Un neumonólogo de Wuhan que lleva meses luchando contra el coronavirus advierte: “No podemos relajar la vigilancia”

El especialista reclama que otros países “no hayan aprendido la lección” que dejó la batalla contra la epidemia en la ciudad donde brotó la enfermedad

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El doctor Hu Ke, especializado
El doctor Hu Ke, especializado en enfermedades respiratorias, trata desde diciembre a pacientes de COVID-19 en la ciudad de Wuhan, la cuna de una pandemia que todavía tiene en jaque al mundo. EFE/EPA/ROMAN PILIPEY

El doctor Hu Ke, especializado en enfermedades respiratorias, trata desde hace más de dos meses a pacientes críticos de COVID-19 en la ciudad de Wuhan, la cuna de una pandemia que todavía tiene en jaque al mundo.

Este neumólogo de 55 años recibe a la agencia EFE en el Hospital Popular de la Universidad de Wuhan, donde ejerce además como profesor de medicina pulmonar y forma parte del equipo provincial de expertos designado para combatir la enfermedad.

¿En qué situación nos encontramos ahora?

Ahora, el Gobierno está dando mucha importancia a los llamados pacientes asintomáticos, así que no podemos relajar la vigilancia. Hay cada vez menos de este tipo de pacientes, y hay cada vez menos casos. Ocasionalmente, uno o dos. Pero los asintomáticos no son muchos.

¿Cuál fue el peor momento que vivió desde que estalló el brote?

En la primera etapa de la epidemia, el número de casos crecía rápidamente. A mediados de enero los pacientes no dejaban de aumentar y las camas de los hospitales eran limitadas. En aquel momento, había demasiados pacientes y no dábamos abasto. Fue complicado.

Hu Ke, especializado en enfermedades
Hu Ke, especializado en enfermedades respiratorias (EFE)

¿Qué medidas se tomaron para revertir a la situación? ¿Cómo se afrontó el colapso hospitalario?

El Gobierno tomó entonces medidas acertadas. En un periodo corto de tiempo se construyeron los hospitales de Huoshenshan y de Leishenshan, y se requisaron centros sanitarios privados para tratar pacientes. Ingresamos a todos, construimos espacios para aislar a los pacientes con síntomas más leves. Se usaron para eso gimnasios, espacios públicos.

Al mismo tiempo, llegó personal médico de otras provincias para ayudarnos a tratar a los enfermos. Creo que esto es lo más importante que deberían hacer otros países también.

Así que se dieron tres pasos. El primero, construir esos nuevos hospitales. El segundo, traer más de 40.000 profesionales médicos de otras partes del país para ayudar aquí. Tercero, pedir al país que nos aportara urgentemente equipos de protección y otros equipos médicos para solucionar ese problema.

¿Qué hubiese pasado si no se hubiese cerrado Wuhan?

El cierre tuvo lugar en la víspera de las vacaciones por el Año Nuevo chino. Este periodo supone la migración más grande del planeta. Es la tradición china volver a casa para visitar a los familiares. Nuestra población se movería en grandes números, más que ningún otro país. Para nosotros, esta medida era imprescindible.

Controles y desinfecciones en las
Controles y desinfecciones en las estaciones de trenes de Wuhan (Reuters)

¿Otras ciudades deberían seguir su ejemplo?

El cierre de Wuhan fue muy importante. No sólo Wuhan: también otras ciudades pequeñas en la provincia de Hubei cerraron. Cerrar la ciudad, el transporte público, prohibir las aglomeraciones... fueron claves para prevenir que el brote se extendiese. Son medidas de control y prevención importantes. Wuhan tiene una población de más de diez millones de personas: hace falta determinación para tomar una decisión así.

Sin embargo, otras ciudades en el mundo no han optado por cuarentenas tan estrictas o lo han hecho tarde...

