La pandemia del coronavirus expone las actitudes humanas más altruistas y las más canallas, al mismo tiempo. Grupos terroristas de ultraderecha, jihadistas musulmanes y paranoicos de toda cepa están aprovechando la crisis para justificar sus acciones, señalar al enemigo como el culpable y determinar que todo esto se trata de una venganza de Mahoma o Cristo o el Mahdi contra los no creyentes. Y hasta apareció un extremista racista y antigobierno estadounidense que estaba planificando un atentado con coche-bomba contra el principal hospital para atender víctimas del Covid-19 en Kansas.
La posición de los terroristas de origen musulmán depende de si tienen o no territorio bajo su control. Los que gobiernan áreas densamente pobladas piden a sus milicianos que no se expongan al virus y que sigan las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Los otros, los que se mueven en las sombras, se dedican a lanzar en las redes sociales teorías sobre “la venganza” encarnada en el virus para castigar a Occidente. Entre los grupos de odio neonazis se difunden mensajes xenofóbicos, antisemitas y racistas relacionados con el coronavirus. Aplauden a líderes como el húngaro Viktor Orban que culpó de la pandemia a “los inmigrantes” y Donald Trump que habla de “ese virus chino”. La organización Live after hate que monitorea las actividades de estos grupos, informó que los mensajes de ese tipo en los foros y redes sociales aumentaron en las últimas semanas más de un 20%. Brad Galloway, un especialista en el tema, dijo a la revista Time que “esta gente está buscando cualquier tipo de resquebrajamiento en el entramado de la sociedad para lanzar sus mensajes de odio. En este momento, estamos todos muy frágiles y ellos lo aprovechan”.
Por su parte, el ISIS, celebró la llegada del coronavirus en su publicación on-line Al-Naba. “La pandemia actual es un ejemplo del tormento de Dios contra las naciones de su creación, que (Dios sea alabado) ha golpeado principalmente a las naciones idólatras. Que Dios aumente el tormento sobre los incrédulos y mantenga a los creyentes a salvo”, dice el editorial del Estado Islámico que llegó a controlar un enorme territorio entre Siria e Irak donde creó un califato.
“Los ‘cruzados’ esperan que los ‘muyahidines’ estén tranquilos y se compadezcan de sus sufrimientos actuales, pero pretenden olvidar sus propios crímenes contra los musulmanes con los que continúan cometiendo en la actualidad", continúa el mensaje del ISIS. “Los musulmanes no deberían compadecerse de los incrédulos y apóstatas, sino que deberían aprovechar las oportunidades actuales para continuar trabajando para liberar a los prisioneros musulmanes de los campamentos en los que enfrentan subyugación y enfermedades, y deberían intensificar la presión sobre ellos como puedan. También deben recordar que la obediencia a Dios, cuya forma más querida es la yihad, aleja el tormento y la ira de Dios". Es decir, realizar la yihad es la mejor garantía para protegerse de la epidemia, según el ISIS.
En otro artículo de la misma revista, el estado islámico asegura que el coronavirus estalló en Wuhan, China, porque el gobierno chino está reprimiendo a los uigures, la perseguida minoría musulmana del norte del país. “El poder de Dios ataca a China que declaró la guerra al Islam y a los musulmanes y persiguió a nuestros hermanos uigures ... Las enfermedades no atacan por sí mismas sino por orden y decreto de Dios”, dicen. Aunque también hay otro artículo en el que piden a sus milicianos que eviten desplazarse, particularmente por Europa, por el peligro de contagiarse.
La rama de la red terrorista Al Qaeda en Somalia, Al Shaabab, suspendió todas sus actividades bélicas por la pandemia. El líder del grupo, Abu Ubeida, pidió a sus combatientes a que se quedaran en sus cuarteles o los puestos asignados sin enfrentarse a las fuerzas gubernamentales. De acuerdo al indicador de vulnerabilidad sanitaria elaborado por el centro de estudios de RAND, Somalia es el país en peor situación para hacer frente a la pandemia. Ya hay cientos de casos positivos de Covid19 y después de años de guerras, el país prácticamente carece de un sistema de salud estructurado para hacer frente a semejante amenaza.
Hassan Nasrallah, el líder del partido político militar libanés Hezbollah, aseguró en su último mensaje a sus seguidores que “enviar rezos a Allah es nuestra arma más efectiva en la lucha en que nos encontramos contra el coronavirus”. En El Líbano hay un temor generalizado de que Hezbollah esté trayendo personajes importantes del gobierno aliado de Irán contagiados con el Covid19 para ser tratados en las clínicas privadas que Hezbollah tiene en Beirut y el sur del país. Irán es uno de los países más afectados por la pandemia. Y el primer caso registrado en territorio libanés, que se detectó el 23 de febrero, es de una mujer que había llegado de una peregrinación a la ciudad iraní de Qom. A pesar de la situación, los vuelos entre Teherán y Beirut se mantienen y la prensa libanesa no shiíta informó que “nadie sabe quién viene en esos vuelos, a muchos de esos pasajeros la gente del Hezbollah los sube a una camioneta en la pista y desaparecen”. Ante las críticas y la presión de los otros grupos religiosos libaneses, Nasrallah, finalmente, llamó a suspender cualquier viaje con motivos religiosos a Irán y el regreso de los que estudian en las madrasas (escuelas religiosas) y seminarios de la ciudad de Qom.
