El guía supremo y el presidente iraníes cerraron este viernes “un año difícil” y prometieron que la República Islámica triunfará contra el COVID-19 y las sanciones estadounidenses que la asfixian, al enviar sus deseos para Nouruz, el Año Nuevo persa.
En su tradicional mensaje televisado por el primer día del nuevo año, el ayatollah Ali Khamenei elogió la entrega y los “sacrificios” del personal médico y enfermeros frente a esta crisis sanitaria. Luego, el líder iraní pidió a Dios que el nuevo año (1399 en el calendario iraní) sea el de las “grandes victorias” para el país.
Irán es uno de los países más afectados por el nuevo coronavirus. Las autoridades anunciaron este viernes 149 nuevos decesos por la enfermedad COVID-19, lo que eleva a 1.433 el balance oficial de muertos en el país.
Según el viceministro de Salud Aliréza Raisi, se confirmaron 1.237 nuevos casos en las últimas 24 horas y en total son 19.644 personas las contagiadas desde que las autoridades anunciaron la presencia del COVID-19 en suelo iraní el 19 de febrero.
El año 1398, que comenzó el 21 de marzo de 2019, fue particularmente difícil en Irán. Comenzó con las peores inundaciones que el país haya vivido en décadas y estuvo marcado por el agravamiento de la recesión en la cual se hundió la República Islámica luego de que Estados Unidos decidiera restablecer las sanciones económicas de 2018 contra Teherán.
En noviembre de 2019, una ola de protestas por el aumento repentino de los precios del combustible terminó con una dura represión (y un saldo de unos 300 muertos, según Amnistía Internacional). A principios de enero de 2020 se produjo la tragedia del avión de línea ucraniano derribado “por error” por las fuerzas armadas del país, que costó la vida a 176 personas, en un momento en que las tensiones con Washington alcanzaban su punto más álgido.
Luego, en febrero, llegó el anuncio de los primeros muertos por el nuevo coronavirus. En un mensaje televisado difundido unos minutos después del de Khamenei, el presidente Hasan Rohani estimó que el país logró pasar el año de manera honorable, teniendo en cuenta las circunstancias.
“Frente a las sanciones más severas de la historia impuestas a la industria petrolera (iraní) por parte de los terroristas internacionales (...) nuestro pueblo escribió una nueva página épica haciendo funcionar la economía del país sin petróleo”, dijo.
“No hemos sido vencidos (por la política estadounidense de presión máxima contra Irán) y salimos victoriosos” de este desafío, afirmó. “Pronto superaremos” la epidemia de COVID-19, prometió Rohani.
Irán no podría haber manejado de peor manera la crisis. El responsable de la lucha contra el nuevo coronavirus, Iraj Harirchi, había prometido que el país no estaba en peligro. "Las cuarentenas corresponden a la Edad de Piedra”, insistió semanas atrás.
Un día después, estaba en cuarentena por el virus. La historia de Harirchi condensa lo ocurrido en Irán con la pandemia. Casi nueve de cada 10 casos de COVID-19, la enfermedad causada por el virus, en Oriente Medio procede de la República Islámica. Aunque la mayoría de los enfermos se recuperan, el coronavirus se propaga rápido y puede ser letal para ancianos y personas con problemas respiratorios y otras patologías previas.
Los días de negación le dieron tiempo al virus a expandirse por el país coincidiendo con la celebración de mítines por el 41er aniversario de la Revolución Islámica de 1979, y con unas elecciones parlamentarias donde las autoridades necesitaban una elevada participación. Aunque Irán presume de uno de los mejores sistemas de salud de la región, los hospitales parecen sobrepasados y las autoridades ha pedido 172 millones de mascarillas al extranjero. Además solicitó un préstamo de 5.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional, la primera ayuda de este tipo que pide desde 1962.
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