El Reino Unido registró este martes su cifra más alta de muertes por coronavirus en las últimas 24 horas: 854 fallecidos, lo que elevó el saldo total a 6.227 decesos.
El sistema sanitario de Inglaterra confirmó la muerte de 758 personas, y las autoridades de Escocia, Gales e Irlanda del Norte anunciaron otras 96.
Los pacientes en Inglaterra tenían entre 23 y 102 años; 29 de ellos, entre 23 y 99 años, no tenían condiciones de salud preexistentes conocidas.
Escocia reveló que se habían registrado 74 muertes más en las últimas 24 horas, junto con 19 en Gales y tres en Irlanda del Norte.
Un balance posterior del Ministerio de Salud rebajó el número de muertos diarios a 786 personas, hasta un total de 6.159 decesos.
Los contagios confirmados han avanzado en 3.634 personas, hasta 55.242 casos positivos, tras haber realizado pruebas diagnósticas a 213.181 individuos desde que comenzó la crisis del coronavirus.
El número de muertos es casi el doble de los 437 anunciados ayer y marca un nuevo mínimo para Gran Bretaña en su batalla contra la epidemia. En las últimas semanas, los científicos predijeron que el pico del brote llegaría en Semana Santa.
Así, el país estaría entrando en el periodo más complicado de la emergencia mientras el primer ministro Boris Johnson permanece en cuidados intensivos tras un deterioro de su salud debido al nuevo coronavirus. Este martes, esforzándose por calmar la preocupación, el Gobierno informó que el mandatario no tiene neumonía y respira sin ayuda.
Único líder de una gran potencia enfermo de covid-19, Johnson, de 55 años, fue ingresado en el Hospital St Thomas de Londres el domingo para ser sometido a pruebas debido a que sus síntomas persistían al cabo de diez días.
El lunes, su salud se deterioró y fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos.
La noticia conmocionó al Reino Unido, especialmente después de que el siempre optimista Johnson tuitease desde su cama de hospital que tenía el ánimo alto y sus colaboradores insistiesen que “seguía al mando”.
El gobierno “sigue adelante”
En una ronda de entrevistas matinales por los principales medios de comuniciación, el ministro del gabinete Michel Gove insistió el martes en que “el trabajo del gobierno sigue adelante”.
Sin embargo, el propio Gove tuvo que ponerse en aislamiento debido a que un miembro de su familia comenzó a mostrar síntomas de COVID-19.
Mientras el primer ministro esté incapacitado, el ejecutivo estará encabezado por el ministro de Relaciones Exteriores, Dominic Raab, quien también compareció la víspera con un mensaje tranquilizador: “el primer ministro está en buenas manos”.
Para Andrew Gimson, biógrafo de Johnson, su hospitalización conmociona por contraste con su habitual optimismo, energía y predisposición para “animar a la gente y motivar a quienes le rodean”.
“Ahora es él el afectado” y esto “es totalmente inhabitual para todos”, dijo a la BBC.
La noticia despertó una ola de reacciones internacionales.
“Todos los estadounidenses están rezando por su recuperación”, aseguró el presidente Donald Trump.
Ante la magnitud de la crisis sanitaria, la reina Isabel II se dirigió el domingo al país en un discurso televisado poco habitual, el cuarto en sus 68 años de reinado.
La monarca se mantiene informada del estado de salud de su primer ministro, según el Palacio de Buckingham.
En un mensaje escrito desde el castillo de Windsor, al oeste de Londres, la soberana, de 93 años, dio el martes las gracias al personal sanitario por su “compromiso desinteresado” y su “entrega” en “las circunstancias más difíciles”.
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