Las Naciones Unidas ha destacado este miércoles que el conflicto en la provincia siria de Idlib (noroeste) supone “una de las peores crisis” que sufre el país en sus casi nueve años de guerra y ha reclamado una “solución diplomática inmediata” para resolverlo y garantizar la protección de los civiles.
El enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, ha recordado que “Idlib es un lugar en el que están refugiados más de tres millones de civiles, incluidos aquellos que viven con miedo a vivir bajo la autoridad del Gobierno”.
“Más de 900.000 personas se han visto desplazadas desde el 1 de diciembre. Las mujeres y los niños suponen el 81 por ciento de los nuevos desplazados”, ha detallado, antes de denunciar que “la infraestructura civil, incluidas instalaciones médicas y escuelas, siguen sufriendo daños y siendo destruidas”.
Pedersen ha recordado además que en la provincia se encuentran además “combatientes que se negaron a reconciliarse con el Gobierno” y donde la organización terrorista Hayat Tahrir al Sham (HTS) “es una fuerza importante” que “ha cometido y sigue cometiendo actos de violencia contra el Gobierno, sus aliados y los civiles”.
“Para el Gobierno sirio, es un área inaceptablemente fuera del control del Estado y bajo influencia extranjera”, ha argüido, antes de recordar que la provincia fue también objeto de un acuerdo entre Rusia y Turquía para crear una ‘zona segura’ para la población civil".
Sin embargo, ha alertado de que los ejércitos de Siria y Turquía están en “enfrentamiento directo” en la provincia, lo que, a su juicio, supone “un cambio preocupante en la naturaleza del conflicto”. Así, ha defendido que las operaciones militares, incluso aquellas contra grupos terroristas, “deben respetar el Derecho Humanitario”.
De esta forma, ha pedido a los presidentes de Rusia y Turquía, Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan, respectivamente, que trabajen durante su reunión de este jueves para hallar “una solución diplomática inmediata que evite más sufrimiento a los civiles”.
Por otra parte, ha manifestado que “los desafíos no están sólo en Idlib” y ha destacado que en el país “están activos cinco ejércitos internacionales”, por lo que “los peligros de una conflagración internacional más amplia aún existen”.
“Las informaciones sobre misiles impactando en Damasco a principios de febrero, que los medios israelíes atribuyeron a Israel, nos recuerdan que el riesgo de un enfrentamiento internacional es elevado en todo Siria”, ha argumentado.
Así, ha recordado además que “la siempre presente amenaza del resurgimiento de Estado Islámico permanece”, por lo que ha apostado por impulsar el proceso de paz para acercar posturas entre las partes y poner fin al conflicto.
En este sentido, ha destacado que entre sus “prioridades” figura “profundizar” los contactos entre el Gobierno y la oposición, si bien ha reconocido que “las partes y la sociedad siria en general carecen de confianza en el otro”.
“El Gobierno sigue sospechando de que haya intentos para lograr por medios políticos lo que no se ha logrado militarmente”, ha dicho, antes de resaltar que “la oposición tiene sospechas de que el Gobierno no está realmente preparado para ningún tipo de postura política significativa para abordar sus profundas disputas”.
Pedersen ha explicado además que “las divisiones internas se ven magnificadas por las divisiones regionales e internacionales, divisiones que ahora parecen más profundas que nunca”, por lo que ha hecho hincapié en la importancia de los trabajos del Comité Constitucional, igualmente estancados.
Asimismo, ha dicho que entre sus otras prioridades están la liberación de “detenidos y secuestrados, y pasos para aclarar el destino de los desaparecidos”, algo que ha resaltado que “es un asunto trágico que afecta a casi todas las familias sirias”. Por último, ha apostado por “promover una cooperación internacional más profunda sobre Siria”.
Pedersen ha insistido en que el conflicto supone “un inmenso desafío” y que “los sirios han experimentado violencia, muerte, heridas, desplazamientos, destrucción, pérdida de desarrollo y desposesión a una escala masiva, un sufrimiento que sigue hoy”.
“Los vecinos de Siria están acogiendo a millones de sirios, así como otros países de la región y más allá. El conflicto amenaza a la paz y la seguridad mundial”, ha advertido, antes de reconocer que “el camino para salir de la guerra es muy difícil”.
“Hay muy poca confianza para avanzar y no hay suficiente voluntad política para hacerlo”, ha dicho el enviado de la ONU, quien ha puntualizado que “Siria está marcado por profundas divisiones políticas, masivas necesidades humanitarias y desafíos económicos cada vez más graves”.
Asimismo, ha indicado que otro factor son “los peligros que suponen los grupos terroristas” y ha añadido que “si no hay un proceso político significativo, existe el verdadero peligro de que se dé un escenario de ‘no guerra, no paz’ a medio plazo”.
“Nuestro objetivo común debe ser estabilizar Siria, crear las condiciones para un retorno seguro, voluntario y digno de los refugiados y un futuro mejor para los sirios”, ha recalcado Pedersen, quien ha lamentado que “el Consejo de Seguridad de la ONU no esté unido” ni haya “una vía para trabajar juntos de una forma que ayude a lograr progresos”.
“Siria es ahora un sinónimo del fracaso de la comunidad internacional para poner fin a la violencia o simplemente contenerla, así como para hacer lo que es necesario para garantizar que los sirios siguen un camino político”, ha dicho.
“Lo que es muy necesario es que los actores regionales e internacionales tengan en mente sus intereses comunes, se centren en un camino hacia adelante y se vean guiados por su humanidad compartida”, ha remachado Pedersen.
Con información de Europa Press
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