Irán ha sido duramente señalado por no tomar medidas sanitarias contra la propagación del coronavirus después de que se difundieron videos donde aparecen fieles lamiendo un santuario.
Los clips compartidos en las redes sociales muestran a varias personas lamiendo las puertas y el túmulo del santuario de Fátima Masumeh, en Qom, desafiando así las normas preventivas del ministerio de salud.
Los fieles que aparecen en las imágenes afirman descaradamente que ‘no les importa lo que pase’, incluso si detectan o transmiten la infección que ha matado al menos a 54 personas en el país.
El establecimiento clerical de Irán se ha negado a cerrar Qom, a pesar de que la ciudad santa sufre la peor parte del brote y los peregrinos propagan el virus en todo el Medio Oriente.
El país está luchando contra la escasez médica que se agrava por las sanciones del gobierno de EEUU que pesan sobre el régimen, con escasez de máscaras y kits de prueba.
También se tiene el temor de que Irán esté encubriendo la verdadera escala de la crisis con cifras oficiales que no reflejan la realidad, lo que sugiere que puede haber muchas más infecciones de las que el régimen está dispuesto a admitir.
Una de las personas que aparecen lamiendo el santuario de la ciudad sagrada musulmana chiíta exigió que la gente deje de crear psicosis por el coronavirus.
El periodista Masih Alinejad dijo que al mantener abiertos los sitios religiosos, el régimen estaba “poniendo en peligro la vida de los iraníes y del mundo”.
Irán es el segundo país con mayor número de muertes por coronavirus fuera de China continental, y los ministros en Teherán han intensificado los esfuerzos para prevenir la propagación, que ha infectado al menos a 978 personas.
Todos los días, camiones llenos de desinfectantes rocían las calles, santuarios, parques públicos, contenedores de basura, baños públicos y mercados en Qom, Teherán y otras áreas que han tenido casos de infección. La televisión estatal incluso ha mostrado a los trabajadores limpiando las estaciones de metro y autobús.
“El olor a desinfectantes se ha convertido en una pesadilla”, dijo la maestra jubilada Ziba Rezaie, de 62 años, de Qom. “La ciudad huele a cementerio, a una morgue”.
El jefe del programa de emergencias de la Organización Mundial de la Salud, Mike Ryan, dijo que Irán podría estar lidiando con un brote peor de lo que el mismo país tiene en cuenta.
Funcionarios iraníes, incluido el presidente Hassan Rouhani, han rechazado reiteradamente las preocupaciones planteadas por muchos iraníes sobre el manejo del brote, diciendo que se han tomado todas las medidas necesarias para superar la crisis.
Algunos médicos y enfermeras dijeron que los hospitales en las ciudades de Teherán, Qom y Rasht estaban sobrecargados.
“Los hospitales están llenos de personas infectadas. Escuchamos sobre cientos de muertes”, dijo un médico en Teherán, que pidió no ser identificado. “Necesitamos más hospitales. El número de muertos aumentará”.
El Ministerio de Salud ordenó a los hospitales que admitan solo a personas infectadas y a pacientes que requieran atención inmediata. Se han asignado docenas de hospitales dirigidos por militares para tratar a las personas infectadas.
Las afirmaciones de que Irán tiene el virus bajo control perdieron credibilidad la semana pasada, cuando el viceministro de salud, Iraj Harirchi, tuvo que ser puesto en cuarentena.
Justo un día antes, el ministro no se veía bien y sudaba mucho en una conferencia de prensa donde insistió en que el brote no fue tan malo como se temía.
En un video posterior, Haririchi confirmó que había sido infectado con el virus y que se había puesto en cuarentena en casa.
Otros temores surgieron cuando un legislador afirmó que 50 personas habían muerto por la enfermedad solo en la ciudad de Qom. Harirchi, el ministro de salud que desde entonces ha sido diagnosticado con el virus, lo negó.
Farahani dijo que las 50 muertes en Qom datan del 13 de febrero, mientras que Irán informó oficialmente por primera vez de los casos del virus el 19 de febrero.
También afirmó que 250 personas habían sido puestas en cuarentena en la ciudad, ubicada a unos 75 kilómetros al sur de Teherán.
“Ninguna de las enfermeras tiene acceso a los equipos de protección adecuados”, dijo Farahani, y agregó que algunos especialistas de atención médica habían abandonado la ciudad.
“Hasta ahora, no he visto ninguna acción en particular para enfrentar al coronavirus por parte de la administración”.
Irán enfrentó la ira de sus propios ciudadanos tras un intento de encubrimiento el mes pasado, luego de afirmar falsamente que un avión de pasajeros con decenas de iraníes a bordo se había estrellado por accidente.
El avión fue derribado por la Guardia Revolucionaria iraní en medio del conflicto entre Teherán y Washington, pocos días después de la muerte de Qassem Soleimani.
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