Mientras el mundo está en vilo por el coronavirus, el avance de esta pandemia está en una etapa de crecimiento exponencial, sobre todo en Europa. Pero, ¿de qué hablamos cuando nos referimos a crecimiento exponencial? Esta idea significa que, a medida que pasan los días, se debe multiplicar por una constante.
Es decir, si el número de casos en un día determinado es “n”, y decimos que cada individuo con el virus está expuesto, en promedio a “e” (personas en un día determinado), y que cada exposición tiene una probabilidad “p” de conllevar a una nueva infección, el número de nuevos casos cada día es “e” por “p” por “n”.
Sin embargo, el ritmo en que viene avanzando el brote no es homogéneo. Países como Japón, Hong Kong y Singapur, por ejemplo, han registrado un aumento de contagios más paulatino desde enero. En Europa, en cambio, los casos se han disparado de manera más abrupta.
Italia sigue siendo el país más afectado, con más de 31.000 casos confirmados. Desde el inicio del brote en el país, las infecciones diarias comenzaron en torno a las 70; la segunda semana se dispararon a 500; y en la tercera alcanzaron los 1700 casos.
España es el segundo país más afectado en Europa. Allí los contagios crecieron abruptamente después del 25 de febrero. Si bien todavía registra menos casos que Italia (11.700), las autoridades advirtieron que el país está unos días atrasado respecto a Italia en ese sentido. Los especialistas consideran que recién en dos semanas podría haber una leve mejora. Por ese motivo, las autoridades sanitarias y gubernamentales trabajan contrarreloj para desacelerar la curva de crecimiento exponencial.
Esta diferencia entre Italia y España sirve para demostrar que el hecho de que uno de los dos tenga menos casos, no implica que esté haciendo mejor las cosas. Es decir, si se consideran un país con 6.000 casos, y uno con 60, es fácil pensar que el segundo está haciendo las cosas 100 veces mejor, y que por lo tanto está bien. Pero en una situación en la que los números se multiplican por 10 cada 16 días, otro modo de interpretar los mismos hechos es que el segundo país está atrasado un mes respecto al primero.
Esta situación llevó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a considerar a Europa como el nuevo “epicentro del COVID-19”, con cerca de 40.000 afectados y casi 1.500 muertos.
Pero regiones como Sudamérica, Norteamérica, África y Oceanía no están exentas de la propagación del virus. Por eso las autoridades subrayan que la clave para frenar el brote es reducir el ritmo al que crecen los casos. Esto lo está logrando China, precisamente el epicentro de la pandemia. Allí las infecciones decrecieron significativamente desde mediados de febrero, a raíz de la cuarentena que impuso el gobierno y las medidas de distanciamiento social.
Además, de persistir la tendencia actual de contagios, en pocas semanas los índices podrían ser catastróficos. Si el crecimiento exponencial que venimos observando se mantiene, significaría llegar a un millón de casos en 30 días (para el 5 de abril), 10 millones en 47 días (22 de abril), 100 millones en 64 días (9 de mayo), y a mil millones en 81 días (26 de mayo).
La pregunta crucial es cuándo comenzará a desacelerarse esta tendencia. Lo cierto es que no hay una respuesta concreta, sólo estimaciones. Este lunes, Donald Trump consideró que la pandemia no estará controlada hasta julio o agosto. Los expertos sanitarios de la OMS, en tanto, indicaron que el virus seguirá expandiéndose a más personas hasta tanto los científicos puedan desentrañar los secretos del nuevo patógeno para elaborar una vacuna eficaz para prevenir su contagio y nuevos tratamientos efectivos para personas ya contagiadas y en estado grave.
Frente a esta falta de una vacuna o tratamiento para tratar el coronavirus, las autoridades de los países afectados han coincidido en que la situación durante estas semanas será dinámica. Por eso, algunos aplicaron medidas drásticas cuando el crecimiento de casos ya era exponencial (caso Italia y España), mientras que otros, todavía menos afectados por el virus, se adelantaron para evitar una mayor propagación. En este lote de países se puede incluir a los de América Latina, donde la nación con más contagios -hasta este martes- es Brasil (321).
En esa región, las autoridades empiezan a ver con especial preocupación lo que pueda suceder en Venezuela, país que sufre una dramática crisis humanitaria y sanitaria. Esa preocupación es justificada si se analiza el ritmo del virus desde que se anunció el primer caso en el país.
El pasado viernes 13 de marzo el régimen de Nicolás Maduro confirmó el primer caso de coronavirus en el país. Este lunes, es decir, el cuarto día desde que se anunció el primero, la cifra ascendió a 33. Si se compara el comportamiento que han tenido otros países en ese lapso de tiempo, el índice de Venezuela es altamente superior. A continuación, los casos reportados en algunos países en el cuarto día desde que se confirmaron los primeros: Argentina (8), Brasil (1), Colombia (3), Chile (5), y Ecuador (10).
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