Autoridades sanitarias francesas reportaron este miércoles 231 nuevos decesos como consecuencia del coronavirus en el país, llevando el total a 1.331. Son nueve muertes menos que las informadas el martes. Además, un total de 11.539 personas se encuentran hospitalizadas, lo que representa un aumento de 1.363 con respecto al día anterior.
No obstante, existe la posibilidad de que la cantidad de muertes sea mayor, considerando que el Gobierno únicamente informa los pacientes fallecidos en los hospitales, y no a los que han muerto en las residencias para personas mayores dependientes o en sus casas.
Las cifras llegan el mismo día en el que la ciudad de París anunció que reducirá al mínimo sus servicios de metro y ferrocarriles, y cerrará temporalmente uno de sus dos aeropuertos, Orly, en un nuevo incremento de las medidas de aislamiento social tomadas para combatir la pandemia.
Tanto el operador de transporte de París RATP como el grupo nacional de ferrocarriles SNCF ya habían reducido sus servicios desde que entró en vigor el confinamiento de la población el 17 de marzo para frenar el avance del COVID-19.
A partir del jueves, cerca de 50 de las aproximadamente 300 estaciones de metro de París cerrarán y el servicio en toda la red, así como en las líneas de cercanías que van a los suburbios, sólo funcionará entre las 6 y las 22 horas.
Los operadores dijeron que el objetivo era mantener un funcionamiento mínimo pero suficiente para que los trabajadores de la salud y otros que necesitan ir a trabajar durante la crisis del coronavirus puedan hacerlo.
Por su parte, el operador de los aeropuertos de París, ADP, anunció el miércoles el cierre temporal del aeropuerto de Orly, el segundo del país, a partir del 31 de marzo, debido a la caída “significativa y repentina” del tráfico de pasajeros.
“Ayer el tráfico de pasajeros en Orly se redujo en un 92% y en Charles de Gaulle (el mayor aeropuerto de París) un 89%”, dijo a la prensa el director general de ADP, Edward Arkwright. El grupo ya había cerrado varias terminales en ambos aeropuertos cuando las aerolíneas redujeron sus vuelos.
Francia es el séptimo país del mundo con mayor cantidad de contagios, y el cuarto a nivel europeo detrás de Italia, España y Alemania. Ocupa además el cuarto lugar a nivel global en la lúgubre lista de muertes, detrás de Italia, España y China.
El martes, un comité de expertos que asesora a la presidencia aseguró que las medidas de confinamiento social, impuestas el pasado 17 de marzo, deberían extenderse durante “al menos seis semanas”. La población del país debe permanecer a resguardo en todo momento y solo está habilitada a salir para realizar actividades esenciales, tales como comprar alimentos.
Además, Francia está desde el martes en un estado de “emergencia sanitaria” durante dos meses. La medida faculta a las autoridades a garantizar el cumplimiento de las medidas de aislamiento, así como otras restrictivas de libertades tales como las de desplazamiento, reunión y emprendimiento, entre otras.
Los diputados de la oposición, no obstante, han criticado estas “amplias” restricciones de las libertades, así como el “poder colosal” concedido al gobierno para desarrollar sus esfuerzos. El presidente Emmanuel Macron ya había ordenado el lunes el cierre de los mercados al aire libre y limitado las salidas de los ciudadanos para hacer ejercicio físico.
La violación de las normas de confinamiento se sanciona con una multa de 135 euros, que pasa a 1.500 euros en caso de reincidencia “en los 15 días” y a 3.700 euros y a un máximo de seis meses de prisión en el supuesto de cuatro en 30 días.
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