El grupo palestino Hamas que controla la Franja de Gaza anunció el cese al fuego unilateral e informal para que “el sionismo no utilice como excusa la pandemia para atacarnos”. En ese territorio palestino viven en muy malas condiciones dos millones de personas y podría ser muy vulnerable ante una epidemia. El 14 de mayo se anunció que 2.667 personas de Gaza estaban en aislamiento domiciliario como medida de precaución. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que el sistema hospitalario de la Franja no sería capaz de lidiar con un brote, dado que “los hospitales están sobrecargados y no podrían hacer frente a una gran cantidad de pacientes infectados”. Y el gobierno israelí ya expresó su temor de que la crisis sanitaria se extienda a su territorio desde esa zona de confinamiento. Tel Aviv cerró por tiempo indeterminado todos los cruces y envió 200 kits de prueba al ministerio de Salud de la Franja. De todos modos, Hamas dijo que su laboratorio central “está totalmente equipado con profesionales médicos y kits para analizar muestras de casos sospechosos de coronavirus”. Las autoridades sanitarias establecieron un hospital temporal con 30 camas y 8 salas de cuidados intensivos en el cruce de Rafah, que conecta a la franja con Egipto.
En Sanaa y otras áreas controladas por los rebeldes Houthi de Yemen se vive en un estado de gran temor y ansiedad causados por la rápida propagación del virus en ese país. Las milicias hutíes están aprovechando el brote de coronavirus como una oportunidad para lograr ganancias materiales y políticas en su lucha contra la intervención militar extranjera liderada por Arabia Saudita. Mohamed Ali al-Houthi, presidente del Consejo Político Supremo de la organización, tuiteó el 16 de marzo de 2020 que la coalición liderada por Arabia Saudita tiene la culpa de cualquier propagación del coronavirus en Yemen, ya que la alianza “no ha tomado medidas de precaución deliberadamente” para confrontar la pandemia. Agregó que “a partir de ahora, señalamos al pueblo yemení en la dirección de su asesino real: el coronavirus se produce en Estados Unidos y la coalición es responsable de cualquier consecuencia”. Los hutíes, que tienen el respaldo de Irán, cerraron todos los puntos de cruce a la zona controlada por el gobierno de Aden y suspendieron los vuelos del aeropuerto de Sanaa. También suspendieron las clases en escuelas y universidades. Pero no la campaña de reclutamiento entre los estudiantes a quienes les aseguran que “si se enrolan en la milicia no se contagiarán el coronavirus”.
Los Talibanes de Afganistán tomaron una posición de apoyo a las medidas del gobierno y de las organizaciones internacionales en el combate de la pandemia. Dijeron estar particularmente preocupados por los casos positivos que se registraron en las cárceles donde se encuentran presos muchos de sus milicianos. El acuerdo firmado por los talibanes y el gobierno de Estados Unidos en febrero, contempla la liberación 5.000 de sus hombres por parte del gobierno del presidente Ashraf Ghani, pero todavía no comenzó ese proceso.
En tanto que la extrema derecha también intenta utilizar la crisis creada por la pandemia para encontrar ventajas políticas tanto en Estados Unidos como en Europa. En los chats del sitio 4Chan hay decenas de mensajes en los que se llama a “tomar el poder en los municipios donde el gobierno esté sobrepasado por el coronavirus”. Así como para que se organicen ataques contra los campos de refugiados. “Los refugiados sirios, iraquíes, afganos y tantos otros de Medio Oriente y África son los responsables de lo que está sucediendo”, se replica en miles de mensajes, de acuerdo a un informe de Robert Örell, un especialista sueco en contra extremismo. Algo que también percibió el The Southern Poverty Law Center de Estados Unidos. “Desde que se desató la pandemia, cada vez hay más mensajes xenófobos contra los asiáticos”, informó. Según el Global Terrorism Index, los ataques de la extrema derecha aumentaron un 320% en los últimos cinco años.
El último de estos atentados fue desbaratado por la policía de Kansas City cuando Timothy Wilson, un conocido supremacista blanco, estaba preparando un coche bomba para hacer explotar en el frente del hospital central de la ciudad mientras estaba siendo acondicionado para recibir a cientos de contagiados por el coronavirus. Cuando las fuerzas especiales fueron a arrestarlo, Wilson intentó manipular un explosivo y terminó herido de muerte por el disparo de uno de los agentes. Un vecino dijo que Wilson estaba muy afectado por la pandemia y que decía que los hospitales debían estar para atender a los blancos y no a los hispanos y negros.
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