Las muertes provocadas por el brote de un nuevo coronavirus surgido en diciciembre en Wuhan, centro de China, y rápidamente diseminado por todo el mundo superaron este viernes el umbral de los 100.000, de acuerdo al monitoreo realizado por la Universidad Johns Hopkins.
Al momento se han contabilizado 100.376 muertes, con 1.631.310 casos confirmados de COVID-19, la enfermedad que provoca este nuevo coronavirus, y 365.722 recuperados desde el inicio de la pandemia.
La primera muerte se produjo en Wuhan el 9 de enero. Tras 83 días se registraron 50.000 muertes y solo ocho días más tarde el número subió a 100.000. Esto muestra que la cifra se ha acelerado a una tasa diaria de entre 6% y 10% durante la última semana, y sólo el jueves se informaron casi 7.300 muertes en todo el mundo, según indicó la agencia Reuters.
El número de muertos ahora se compara con el de la Gran Plaga de Londres a mediados de la década de 1660, que mató a unas 100.000 personas, aproximadamente un tercio de la población de la ciudad en ese momento. Pero aún está muy lejos de la llamada gripe española, que comenzó en 1918 y se estima que mató a más de 20 millones de personas para cuando acabó en 1920.
El crecimiento diario registrado este viernes en todo el mundo fue empujado por las 980 muertes reportadas por el Reino Unido, su peor balance desde el inicio de la pandemia. El país acumula un total de 8.958 fallecimientos y las autoridades esperan que la situación empeore antes de mejorar.
Italia, uno de los países más golpeados del mundo por el coronavirus, reportó este viernes 570 muertes, muy por debajo de los casi 1.000 diarios de semanas anteriores, y acumula en total 18.849 fallecidos, al momento el balance más alto entre los 185 países afectados por la pandemia.
La baja en las muertes y en los contagios ha generado esperanza en las autoridades de que Italia haya pasado ya su peor momento y se encuentre reduciendo los casos.
España, el otro gran foco europeo de la pandemia, también está reportando números esperanzadores que indicarían una tendencia a la baja en los casos. Este viernes reportó 605 muertos, por debajo de los más de 900 diarios de jornadas anteriores, y acumula 15.843.
Mientras tanto, el crecimiento de los contagios y los muertos no está mostrando señales de retroceso en los Estados Unidos, que con 473.093 casos confirmados es el país más afectado del mundo por la pandemia, de acuerdo a datos oficiales de los diferentes países.
Allí también se han registrado 17.863 muertos, una cifra sólo superada por Italia, y las autoridades creen que aún no han llegado al pico.
El surgimiento del virus
El SARS-Cov-2 es una nueva cepa de coronavirus, similar al que provocó los brotes del MERS en 2012 y SARS en 2003, que surgió en diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, en el centro de China. Se cree que los primeros contagios humanos tuvieron lugar en un mercado en el que se venden carnes de animales exóticos, los primeros portadores.
El COVID-19, la enfermedad que provoca el SARS-Cov-2, comparte algunos síntomas con la gripe, puede generar neumonía y otros problemas respiratorios en sus cuadros más graves y es altamente contagiosa. Hasta el momento su mortalidad ha sido observada en torno al 6%, aunque aún faltan numerosos estudios y distintos países han reportado porcentajes muy inferiores o muy superiores a ese umbral. Los expertos, por su parte, creen que la tasa real es más baja dado que muchos casos leves y asintomáticos, cuando las personas infectadas no muestran síntomas, no se incluyen en los casos totales.
Uno de los estudios más grandes sobre la fatalidad de la enfermedad, que involucró a 44.000 pacientes en China, calculó la tasa en aproximadamente un 2,9%. El mismo estudio informó que el 93% de las muertes registradas fueron personas mayores de 50 años, y más de la mitad de ellas tenían más de 70.
Hay relativo consenso, sin embargo, en que tiene tendencia a provocar cuadros más graves, y potencialmente la muerte, en las personas de mayor edad y en aquellos con problemas médicos preexistentes, en especial diabetes, hipertensión y dificultades respiratorias, entre otros.
Tras su aparición en Wuhan, el nuevo coronavirus comenzó rápidamente a extenderse por todo el mundo, golpeando con fuerza primero en Irán, luego en Italia y el resto de Europa, y finalmente en Estados Unidos.
Si bien América del Norte ahora representa más del 30% de los casos, Europa ha informado de un número desproporcionado de muertes, debido a que los países con poblaciones de edades mayores como España e Italia se han visto gravemente afectados. Sólo el sur de Europa representa más de un tercio de las muertes mundiales, pese a registrar solo el 20% de los casos.
África es, al momento, uno de los continentes menos afectados, así como también, en términos relativos, América Latina, aunque allí los casos confirmados y las muertes están también creciendo rápidamente.
En muchos países, además, los datos oficiales incluyen sólo muertes reportadas en hospitales, no aquellas en las casas u hogares de ancianos.
En consecuencia de la pandemia la inmensa mayoría de los países del mundo han ordenado o recomendado medidas de aislamiento social, reducción del contacto físico y un fortalecimiento de la higiene para combatir su expansión. En muchos casos también se han decretado cuarentenas selectivas, orientadas a las personas de riesgo o a los viajantes provenientes de países infectados, o universales y obligatorias, ordenando a todas las personas que permanezcan en casa.
De esta manera, se ha tenido éxito en reducir la velocidad de contagios, aunque también han surgido serias preocupaciones por el impacto económico de estas cuarentenas, que afectan a la demanda de todo tipo de bienes y servicios y a las fuentes de trabajo de millones de personas.
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