Miles de chinos expresaron en la redes sociales su enojo por la muerte del médico Li Wenliang, uno de los primeros que había intentado alertar sobre el surgimiento del coronavirus a fines del año pasado pero fue reprendido y amenazado por la policía del régimen chino para que dejara de hablar sobre la nueva enfermedad.
Unos días más tarde, Li se contagió de un paciente, cayó enfermó y falleció este jueves en Wuhan.
“No lo dejaron hablar, no lo dejaron siquiera morir”, escribió una persona en la popular aplicación de mensaje WeChat al comentar una nota que circuló por los medios en la que se prohibía la cobertura de la muerte de Li.
Otros usuarios recordaron una frase que dijo Li en una entrevista que alcanzó a dar el viernes pasado desde su cama en el hospital de Wuhan: “Una sociedad sana no puede tener una sola voz".
Li tenía un hijo de 5 años y su esposa está embarazada. Sus ancianos padres ni siquiera pudieron despedirse de él. “Durante su tratamiento en un área aislada del hospital, no nos permitieron siquiera verlo una vez”, se lamentó su madre. ante el medio independiente Pear, uno de los que pudo vencer la censura de los medios oficiales.
Algunos comenzaron a hacer circular en las redes sociales chinas dibujos y caricaturas del “heroico doctor” fallecido. Otros usuarios distribuyeron la letra de la canción “Do you hear the people sing” del musical Los miserables, que se convirtió en un himno de las protestas contra el gobierno chino y por mayor libertad en Hong Kong.
El 30 de diciembre pasado, Li Wenliang había sacudido al grupo de WeChat que comparte con ex compañeros de la escuela de medicina: siete pacientes de un mercado local de Wuhan habían sido diagnosticados con una enfermedad similar al SARS y puestos en cuarentena en su hospital.
Li les explicó que, según las pruebas que había visto, la enfermedad era un coronavirus, una gran familia de virus que incluye el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS).
El SRAS trae los peores recuerdos en China. La pandemia de 2003 dejó cientos de muertos que el gobierno intentó ocultar. Por eso, Li quiso alertar a sus amigos, les recomendó que utilizaran trajes protectores para evitar el contagio, pero al mismo tiempo les pidió que mantuvieran cautela con la difusión de la información.
Pero ocurrió lo que suele ocurrir en China cuando comienza a trascender información que el régimen no quiere. El 3 de enero, Li fue convocado a una estación de policía donde le presentaron una notificación en la que lo acusaban, junto a otros siete médicos que habían comenzado a alertar del nuevo virus, de “hacer comentarios falsos que perturban severamente el orden público”. La nota advertía que si continuaba con esa conducta sería llevado ante la Justicia. Li fue obligado a firmar al lado de la palabra “Entendido”.
El 10 de enero, Li fue a tratar a una mujer que sufría glaucoma. Lo que no sabía es que también estaba infectada por el nuevo tipo de coronavirus. Ese mismo día, Li comenzó a toser de una manera fuerte y persistente. Al día siguiente comenzó a tener fiebre. Un día más tarde, fue internado en el hospital. Al poco tiempo fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos. El 1° de febrero se confirmó que había sido infectado con el coronavirus. El 6 falleció.
Ya son más de 30 mil los afectados por el virus. Y más de 600 de ellos murieron.
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