Desde que comenzó la pandemia del COVID-19 la restricción de los destinos internacionales, el temor de la población y los consejos de salud pública redujeron el transporte aéreo a la menor cantidad de pasajeros en 10 años. Muchos países han instituido prohibiciones de viajes y muchos otros ofrecieron alertas sanitarias de los niveles más altos para reducir la transmisión del nuevo coronavirus.
Incluso los vuelos internos están desaconsejados, pero en algunas situaciones las personas necesitan transportarse y deben subir a un avión, cuyo diseño hace imposible un adecuado mantenimiento de la distancia social. Las emergencias siguen sucediendo y no siempre el viaje en carretera es posible, según los trayectos, ya que no habrá restaurantes o baños accesibles, por ejemplo, debido al cierre de todos los comercios que no son imprescindibles.
La aerolíneas han realizado diversos cambios para adaptarse a la pandemia, como “mantener la distancia social a bordo al limitar los asientos en los que las personas se pueden sentar”, ilustró CNN. “American Airlines y United crean distancia donde sea posible y no ubican pasajeros en los asientos centrales. También permiten cambio de asiento una vez que todo el pasaje está a bordo en el caso de que alguien se sienta incómodo”.
Otros operadores, como Alaska Airlines, permiten la cancelación o la reprogramación de un vuelo a quien no pueda ser acomodado a la debida distancia social de los demás. Esa medida es, según la Organización Mundial de la Salud, dos filas de distancia entre los pasajeros.
Actualmente las autoridades de seguridad aeroportuaria hacen una excepción a la prohibición de los líquidos a bordo y permiten que las personas suban a las aeronaves con alcohol en gel de hasta 350 mililitros (12 onzas) en su equipaje de mano. Llevarlo, u otra forma de desinfectante, es el primer consejo que ofreció Simple Flying. Sin embargo, recordó el sitio de viajes, “lavarse las manos con agua y jabón es sin dudas el método más efectivo para detener al virus, así que hay que hacerlo regularmente en todas las instancias del viaje”. También hay que tener precauciones en el uso de los baños del avión, al tocar objetos como el picaporte o las canillas.
A bordo, siguió, “puede ser una buena idea elegir un asiento de ventanilla para evitar el tráfico de pasajeros en el pasillo”. También aconsejó “limpiar la bandeja y el cinturón de seguridad”. Si bien muchas aerolíneas han anunciado limpieza extra de sus aviones, “no existe garantía de que cada superficie haya sido higienizada a fondo”, agregó FCM Travel Solutions, que aconsejó pasar un trapo con desinfectante, además, al apoya brazos, el bolsillo del asiento frontal, el conducto de aire, la pantalla táctil del entretenimiento a bordo, el apoya cabezas y la persiana de la ventanilla. “El mismo consejo es sensato para otros artículos que los viajeros suelen usar con frecuencia, como el control remoto del televisor en el hoteles”, agregó, “como lo es también limpiarse las manos después de viajar en los buses del aeropuerto y los taxis, o tocar barandillas y ascensores”.
Debido a que la baja humedad en las cabinas de los aviones reseca las membranas mucosas de los ojos, la nariz y la boca, lo cual las hace menos eficaces para bloquear los virus, conviene recurrir a “aerosoles nasales que humecten y limpien la nariz”, agregó FCM. También conviene beber bastante agua para compensar la sequedad del ambiente.
Como casi todas las aerolíneas han cortado o limitado su refrigerio durante el vuelo, para reducir el contacto, “se anima a los pasajeros a que lleven su propia comida y bebida a bordo”, siguió CNN. Delta, por ejemplo, limita su servicio según la duración del trayecto y solo ofrece agua en general. Todas reemplazan los vasos plásticos en caso de que alguien solicite más bebidas.
Desde luego, si alguien se siente mal no debe viajar, recordó FCM. “Cada vez más aeropuertos realizan chequeos de temperatura para los pasajeros que llegan, salen o están en tránsito, así que existe la posibilidad de que a alguien se le niegue el abordaje si tiene fiebre aunque no esté relacionada con el COVID-19”, señaló. Simple Flying sugirió prestar más atención que nunca a los anuncios de la aerolínea y del personal del aeropuerto, además de tener paciencia porque “es probable que el control y la inspección de los pasajeros tome más tiempo de lo habitual, en ambos puntos del viaje”.
Los aeropuertos de los Estados Unidos aconsejan que los viajeros sigan las guías de viaje seguro del Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC), entre las cuales están el lavado de manos frecuente durante al menos 20 segundos y utilizar una mascarilla para tapar boca y nariz. En muchos los salones VIP de las aerolíneas están cerrados y los restaurantes que no lo están también funcionan con horarios restringidos, por lo cual las esperas sucederán probablemente en las áreas comunes. Algunos cierran los baños cada dos horas para desinfectarlos; otros, como el de Los Angeles, cada hora.
Por último, analizó Simple Flying, si alguien viajó y quedó varado en un país que no es el suyo porque se cerraron las fronteras, “muchas aerolíneas, incluso las que han dejado en tierra su flota entera, han dicho que mantendrán algunos aviones en servicio para vuelos de repatriación coordinados con los gobiernos”. Para lograr un asiento en alguno es necesario comunicarle al consulado del país de origen, mediante la oficina local más cercana, la situación personal y los datos de contacto.
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