Los fallecidos por coronavirus en Irán son hasta este domingo 2.640, después de que se registraran otras 123 muertes en el país, cuyas autoridades han decidido prolongar al menos hasta el 8 de abril las restricciones impuestas para contener la pandemia.
El portavoz del Ministerio de Salud, Kianush Yahanpur, informó de que en las últimas 24 horas se confirmaron asimismo 2.901 nuevos contagios, lo que eleva el total a 38.309.
De esos enfermos, 3.467 se encuentran en estado grave, según Yahanpur, quien indicó que hasta la fecha 12.391 personas se han recuperado.
Además del número de sanados, otra buena noticia destacada por el viceministro de Salud, Iraj Harirchí, quien estuvo contagiado, es que en 13 de las 31 provincias del país se ha dado "un proceso descendente de contagios".
Por su parte, el presidente, Hassan Rohani, que otros días ha dado una visión optimista de la situación, reconoció que los expertos todavía no pueden precisar si Irán ha superado o no el pico de la enfermedad. “Su respuesta (la de los expertos) fue que en algunas provincias sí hemos pasado el pico, pero que en otras provincias todavía no podemos hablar con confianza; algunos dijeron que deberíamos esperar al final de las vacaciones de Noruz para juzgar”, explicó Rohani.
Las vacaciones de "Noruz", el año nuevo persa, terminan el próximo 3 de abril, día hasta el que se habían impuesto una serie de normas para lograr el distanciamiento social.
Ese plan de distanciamiento social va a estar finalmente en vigor al menos hasta el 8 de abril para reducir la propagación del coronavirus, según anunció el Gobierno iraní.
Entre las principales restricciones que estipula el plan figura que a las ciudades solo pueden entrar los residentes de las mismas, con el fin de impedir los viajes por el país.
Las escuelas y universidades permanecen cerradas, al igual que los comercios que no sean de primera necesidad, centros de ocio o deportivos y parques, y queda prohibido la celebración de cualquier ceremonia o evento.
Las autoridades iraníes, junto a la Fuerzas Armadas, han puesto numerosas fábricas a producir mascarillas y trajes protectores para los sanitarios, mientras que los científicos están trabajando en distintas terapias contra la COVID-19.
La última terapia dada a conocer, todavía en fase de estudio, consiste en usar células madre mesenquimales para modificar la respuesta inmune en los pacientes que padecen coronavirus.
(Con información de EFE)
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