Los familiares esperaban que les entregaran el cuerpo de una de las 176 personas que murieron la semana pasada luego de que el régimen iraní derribara por error un avión de Ukraine International Airlines. El enojo era palpable en Mahabad, un pueblo de mayoría kurda, ubicado en el noroeste del país.
Cuando vieron que el ataúd estaba cubierto con una bandera iraní, comenzaron a gritar indignados. El régimen modificó el pabellón nacional en 1980, un año después de la Revolución Islámica.
A pesar de las quejas, los hombres lograron llevar el ataúd hasta la ambulancia que lo iba a trasladar al lugar de sepultura. Pero entonces, cuando estaban por ingresarlo, una persona consiguió arrancar la bandera, para satisfacción de los presentes. Todo quedó registrado en un video compartido luego por redes sociales.
Tras negar durante tres días la hipótesis de que el avión hubiera sido alcanzado por un misil, las fuerzas armadas iraníes admitieron el sábado su responsabilidad, achacándolo a un “error humano”. Los 176 ocupantes, en su mayoría de nacionalidad iraní y canadiense, perdieron la vida.
El anuncio tardío del error provocó una ola de indignación en el país contra las autoridades por la gestión de este incidente, según videos colgados en las redes sociales. En esas protestas se habrían coreado consignas contra las autoridades de la República Islámica, incluyendo al clero chiita.
Según nuevas imágenes, se produjeron nuevas protestas el martes por la noche en las universidades de la capital, donde podrían haberse producido enfrentamientos entre estudiantes y miembros de Basij, movimiento paramilitar de voluntarios islámicos. En la universidad de Teherán, unos 200 estudiantes, la mayoría con el rostro cubierto, tuvieron un tenso cara a cara con los Basij, constató la agencia AFP.
Los Basij coreaban “Muerte a Gran Bretaña” y quemaron la efigie del embajador británico Rob Macaire, que fue detenido brevemente el sábado en Teherán acusado de haber participado en una manifestación prohibida, lo que el diplomático niega. Las fuerzas de seguridad mantuvieron a distancia los grupos, que acabaron por dispersarse. Según periodistas de la agencia francesa, el dispositivo policial era mucho menor el martes en Teherán, donde había problemas para conectarse a internet.
En un hecho extremadamente raro, la agencia de prensa Fars, cercana a los ultraconservadores, informó que los manifestantes del domingo habían gritado “¡Muerte al dictador!” y coreado eslóganes contra los Guardianes de la Revolución, el ejército de élite iraní.
Una treintena de personas fueron detenidas entre el sábado y el lunes, según la autoridad judicial. Un grupo de periodistas reformistas de Teherán publicó un comunicado denunciando la falta de libertad en la prensa y los medios oficiales.
“Asistimos al funeral de la confianza del público”, denunció el texto, citado por la agencia oficial Irna. “¡A la hora de disculparse y dar explicaciones, se quedan mudos!”, tuiteó Elmira Sharifi, una de las presentadoras de la televisión estatal.
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