El régimen iraní anunció que va a indultar “unos 10.000 detenidos” como parte de un perdón acordado por el Año Nuevo iraní, que tendrá lugar el viernes 20 de marzo. La medida, en medio del avance del coronavirus en el país islámico, tiene lugar luego de que el régimen liberara temporalmente a más de 85 mil prisioneros, muchos de ellos de carácter político.
El indulto será otorgado por el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Khamenei, a pedido del poder judicial a fin de “disminuir el número de presos, teniendo en cuenta la situación sensible del país”, declaró Gholamhossein Esmaili, portavoz de la institución judicial, sin mencionar explícitamente el nuevo coronavirus.
“La mitad de los culpables de crímenes vinculados a la seguridad del Estado será beneficiada por este indulto”, precisó Esmaili, sin precisar cuántas personas son. Las autoridades se refieren con el eufemismo presos de seguridad a los detenidos por razones políticas, ya que niegan que en sus cárceles haya encerradas personas por esos motivos.
Mizan Online destacó el “carácter sin precedentes” de esta medida que concierne a las personas condenadas a menos de cinco años de cárcel.
El líder supremo, que tiene la última palabra en todas las cuestiones de Estado, suele indultar a reclusos de forma ocasional. El año pasado, perdonó a más de 50.000 por el 40 aniversario de la Revolución Islámica de 1979.
En Londres, Amnistía Internacional celebró la decisión pero exhortó “una vez más a las autoridades iraníes a liberar inmediatamente y sin condiciones a todos los presos de conciencia”.
El funcionario reaccionó así a las informaciones que apuntaban que a los presos políticos no se les estaba concediendo la libertad temporal, que comenzó a aplicarse hace ya dos semanas para aquellos detenidos que no suponen un peligro para la sociedad.
El Poder Judicial ha dado prioridad a aquellos prisioneros con enfermedades crónicas y a aquellos condenados a penas inferiores a cinco años de cárcel.
En cuanto a los presos políticos, no han trascendido por ahora los nombres de ninguno y menos de aquellos conocidos como la abogada y defensora de derechos humanos Nasrin Sotudeh o la británico-iraní Nazanin Zaghari-Ratcliffe. Zaghari-Ratcliffe, quien trabaja para la fundación benéfica Thomson Reuters fue arrestado en 2016 por supuestamente tratar de derribar al gobierno mientras viajaba con su hija pequeña.
Irán es uno de los países más golpeados por el nuevo coronavirus. Según el último balance oficial, publicado el jueves, 1.284 personas han muerto como consecuencia de la enfermedad, mientras que la cantidad de contagios asciende a 18.400. Las cifras lo ubican como el tercer país con mayor cantidad de infectados, solo por detrás de China e Italia. No obstante, distintos reportes han cuestionado la veracidad de las cifras y denunciado prácticas opacas por parte de la teocracia islámica, sugiriendo que estas podrían ser más altas.
El viceministro de Salud para asuntos de higiene iraní, Alireza Raisí, explicó que en las últimas 24 horas se han confirmado 1.046 nuevos contagios. El régimen no logra hacer cumplir las normas de aislamiento y distanciamiento social. Para animar a la gente a quedarse en casa, el portavoz del Ministerio de Salud de la República Islámica, Kianoush Jahanpour, dijo en redes sociales que el virus infecta a una media de 50 iraníes por hora y que “cada diez minutos fallece uno”.
“Tomen decisiones inteligentes sobre viajes, visitas y reuniones”, escribió en Twitter mientras las autopistas seguían colapsadas con personas que iban a ver a sus familias antes del Año Nuevo Persa, llamado Nowruz, que se celebra el viernes.
El día de año nuevo es mañana, viernes, pero al ser hoy también festivo, desde la víspera se registraron atascos de salida de Teherán, tanto en la carretera que conduce hacia el sur como en la que se dirige al norte. En ambos puntos, así como en otros muchos del país, se han desplegado efectivos para controlar la temperatura de los viajeros, una medida que, sin embargo, es insuficiente.
(Con información de AFP y EFE)
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