Un nuevo primer ministro iraquí se enfrenta a una revuelta popular que cumple 4 meses

Mohamed Taufiq Alaui fue encargado para formar un nuevo gobierno, dos meses después de la renuncia de su antecesor. En su primer discurso a la nación, reconoció a los manifestantes y afirmó: “Si no hubiera sido por los sacrificios del pueblo, no se habría logrado ningún cambio”

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El presidente iraquí Barham Salih nombró como primer ministro a Mohammed Tawfiq Allaw (REUTERS)
El presidente iraquí Barham Salih nombró como primer ministro a Mohammed Tawfiq Allaw (REUTERS)

El presidente iraquí, Barham Saleh, encargó este sábado a Mohamed Taufiq Alaui formar un nuevo Gobierno, dos meses después de la dimisión del primer ministro Adel Abdelmahdi en medio de las protestas que sacuden Irak desde el 1 de octubre y que supondrán un gran reto para el elegido.

En un video publicado tras su nombramiento en Twitter, Alaui hizo un guiño a los manifestantes, asegurando que han sido pacientes y que “si no hubiera sido por los sacrificios del pueblo iraquí, no se habría logrado ningún cambio”.

“Yo creo en vosotros”, les dijo, pidiéndoles que continúen sus movilizaciones hasta conseguir las reformas políticas y económicas que vienen exigiendo.

“Ahora soy vuestro empleado y tengo una gran responsabilidad, no volváis (atrás) hasta que, yo u otro, cumpla con vuestras demandas”, declaró el ex ministro de Telecomunicaciones y parlamentario en varias ocasiones.

Asimismo, prometió: “Vamos a compensar a las familias de los mártires (muertos en las protestas), curar a los heridos, fijar una fecha para las elecciones (...) trabajar para mejorar la economía y combatir la corrupción”.

Manifestantes iraquíes se enfrentan con las fuerzas de seguridad (REUTERS/Wissm al-Okili)
Manifestantes iraquíes se enfrentan con las fuerzas de seguridad (REUTERS/Wissm al-Okili)

El elegido por consenso amenazó con abandonar su misión de formar Gobierno si las fuerzas políticas buscan imponer sus candidatos para los Ministerios, que Alaui tendrá que proponer en un plazo de 30 días ante el Parlamento.

Las coaliciones parlamentarias no habían conseguido ponerse de acuerdo en los pasados dos meses para nominar un nuevo primer ministro, pero se vieron forzadas a hacerlo cuando el presidente de la República fijó este sábado como fecha límite.

Saleh había advertido que si los partidos no llegaban a un acuerdo sobre el nombramiento antes del 1 de febrero se vería obligado a utilizar sus prerrogativas constitucionales para nombrar al candidato “más aceptado por los parlamentarios y el pueblo”.

También la máxima autoridad religiosa chiíta del país, el ayatollah Ali al Sistani, pidió ayer acelerar la formación del nuevo Gobierno para salir de la actual crisis, que se vio agudizada por el asesinato del comandante iraní Qassem Soleimani por Estados Unidos en Bagdad el pasado 3 de enero.

Una manifestante iraquí con una bandera chiíta (REUTERS/Thaier al-SudanI)
Una manifestante iraquí con una bandera chiíta (REUTERS/Thaier al-SudanI)

“Renavado sentimiento antiamericano”

El ataque selectivo de Washington en suelo iraquí sacudió el equilibrio de poderes y alianzas entre las fuerzas políticas, e concreto entre las pro y anti iraníes, y también afectó al movimiento popular, que fue momentáneamente eclipsado.

Con un renovado sentimiento antiamericano por el asesinato de Soleimani y el número dos de las milicias chiítas iraquíes Multitud Popular, Abu Mahdi al Mohandes, las facciones más próximas a Teherán ganaron terreno, aunque los manifestantes rechazaron la injerencia tanto iraní como estadounidense.

El influyente clérigo chiíta Muqatada al Sadr también se distanció del movimiento popular para centrarse en exigir la expulsión de las tropas de EEUU de Irak, pero ayer volvió a tender la mano a los manifestantes y hoy celebró el nombramiento de Alaui.

“Hoy quedará grabado en la historia de Irak porque el pueblo es quien eligió a su primer ministro y no los bloques” políticos, dijo en un comunicado.

Un poster del máximo clérigo chiíta, el ayatollah Ali al-Sistani, en un edificio en Bagdad (REUTERS/Thaier al-Sudani)
Un poster del máximo clérigo chiíta, el ayatollah Ali al-Sistani, en un edificio en Bagdad (REUTERS/Thaier al-Sudani)

Y afirmó: “Los revolucionarios estamos obligados a continuar a protestar de forma pacífica para que se complete la formación de un gabinete independiente, elegido por el pueblo para servir al pueblo”.

Esperamos del hermano Alaui que no ceda ante las presiones externas e internas, que anuncie su programa y acelere (la celebración de) elecciones anticipadas (...) y que busque la soberanía e independencia de Irak”, agregó.

Al Sadr ofreció su apoyo al nuevo Gobierno y pidió a los suyos que no interfieran en su formación, dirigiéndose a la coalición parlamentaria Sairún, una de las más numerosas del hemiciclo y respaldada por el clérigo.

Alaui, nacido en Bagdad en 1954 y arquitecto de formación, estuvo al frente de la cartera de Telecomunicaciones en 2006 y en 2010, aunque en ambos casos renunció antes de que pasaran dos años.

Ahora tiene ante sí la misión no sólo de hacer malabares para formar un gabinete aceptado por las fuerzas políticas y la calle, sino resolver algunas cuestiones urgentes que desactiven la rabia y la indignación de los manifestantes.

Según la Misión de Naciones Unidas en Irak (UNAMI), al menos 467 manifestantes han muerto y más de 9.000 han resultado heridos en los pasados cuatro meses de protestas.

Amer Hamid para EFE

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