios del grupo. Su trabajo fue documentado en forma preliminar en un documento de trabajo a fines del mes pasado. El documento, aún no revisado por pares, fue compartido en el sitio de NDR.
Diarios electrónicos
Fue el lunes 27 de enero cuando Holger Engelmann, CEO de Webasto, dijo a las autoridades que una de sus empleadas había dado positivo por el nuevo coronavirus. La mujer de Shanghái asistió a reuniones en la sede de la empresa.
Los padres de la mujer, de Wuhan, la habían visitado antes de que ella viajara el 19 de enero a Stockdorf, según el registro. Mientras estaba en Alemania, sintió dolores inusuales en el pecho y la espalda y se cansaba durante toda la estadía. Pero ella atribuyó los síntomas al desfase horario.
Se puso febril en el vuelo de regreso a China, dio positivo después del aterrizaje y fue hospitalizada. Sus padres también dieron positivo. Ella les contó a los gerentes el resultado y le enviaron un correo electrónico al presidente ejecutivo.
En Alemania, Engelmann dijo que inmediatamente estableció un equipo de crisis que alertó a las autoridades médicas y comenzó a tratar de localizar a los miembros del personal que habían estado en contacto con su colega china.
El mismo presidente ejecutivo estaba entre ellos. “Solo cuatro o cinco días antes de recibir la noticia, le había dado la mano”, dijo.
Ahora conocido como el “caso cero” de Alemania, la paciente de Shanghai es una “empleada de gestión de proyectos probada y con una larga historia” que Engelmann conoce personalmente, dijo a Reuters.
La compañía no ha revelado su identidad ni la de otras personas involucradas porque, han dicho, el anonimato alienta al personal a cooperar con los esfuerzos de Alemania para contener el virus.
La tarea de encontrar quién tuvo contacto con ella fue más fácil gracias a los calendarios electrónicos de los trabajadores de Webasto; en su mayor parte, todo lo que necesitaban los médicos era consultar las citas del personal.
“Fue un golpe de suerte”, dijo Wendtner, el médico que trató a los pacientes de Munich. “Obtuvimos toda la información que necesitábamos del personal para reconstruir las cadenas de infección”.
Por ejemplo, el caso #1, la primera persona en Alemania infectada por la mujer china, se sentó junto a ella en una reunión en una pequeña habitación el 20 de enero, escribieron los científicos.
Cuando los datos del calendario estaban incompletos, dijeron los científicos, a menudo podían usar la secuencia del genoma completo, que analiza las diferencias en el código genético del virus de diferentes pacientes, para mapear su propagación.
Al seguir todos estos enlaces, descubrieron que el caso #4 había estado en contacto varias veces con el paciente de Shanghái. Luego, el caso #4 se sentó de manera consecutiva con un colega en la cafetería.
Cuando ese colega le volvió a pedir la sal, dedujeron los científicos, el virus pasó de uno a otro: se convirtió en el caso #5.
Webasto dijo el 28 de enero que estaba cerrando temporalmente su sitio de Stockdorf. Entre el 27 de enero y el 11 de febrero, se identificaron un total de 16 casos de COVID-19 en el grupo de Munich. Todos menos uno desarrollaron los síntomas.
Todos los que dieron positivo fueron enviados al hospital para que pudieran ser observados y los médicos pudieran aprender de la enfermedad.
Baviera cerró la actividad pública a mediados de marzo. Desde entonces, Alemania ha cerrado escuelas, tiendas, restaurantes, parques infantiles e instalaciones deportivas, y muchas compañías han bajado la cortina para ayudar a la causa.
(Por Jörn Poltz y Paul Carrel - Reuters)
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