Dagmar Turner entró decidida al quirófano. Tenía fe depositada en los cirujanos quienes le habían asegurado que había una gran posibilidad de que la operación fuera exitosa. El riesgo era alto: debían abrirle la cabeza para extirparle un tumor que se había alojado en su cerebro. Pero el temor de Dagmar, una música de 53 años e integrante de la Orquesta Sinfónica de la Isla de Wight, iba por otro lado: su pasión por el violín.
Temerosa de que durante el procedimiento su cerebro se viera afectado y no pudiera volver a tocar el violín, acordó con los médicos que sería devuelta a la consciencia durante plena cirugía para que pudiera constatar que podía seguir deslumbrando a su audiencia con su instrumento dilecto. Así se hizo. Dagmar tocó el violín como había convenido con los profesionales de la King’s College Hospital de Londres donde fue operada el pasado 31 de enero.
Según un comunicado de prensa del prestigioso centro médico del Reino Unido, el tumor extirpado estaba en su lóbulo frontal derecho, cerca de un área que controla el movimiento fino en su mano izquierda. Eso fue lo que había hecho dudar a la mujer de someterse a tal práctica que podría privarla de su gran pasión.
La operación fue supervisada por el profesor Keyoumars Ashkan, consultor neurocirujano del King’s College Hospital, quien abrió el cráneo de la talentosa música antes de que un anestesiólogo y un terapeuta la despertaran. No es la primera vez que un paciente es despertado de su anestesia durante una intervención: en otras oportunidades se les pidió que realicen pruebas de lenguaje durante la extracción del tumor. Sin embargo, esta fue la primera vez que se le pidió a alguien que tocara un instrumento musical.
Ashkan -quien además es licenciado en música y es un pianista consumado- ideó un plan a medida para preservar las habilidades musicales de la mujer y lograr las necesidades milimétricas de la operación. “Sabíamos lo importante que era el violín para Dagmar, por lo que era vital que preserváramos la función en las delicadas áreas de su cerebro que le permitían tocar”, dijo el profesional.
“Logramos eliminar más del 90 por ciento del tumor, incluidas todas las áreas sospechosas de actividad agresiva, al tiempo que conservamos la función completa en su mano izquierda”, agregó el médico, según el parte médico dado a conocer por el sitio ABC de Australia.
A los tres días, Dagmar fue dada de alta y abandonó el King’s College Hospital. Regresó a su casa con su esposo e hijo, y con algo que anhelaba con más fuerza: sus habilidades de violín aparentemente intactas después de más de 40 años de tocar. “El profesor Ashkan y el equipo de King’s hicieron todo lo posible para planificar la operación, desde mapear mi cerebro hasta planear la posición en la que necesitaba estar para jugar”, dijo la paciente. “La idea de perder mi capacidad de tocar fue desgarradora pero, como músico, el profesor Ashkan entendió mis preocupaciones”, concluyó Dagmar quien seguramente vuelva a formar parte de la Orquesta Sinfónica de la Isla de Wight y siga deslumbrando a su público.
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