El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aventajaba este lunes por la noche a su gran rival Benny Gantz tras el tercer duelo electoral en menos de un año en Israel, que debería poner fin a la mayor crisis política de la historia del país.
A falta aún de contabilizarse un 10 % de papeletas, el Likud se hace con 36 escaños de 120, mientras Gantz se quedaría en 32. Pero sumado a sus socios de la ultraderecha y ultraortodoxos (Yamina, Shas y Judaísmo Unido de la Torá), alcanzan los 59 diputados, a dos de la mayoría simple necesaria para formar gobierno.
“Se trata de una gran victoria para Israel”, tuiteó el primer ministro, quien también expresó su agradecimiento a los votantes, tras la difusión de las primeras estimaciones.
Esta madrugada, Netanyahu señaló que los resultados son una “victoria dulce”, “una victoria contra viento y marea” y dijo: “Hace poco hablé con todos los líderes de las facciones de derecha. Haremos todo lo necesario para formar un gobierno nacional amplio que sea bueno para Israel”.
El portavoz del Likud, Jonathan Urich, dijo que formar una coalición tomará “unos días”, con una mayoría parlamentaria impulsada por desertores del exterior del bloque de derecha. Likud ya ha hablado con “cuatro o seis” reclutas potenciales, dijo Urich a medios locales. “Las personas del otro frente entienden que es lo correcto”, destacó.
Gantz, por su parte, admitió “pena y desilusión” y, aunque pidió esperar a los datos oficiales, reconoció: “No es lo que queríamos que sucediera. Si estos son los resultados, no es lo que llevará a Israel al camino correcto”.
Más tarde, en declaraciones el martes, agregó: “Los resultados electorales se están volviendo cada vez más claros: Netanyahu no tiene mayoría. Esperen los resultados finales. Vamos a evaluar nuestro camino y respetaremos la decisión tomada por los votantes".
La tercera fuerza política vuelve a ser la Lista Unida, que agrupa a partidos con mayoría árabe y alcanzaría los 15 escaños, dos escaños más frente a los comicios de septiembre y cinco respecto a los de abril.
También sube en escaños el ultraortodoxo sefardí Shas, que se haría con 10, mientras que la lista centro-izquierdista de Labor-Guesher-Meretz sale mal parada, con 7 escaños.
El otro partido ultraortodoxo, Judaísmo Unido de la Torá, alcanzaría 7 escaños.
De achicarse la diferencia entre ambas facciones, las miradas podrían acabar dirigiéndose hacia Avigdor Lieberman, jefe de la formación nacionalista laica Israel Beitenou (Nuestro Hogar), que de momento no se alineó con ningún bando, y que alcanzaría 6 escaños, así como el ultraderechista Yamina se quedaría en 6. Los demás partidos no cruzan el umbral electoral del 3,25, por lo que sus votos no les reportarán ningún diputado.
Si estos datos se mantienen, está por ver cómo consigue Netanyahu los apoyos que le faltan para formar ejecutivo. Las principales fórmulas son bien conseguir el voto de un tránsfuga de algún partido, bien formar un gobierno de unidad con Gantz, bien conseguir volver a hacerse con el apoyo de Lieberman, que anoche ya dijo que “no se moverá ni un milímetro” de lo prometido a sus electores, es decir, que no gobernará con los ultrarreligiosos.
Las autoridades palestinas, por su parte, lamentaron los resultados proyectados por los sondeos. Según aseguró según Saeb Erakat, secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), el resultado significaría una victoria paraa los partidarios de “la anexión”. “La colonización, la anexión y el Apartheid ganaron”, señaló Erakat en un comunicado.
Netanyahu centró su campaña en esa iniciativa, prometiendo la rápida anexión del valle del Jordán y colonias israelíes en Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel en 1967, como contempla el proyecto de paz estadounidense presentado por Donald Trump a finales de enero de este año.
El miedo al coronavirus no pareció haber afectado a la participación, que llegó al 71%, en alza comparado a la elección anterior ( 69.8%).
Con la votación, se trataba de poner fin a la crisis política más importante de la historia del Estado hebreo, tras los comicios de abril y de septiembre de 2019, en los que el Likud de Netanyahu (70 años) y "Azul-blanco" de Gantz (60 años) quedaron muy igualados.
Pero, desde las últimas elecciones, se había producido un cambio importante: el procesamiento de Netanyahu (70 años), quien se convirtió en noviembre en el primer jefe de gobierno en la historia de Israel en ser inculpado, concretamente por corrupción, malversación y abuso de confianza.
A dos semanas de que empiece su proceso, el 17 de marzo, Netanyahu se jugaba su futuro político en esta cita electoral.
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