Aunque no hayan cerrado ciudades en otros países, se ha pedido a la gente que trabaje desde casa. Restringir el movimiento de la población también tiene ciertos efectos. El principio es el mismo que el que se siguió en Wuhan. Después de tomar estas medidas, los países europeos han conseguido ralentizar el crecimiento de casos. Estados Unidos sigue siendo un problema.

Países como Irán también son un problema. Algunos países religiosos tienen como costumbre reunirse en sitios cerrados, lo que provoca aglomeraciones. Las medidas chinas fueron obligatorias, que se cumplan correctamente es también muy importante. Cada país tiene costumbres y culturas distintas, y es normal que las medidas cambien según el país, pero la lección es la misma para todos.

¿Cree que Wuhan debió haber tomado medidas antes?

No se puede hablar de los primeros días porque no teníamos experiencia para tratar con este problema. Cerrar la ciudad fue una decisión difícil. El resto la ha tenido que tomar también. ¿Tenían otros países que haber tomado medidas antes? Nadie lo sabe. No podemos ver la gran foto de esta epidemia y es difícil tomar decisiones. No podíamos saberlo todo. Pero sí sabemos que después de dos o tres meses de duro trabajo, hemos contenido el virus. ¿Por qué otros países no aprendieron la lección?

¿Cuál es el principal riesgo para China ahora?

Esto es una pandemia. Decenas de miles de personas están enfermas, sin contar a los asintomáticos y a los que no se les ha hecho pruebas. Pueden ser cientos de miles. El brote en Wuhan se ha contenido. China tiene ahora dos problemas: uno, los llamados casos “importados”. Hay muchos estudiantes y trabajadores chinos fuera y quieren volver al país. Muchos de ellos tienen miedo, no se sienten seguros fuera. China es el país más seguro ahora mismo y es más sencillo encontrar tratamiento aquí.

Pero fuera es distinto. He oído casos de personas que no pueden acceder a tratamiento si sólo presentan fiebre, o que tienen que pagar una millonada por ellos si no cuentan con un seguro médico.

¿Cuándo volverá la normalidad a China?

La epidemia está prácticamente bajo control en China. No hay un momento concreto en que se pueda decir que se ha superado. Creo que los casos asintomáticos no van a ser un gran problema. El problema ahora aquí son los casos importados y su impacto. No hay una fecha porque dependerá de cómo se desarrolle la situación en el resto del mundo. Debemos protegernos de esos casos, y de ahí las cuarentenas de 14 días que se han impuesto a los que lleguen de fuera.

En cuanto a un rebrote, hay gente asintomática que podría estar en el periodo de incubación, pero repito, esto va a ser limitado. Creo que con el verano la epidemia acabará, para junio ya no va a ser un problema. Tenemos que seguir la situación fuera, si se puede controlar. Pero en lo que respecta a China, soy muy optimista. Otras ciudades y provincias han vuelto a la normalidad y Hubei lo está haciendo ya. Wuhan volverá a la normalidad muy pronto.

Personal médico sale de Wuhan
Personal médico sale de Wuhan tras el levantamiento de las restricciones de viaje, luego de más de dos meses (Reuters)

¿Cuál es su diagnóstico para el resto del mundo?

No me atrevo a hacer una predicción. Hay más de 200 países y regiones en la que el coronavirus está presente. He oído noticias como lo de que el Reino Unido quería llevar a la práctica una política de “inmunizar” a la población. He oído que hay gente a la que se le recrimina usar mascarilla. Esto es algo que no entiendo. No estoy enfermo, pero tengo la libertad de usarla. Es erróneo pensar que sólo se usa mascarilla si estás enfermo. No son inútiles, al contrario. Es una medida de prevención proactiva. Este es mi punto de vista, al menos, y la experiencia de China en ese sentido ha sido satisfactoria.

