Corea del Sur fue el segundo país en sufrir el brote de coronavirus después de China, antes de que fuera declarado pandemia por la Organización Mundial de la Salud. En muy poco tiempo, cuando aún no se comprendía cuál era la dinámica del virus, se encontró con más de 909 casos nuevos en un solo día, y parecía ir rumbo a un colapso.
Sin embargo, la combinación de lecciones aprendidas —en 2015 había pasado por otro brote, el del MERS— con un sistema de salud robusto y eficiente, le permitió aplanar rápidamente la curva de contagios. Desde hace dos semanas, los nuevos casos positivos diarios no superan los 150, lo que permite su asimilación por parte de la infraestructura sanitaria. Con un total de 9.786 infectados y 162 muertos, tiene ya a 13 países por delante, aunque probablemente serían más si todos hicieran la enorme cantidad de tests que hace Corea.
En una videoconferencia con periodistas organizada este martes por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la doctora Seon Kui Lee, directora de la División de Evaluación de Riesgos y Cooperación Internacional del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Corea del Sur (KCDC), dio algunos consejos para contener la pandemia en base a la exitosa experiencia coreana.
“Lo más importante es estar preparado. Siempre tratamos de estimar cuál sería el peor escenario y organizamos el sistema desde temprano en torno a eso. Nuestra primera estrategia fue encontrar los casos lo más rápido posible. La detección temprana es muy importante, es algo que aprendimos de nuestra experiencia con el brote de MERS en 2015. Además es necesario imponer algunas restricciones a la población, para que se cumpla con el distanciamiento social. Y hay que concentrar los recursos en los grupos de alto riesgo, porque son los que pueden derivar en casos severos que incluso lleven a la muerte”, explicó Lee.
Una de las claves del modelo coreano para lidiar con la pandemia fue el uso masivo de tests para detectar infectados antes de que la enfermedad se agrave. El Estado instaló cabinas en distintos puntos del país, para que las personas con ciertos síntomas puedan ir en sus propios autos a verificar si tienen el coronavirus o no.
“En Corea solo usamos los tests PCR (sigla en inglés de Reacción en Cadena de la Polimersa) —continuó Lee—. Algunas compañías están desarrollando otros tipos de test, que son más rápidos, pero su precisión no es tan grande. Para los países que no tienen laboratorios de PCR, puede que sean una buena alternativa, pero la precisión es muy importante. Si perdemos un solo caso positivo puede llevar a muchas más personas infectadas y a que se genere un nuevo racimo de casos”.
El sistema de pruebas le permitió a Corea empezar a controlar la propagación del virus sin necesidad de decretar un confinamiento absoluto como hicieron otro países, con consecuencias económicas mucho más duras. Para eso fue también muy importante el uso de la tecnología, en particular una aplicación para celulares que permite seguir el rastro de las personas infectadas para que el resto de la gente pueda saber si estuvo en el mismo lugar con ellas, y tomar medidas preventivas en ese caso.
“Las personas a veces no se acuerdan dónde estuvieron y con quiénes se vieron. Entonces, para esos casos apelamos a la aplicación. Pero respetamos la privacidad, no seguimos la ubicación de todo el mundo. Y abrimos esa información al público mostrando solo los lugares públicos en los que estuvieron, para que otros sepan si estuvieron en contacto. Esto está autorizado por ley”, dijo Lee.
Uno de los problemas que están enfrentando muchos países alrededor del mundo, tanto pobres como ricos, es la escasez de equipamiento médico, ya que en ningún lugar puede haber material suficiente para enfrentar una emergencia de esta magnitud. Lee admitió que esto ocurrió también en Corea en ciertos lugares, pero contó de qué manera sortearon el escollo.
“Teníamos una reserva de equipamiento especial de protección y distribuimos una parte cuando comenzó el brote. Tratamos de mantener siempre cierto numero en stock, para que el personal médico pudiera utilizarlo. En algún momento nos quedamos con faltantes, y entonces priorizamos a los profesionales que trabajan con los casos más severos, en las salas de cuidados intensivos. En cuanto al uso de mascarillas por parte del público, nosotros recomendamos que las usen solamente quienes tienen síntomas. Pero como el COVID-19 muestra muy pocos síntomas en muchos casos, también recomendamos su uso a quienes por su trabajo estén en contacto con mucha gente. Como tenemos faltantes de mascarillas para la población, el Gobierno las suministra a 1,5 dólar cada una, pero permite comprar un máximo de dos por persona cada semana”.
Hacia una “nueva vida normal”
Otro consejo de las autoridades coreanas es desarrollar una estrategia comunicativa muy activa y coordinada, para que no haya discursos contradictorios. Como una de las claves para contener la propagación de la pandemia es que los ciudadanos acepten un cambio importante de conducta en su vida cotidiana, los mensajes deben ser claros y precisos.
“Hacemos dos sesiones informativas cada día, una del Ministerio de Salud y otra del KCDC, y siempre damos mensajes a la población acerca de cómo tiene que comportarse. Además, usamos todo tipo de medios para comunicarnos, porque es un eje muy importante para cambiar la conducta de las personas. Tenemos un departamento de comunicación dentro el KCDC que desarrolla distintas estrategias (...) Por otro lado, el primer ministro organiza reuniones de gabinete y luego difunde el contenido. Todos tratamos de seguir esa línea para que haya una sola voz”.
Una dimensión adicional de la comunicación está destinada a ayudar a las personas a sobrellevar las consecuencias psicológicas de tener que pasar mucho tiempo distanciada de seres queridos y, en algunos casos, totalmente recluidas. Por eso siempre hay un énfasis en difundir mensajes positivos, a la par que se habilitó un servicio de consultas psiquiátricas por teléfono para aquellos que necesiten contención.
Por último, la doctora Lee se refirió al futuro, a cómo se prepara Corea para reanudar muchas de las actividades que debieron cancelarse por la pandemia. El mensaje que busca transmitir el Estado a la población es que habrá que adaptarse a una “nueva vida normal”. De a poco, se podrán hacer cosas que en estas semanas estuvieron vedadas, pero para evitar un nuevo brote será imperioso mantener muchas de las precauciones aprendidas en esta etapa, con el distanciamiento social como puntal.
“Ahora estamos haciendo una fuerte campaña de distanciamiento social, para ir preparándonos para volver gradualmente a una nueva vida normal. No va a ser la misma vida normal que antes del COVID-19, tiene que ser diferente. Debemos cambiar nuestros estilos sociales de vida, evitando las grandes reuniones en las que se juntan muchas personas, y tenemos que tomar más distancia”, explicó Lee.
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