Autoridades médicas de China anunciaron este sábado (hora local) que se registraron 139 nuevas muertes por coronavirus en la provincia de Hubei -donde se encuentra la ciudad de Wuhan, epicentro del brote-, por lo que la cifra total de decesos como consecuencia de la enfermedad ya supera los 1.500. En total, son 1.519.
Además, se reportaron 2.420 nuevos casos de personas infectadas, aproximadamente la mitad con relación a los reportados en la jornada anterior. El total de personas afectadas ya supera las 60.000. Y al igual que sucede con las muertes, la vasta mayoría de los casos positivos tienen lugar en Hubei.
Desde el 12 de febrero, autoridades chinas usan un nuevo criterio para definir cuando un caso es positivo. La decisión representó un alza drástica en la cantidad de casos considerados como positivos, al agregarse más de 15.000 en un día. A partir de entonces se incluyen pacientes solamente con “diagnóstico clínico”.
Con la enorme cantidad de complejos exámenes de laboratorio aún en espera, los especialistas percibieron que era necesario agilizar el proceso para permitir que más personas puedan comenzar a recibir tratamiento, y por ello incluyeron pacientes diagnosticados con una simple radiografía de pulmón. La medida permitió ofrecer ayuda médica de inmediato a personas con síntomas de la enfermedad, pero hizo que el número de casos se disparara.
Hasta el momento, 1.716 médicos y enfermeros también fueron contaminados, y seis de ellos perdieron la vida, según informaron las autoridades. En una rueda de prensa celebrada el viernes en Beijing, el subdirector de la Comisión Nacional de Sanidad, Zeng Yixin, reconoció que los médicos “están estresados”, no solo por la presión “física y mental” a la que están sometidos sino por las mayores posibilidades de contraer el virus.
Aparte del caso de Li Wenliang, el médico fallecido semanas después de ser amonestado por la Policía por alertar de la existencia del virus, varios doctores han fallecido después de trabajar durante numerosas jornadas seguidas sin apenas descanso.
Por ello, Zeng hizo un llamamiento a los hospitales para que “repartan los turnos de forma racional”, al tiempo que propuso premiar al sobrecargado personal con más vacaciones cuando el brote remita y ofrecerles “apoyo psicológico”.
Hoy también se confirmó el primer caso de coronavirus en África. Fue en Egipto, aunque autoridades del ministerio de salud informaron que el paciente no es un ciudadano del país, pero no especificaron su nacionalidad. Un vocero de esa cartera, Khaled Megahed, indicó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue informada del caso e informó que la persona no presentaba síntomas de la enfermedad pero fue trasladado a un hospital donde quedará en cuarentena.
Egipto suspendió a principios de febrero los vuelos de la compañía nacional con China y ese mes evacuó unos 300 nacionales de Wuhan.
De esta manera, Egipto se convirtió en el país número 26 en confirmaron un caso de coronavirus dentro de sus fronteras. No obstante, la combinación de todos ellos representa menos del 1 por ciento de todos los contagiados a nivel global, mientras que el número de muertes es dos muertes: una de ellas corresponde a un ciudadano chino originario de Wuhan, quien falleció en Filipinas, mientras que la otra tuvo lugar en el territorio semiautónomo de Hong Kong.
En las últimas jornadas se han sucedido las noticias sobre los avances en el desarrollo de medicamentos y vacunas para el COVID-19. Hoy, la compañía China National Biotec Group anunciaba que había comenzado a producir un tratamiento utilizando plasma de pacientes recuperados.
No obstante, la prensa oficial, dada a cantar las alabanzas de los logros del régimen, hoy emitía un mensaje de cautela. El medio Global Times publicó un artículo en el que cita a Yang Gonghuan, antiguo alto cargo del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China, quien aseguró que es “demasiado pronto para celebrar o volvernos demasiado optimistas”.
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