Varios centenares de “chalecos amarillos” se manifestaron este sábado en París pese a las recomendaciones del gobierno, que prohibió las concentraciones de más de 100 personas y pidió que se aplacen las protestas, para frenar la propagación del coronavirus.
A las 16:15 (15:15 GMT), las fuerzas de seguridad habían efectuado 34 arrestos, después de que se registraran unos enfrentamientos en el sur de la capital y algunos “desfiles salvajes”, según indicó la policía local en Twitter.
La prefectura señaló que se produjeron “incendios” en varios tramos de la manifestación.
“Quienes no respetan a los policías tampoco muestran respeto por las normas ni las consignas de sentido común frente a la epidemia del coronavirus”, declaró a la AFP Fréderic Lagache, delegado general del sindicato Alliance.
“Sabíamos que no tenían ningún respeto por la ley, pero también están demostrando que no tienen ningún civismo, ni sentido de la responsabilidad, pudiendo poner en peligro a la comunidad”, agregó.
“Mañana (por el sábado), ¡todos a los Campos Elíseos! Nada podrá detenernos, ni (el jefe de la Policía parisina, Didier) Lallement ni el coronavirus”, decía la nota publicada en una de las cuentas de los activistas, Ultimatum GJ officiel, en Facebook.
Otra asociación de activistas, Cerveaux Non Disponibles, enfatizó que la “democracia no puede ser aplazada por el coronavirus” y confirmó que las manifestaciones de los chalecos amarillos se realizarían este 14 de marzo.
El viernes, sin embargo, dos figuras destacadas del movimiento, Jérôme Rodrigues y Maxime Nicolle, hicieron un llamado a la “responsabilidad” frente a la crisis sanitaria y pidieron a la gente que no acudiera a la marcha.
El gobierno decidió no prohibir las manifestaciones pero invitó a “postergarlas”, precisó el viernes el ministro de Interior, Christophe Castaner.
Además, el viernes, el ejecutivo fijó un máximo de 100 personas para las concentraciones en todo el país, con el fin de “frenar” el avance de la pandemia de COVID-19.
El movimiento de los “chalecos amarillos”, sin líderes ni estructura, surgió en noviembre de 2018 contra el gobierno del presidente Emmanuel Macron, como una muestra del descontento en las clases más modestas por la pérdida de poder adquisitivo, la subida de los impuestos y las desigualdades sociales.
Las protestas del movimiento que se han estado realizando en todo el país durante más de un año, inicialmente habían sido provocadas por un impuesto al combustible, pero se convirtieron en una expresión general de insatisfacción con el ‘statu quo’.
Elecciones municipales en plena crisis
El coronavirus también marcará las elecciones municipales de Francia este domingo, las primeras que se celebran en una Europa sacudida por esta crisis sanitaria y para las cuales las autoridades ordenaron medidas extraordinarias para evitar nuevos contagios.
El gobierno francés, que decidió mantener los comicios a dos vueltas del 15 y 22 de marzo pese a la expansión del virus, emitió a inicios de semana una serie de medidas de protección inéditas, bajo el lema “votar no es peligroso”.
El objetivo: garantizar la celebración de las elecciones, sin aumentar el riesgo de propagación en este país, que es actualmente el tercero foco europeos del COVID-19, después de Italia y España.
En cuanto a la higiene, se pedirá a los electores lavarse las manos antes y después de colocar su voto en las urnas y se desinfectarán las cabinas de votación continuamente durante el día.
Sin embargo, “no se puede negar el derecho a votar a alguien que se niega a lavarse las manos, ya que podría socavar la legitimidad del voto”, advirtió el ministerio del Interior.
Asimismo, las autoridades recomendaron a los ciudadanos llevar su propio bolígrafo para votar y se instará a la gente a entrar y salir rápidamente para evitar las filas fuera de los colegios electorales.
Francia registra hasta el momento más de 3.660 contagiados con el coronavirus y casi 80 muertos.
Con información de AFP
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