China se apresura para encontrar soluciones a la falta de camas para los miles de pacientes de coronavirus que continúan en aumento, en momentos en que la cifra de muertos por la cepa supera los 500.
Según cifras del gobierno de Xi Jinping, más de 28.000 personas se han infectado en todo el país en el brote que se ha convertido en una emergencia sanitaria mundial. Además, dos docenas de países han confirmado casos del coronavirus que surgió en un mercado de venta de animales exóticos a finales del año pasado.
Este jueves se prevé inaugurar el segundo hospital construido en cuestión de días en la provincia de Hubei, con capacidad de 1.600 camas, adicionales a las 1.000 del primer centro médico que abrió el lunes, dedicados enteramente al coronavirus. Sin embargo, esta notable obra, que también fue aprovechada como propaganda, atienden solo una parte de las necesidades de la región.
La ciudad de 11 millones de habitantes se enfrenta a una “grave” falta de camas, admitió Hu Lishan, un alto funcionario de Wuhan, señalando que había 8.182 pacientes admitidos en 28 hospitales que tienen un total de 8.254 camas.
Para hacer frente a la afluencia de enfermos, las autoridades de Wuhan anunciaron la transformación de una decena de edificios públicos (centros culturales, gimnasios...) en clínicas.
Si bien el gobierno central ha anunciado medidas destinadas a asegurar el suministro de recursos médicos vitales, con exenciones fiscales para los fabricantes de equipos necesarios para combatir la epidemia, también hay una escasez de equipos y materiales, dijo Hu a los periodistas.
Por su parte, el primer ministro Li Keqiang declaró: “Debemos hacer todos los esfuerzos posibles en todo el país para satisfacer la necesidad de suministros médicos esenciales y profesionales médicos en la provincia de Hubei”.
BGI Group, una compañía de secuenciación de genomas con sede en el sur de China, dijo que abrió el miércoles un laboratorio en Wuhan capaz de hacer pruebas de hasta 10.000 personas por día para detectar el virus.
Masiva cuarentena
Decenas de millones de personas en Hubei y las provincias circundantes se enfrentan ahora a restricciones drásticas en sus movimientos, mientras las autoridades tratan de frenar la propagación del virus.
Entre ellos se encuentran los residentes de Hangzhou, una ciudad a sólo 175 kilómetros de Shanghai, donde las vallas bloquean las calles y los altavoces avisan a la gente: "¡No salgas!"
En algunas ciudades, incluso en el extremo norte del país, se ofrece a los habitantes recompensas en efectivo para informar sobre las personas que vienen de Hubei.
En Beijing, donde las calles permanecen inquietantemente tranquilas y los negocios están cerrados, los restaurantes no pueden aceptar reservas para fiestas.
En Nanchang, la capital de la provincia de Jiangxi, que limita con Hubei, los farmacéuticos deben enviar informes a las autoridades sobre cualquier persona que compre medicamentos para la fiebre o la tos. La ciudad también ha limitado el número de salidas por familia.
Aunque el número de muertes sigue aumentando, y ahora incluye a dos personas fuera de la China continental, los expertos en salud han subrayado que, con un dos por ciento, el 2019-nCoV es mucho menos mortífero que el patógeno del SARS, que pertenece a la misma familia de coronavirus y mató a alrededor del 10 por ciento de las personas que infectó durante un brote de 2002-3.
Pero el pánico ha aumentado en todo el mundo con los países que prohíben las llegadas de China y los gobiernos que advierten contra los viajes al país, mientras que las compañías aéreas han suspendido los vuelos.
La Organización Mundial de la Salud, que ha declarado una emergencia sanitaria mundial, ha pedido 675 millones de dólares para luchar contra el nuevo coronavirus.
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