Arabia Saudita detuvo el viernes a dos de las figuras más prominentes de la familia real, en un movimiento que los especialistas afirman consolida aún más el poder del hijo del rey, el príncipe heredero Mohammed bin Salman, debido a que se trataría de rivales en la carrera por el trono.
De acuerdo con un artículo del Wall Street Journal, las detenciones ocurrieron la madrugada del viernes cuando los guardias de la corte real -vestidos de negro y cubriendo sus rostros con máscaras- llegaron a las viviendas de los dos hombres, las registraron y se los llevaron detenidos.
Los detenidos son el príncipe Ahmed bin Abdulaziz al Saud, hermano del rey Salman, y el príncipe Mohammed bin Nayef bin Abdulaziz al Saud, sobrino del rey y conocido como MBN, quienes habrían sido acusados de traición. Los dos hombres, que alguna vez estuvieron en la fila para el trono, ahora están bajo amenaza de encarcelamiento de por vida o incluso de ser ejecutados.
Tanto el príncipe Ahmed como MBN ejercieron un tiempo el rol de ministro del Interior, una posición poderosa debido a la supervisión de las tropas del régimen y el control de los servicios de inteligencia de Arabia Saudita. Sin embargo, en ambos casos su posición se vio degradada en el último tiempo en la familia real, a medida que el rey Salman consolidó su poder e instaló a su hijo, también conocido como MBS, ahora príncipe heredero y gobernante en los hechos del reino.
Los arrestos complican las posibilidades de los dos hombres de reclamar el trono si el Rey Salman, de 84 años, muriera o decidiera abdicar. De hecho, MBN había sido el primero en la fila sucesoria para el trono hasta 2017, cuando MBS fue elevado por encima de él.
Al principio, las reformas sociales y económicas de MBS complacieron a muchos funcionarios occidentales que habían pedido durante mucho tiempo que el reino levantara las restricciones a las mujeres y fomentara una economía más diversificada, en lugar de seguir dependiendo del petróleo. Pero los métodos del príncipe contra la corrupción, las disidencias políticas y sus detractores aplicados desde entonces han alejado creado resquemores en los países occidentales.
En 2017, y con el supuesto objetivo de frenar la corrupción, MBS ordenó una serie de acusaciones que terminó con muchos de los hombres de negocios y miembros de la realeza más poderosos del reino encerrados en el Hotel Riyadh Ritz-Carlton por estafar al gobierno. Muchos solo fueron liberados después de acordar pagar decenas de millones de dólares a la corte real.
Al año siguiente, el periodista opositor y columnista saudita del Washington Post Jamal Khashoggi, fue asesinado y desmembrado en Turquía por hombres que trabajaban para MBS. La reacción internacional contra ese episodio representó la mayor amenaza hasta el momento para el príncipe heredero y su objetivo de llegar al trono.
En una nueva ofensiva contra la disidencia, el príncipe Mohammed arrestó a quienes se expresaron críticamente contra su reinado en internet y usó trolls de Twitter para atacar a muchos otros. En efecto, el año pasado, el Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a los hombres que trabajaban para él de pagar a dos empleados de Twitter por información privada sobre disidentes.
Las críticas al reino saudita por parte tanto de miembros demócratas como republicanos en el Congreso de los Estados Unidos se multiplicaron tras los arrestos de este viernes, en un espacio en el que el apoyo al reino ya había disminuido debido al asesinato de Khashoggi y las bajas civiles generalizadas en Yemen tras un conflicto que involucra a Arabia Saudita.
Según The Wall Street Journal, MBN había sido durante muchos años un contacto confiable para funcionarios de seguridad e inteligencia de EEUU. Como jefe de los organismos de contra-terrorismo de Arabia Saudita había compartido información con sus homólogos estadounidenses sobre ataques planificados y ganó aliados en todo el Departamento de Estado y la Agencia Central de Inteligencia. Muchos funcionarios estadounidenses quedaron consternados por su destitución en 2017, dijeron varios ex funcionarios de inteligencia y del Departamento de Estado, ya que sentían que era el aliado más confiable de Estados Unidos dentro de la familia real.
El papel del príncipe Ahmed, en cambio, ha sido más complicado. Desde la muerte del fundador de Arabia Saudita la corona había pasó de un hijo a otro, siempre de hermano en hermano, por lo que eran varios los miembros de la familia real que querían ver que la corona pasara a Ahmed, el hermano del rey, en lugar de a MBS.
Sin embargo, Ahmed evitó la política desde que Salman tomó la corona hasta al menos el año 2018, cuando hizo declaraciones por primera vez en las que culpó de los problemas en Arabia Saudita al Rey Salman y a MBS desde la ciudad de Londres, donde residía. No mucho después, la corte real envió un emisario a la capital británica para persuadir al príncipe Ahmed de que regresara al reino.
“Volver a Arabia Saudita en este momento es un gran error”, le advirtieron sus amigos y familiares cercanos, aunque el príncipe prefirió ignorar el consejo. Desde entonces, y aunque ha permanecido alejado de los flashes y los titulares, hace unos meses fue despojado de personal clave, incluido un guardia de seguridad, hasta ser detenido en la madrugada del viernes.
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