El resto del mundo tiene que seguir tomando medidas. El periodo más corto de tiempo para superar el brote es un mes. El máximo debería ser poco más de dos, según la experiencia de Wuhan. Claro que aquí ha llegado material, el personal médico desplazado a Wuhan no se infectó, etcétera. Al principio muchos médicos aquí también se contagiaron. Pero los que llegaron después, no. ¿Por qué? Por una buena protección. Si los doctores de Nueva York tienen miedo de ir a trabajar, si no tienen mascarilla o trajes, se enfrentan a un gran problema.

¿Cuántos pacientes ha tratado usted en total?

He tratado pacientes de COVID-19 casi cada día desde finales de diciembre hasta ahora. Casi cien días. Hoy es una excepción. Estoy a cargo de la planta decimocuarta del tercer edificio. En esta planta hay espacio para 50 pacientes. Como mucho, hay entre 46 y 48, porque reservamos dos camas. Ahora habrá alrededor de 26. Si no hubiese accedido a esta entrevista hoy, ahora estaría visitando a mis pacientes. Cada día, si no tengo una reunión u otra cosa que hacer, estoy siempre de guardia.

No sé cuántos pacientes he tratado ya. En enero recibíamos consultas desde las 08.00 hasta las 19.00, unos 150 pacientes al día.

¿Qué tipo de pacientes trató en su hospital?

Nuestro hospital lo destinaron al trato exclusivo de pacientes en estado crítico. Los cuidados intensivos en los hospitales son limitados. Hemos acondicionado muchos de ellos para poder atenderlos. Hasta ahora, hemos ingresado a unas 1.500 personas.

¿Qué le ha ayudado usted a tratar a tantas personas?

La experiencia del síndrome respiratorio agudo y grave (SARS) en 2003. Estoy especializado en problemas respiratorios y trato neumonías desde hace mucho tiempo. La diferencia es la cantidad de pacientes. El pánico y la ansiedad se transmiten también. He trabajado durante casi cien días, pero me he protegido bien y no me he contagiado.

¿Qué opina de los certificados médicos vinculados al teléfono móvil?

La supervisión es muy importante. Todo el mundo en Wuhan tiene un certificado de salud que está vinculado a nuestro sistema sanitario. La diferencia es que ese certificado ahora se actualiza constantemente y se vincula a las aplicaciones de los teléfonos móviles. Si estás contagiado, el código aparece rojo. Si has estado en contacto o cerca de una persona que después ha dado positivo, tu código pasará de verde a rojo inmediatamente. Sólo damos certificados de salud a la gente que está sana.

La gente va a salir y entrar de Wuhan y debemos mantener un alto nivel de vigilancia en todo el país. Soy optimista, creo que no va a haber una segunda oleada de coronavirus en China. Habrá de vez en cuando algunos pacientes nuevos, alguna docena, pero eso es normal. Es como una pequeña chispa después de un gran incendio.

Algunos medios, incluyendo medios chinos, han publicado noticias que apuntan a que el número de fallecidos en Wuhan es mucho mayor a tenor de la actividad en los crematorios. ¿Qué opina de esto?

Eso son especulaciones de los periodistas. ¿Tienen datos? ¿Qué datos tienen como para afirmar algo así? La verdad es que nadie lo sabe. No digo que no hubiera casos (de fallecidos que no fueron contabilizados como decesos por COVID-19), puede tener algo que ver con la tradición de los chinos. Hay gente que vive en el campo que, cuando enferma, prefiere morir en casa. Por otra parte, tampoco se puede decir que como hay gente que murió en casa lo hizo de COVID-19, pueden haber fallecido por cualquier otra enfermedad. Los periodistas dicen que como hay gente que murió en casa la cifra debe de ser mayor. Pues igual están difundiendo rumores.

¿Podría un paciente de COVID-19 en tratamiento irse a morir a casa?

Por supuesto que no. Es imposible que nuestro hospital le dejara salir.

(EFE)
(EFE)

Después de terminar la entrevista, el doctor Hu nos acompaña hasta el coche y afirma que China será primera en obtener la vacuna, en apenas unos tres meses: una pregunta a la que ha preferido responder sólo cuando se han apagado las cámaras.

(Con información de EFE)

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