La policía y otras fuerzas de seguridad iraníes emplearon munición real y gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes que protestaban contra las autoridades por negar en un principio que habían derribado un avión ucraniano de pasajeros, según videos difundidos este lunes.
No había reportes inmediatos en los medios estatales iraníes sobre el incidente cerca de la plaza de Azadi, o Libertad, en Teherán. Los choques se habrían producido tras una convocatoria de protestas el domingo por la noche. Grupos internacionales de derechos humanos ya han pedido a Irán que permita a la gente manifestarse de forma pacífica, como contempla la constitución del país.
“Tras sucesivos traumas nacionales en un corto periodo de tiempo, debería permitirse a la gente celebrar su duelo y exigir responsabilidades de forma segura”, dijo Hadi Ghaemi, director ejecutivo del Centro para los Derechos Humanos en Irán (ICHRI por sus siglas en inglés), una organización con sede en Nueva York. “Los iraníes no deberían tener que arriesgar sus vidas para ejercer su derecho constitucional a la asamblea pacífica”.
Videos enviados al centro y más tarde verificados por The Associated Press mostraban una multitud de manifestantes huyendo del lugar mientras caían proyectiles de gas lacrimógeno entre la gente. Se veía a los asistentes toser y escupir mientras intentaban huir del humo, y una mujer exclamó en farsi “¡Lanzaron gas lacrimógeno a la gente! Plaza de Azadi. ¡Muerte al dictador!”.
En otro video se veía a varias personas cargando a una mujer y dejando un rastro de sangre en el suelo. Las personas que rodeaban a la mujer gritaban que había recibido un disparo con munición real en la pierna.
“¡Oh, Dios mío, no deja de sangrar!”, gritaba una persona, mientras otra exclamaba “¡Vendadla!”. Fotos y videos tomados tras el incidente mostraban charcos de sangre en la vereda.
Ciudad blindada
Policías antimotines con cascos y uniformes negros se congregaron previamente en la plaza de Vali-e Asr, la Universidad de Teherán y otros lugares emblemáticos. Miembros de la Guardia Revolucionaria patrullaban en motocicletas y agentes vestidos de civil recorrían la ciudad. La gente miraba al suelo al pasar deprisa junto a la policía, tratando de no llamar la atención.
Las 176 personas que iban a bordo, en su mayoría iraníes y canadienses-iraníes, murieron al estrellarse el avión. Tras culpar en un principio a un fallo técnico e insistir que no era culpa de las fuerzas armadas, las autoridades admitieron finalmente el sábado que habían derribado la aeronave por error, ante pruebas y acusaciones de gobiernos occidentales.
El avión fue derribado mientras Irán se preparaba para posibles represalias tras lanzar misiles balísticos a dos bases en Irak que acogían a tropas estadounidenses. El ataque con misiles, que no causó víctimas, era una respuesta a la muerte del general Qassem Soleimani, el comandante más importante de Irán, en un operativo aéreo realizado por los estadounidenses en Bagdad. No hubo acciones en represalia.
Los iraníes han expresado su indignación por el derribo del avión y las explicaciones engañosas de las autoridades ofrecidas tras la tragedia. También han expresado su dolor por los fallecidos, entre los que había muchos jóvenes con futuros prometedores que estudiaban en el extranjero.
Algunos artistas iraníes, incluidos el famoso director Masoud Kimiai, se retiraron de un festival de cine internacional que se celebra próximamente. Dos presentadores de la televisora estatal renunciaron en protesta por los reportes falsos sobre la causa del siniestro.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que ha expresado su apoyo a protestas recientes contra el gobierno en Irán, se dirigió a los líderes del país en un tuit, afirmando “NO MATEN A SUS MANIFESTANTES”. Más tarde tuiteó el mismo mensaje en Farsi.
“El mundo observa. Más importante, Estados Unidos observa”, tuiteó.
En noviembre se produjeron grandes protestas en Irán después de que el gobierno subiera los precios del combustible. Las autoridades cortaron el acceso a internet durante días, complicando las estimaciones sobre la escala de las protestas y la posterior campaña de represión. Amnistía Internacional dijo más tarde que más de 300 personas habían muerto.
Con información de AP / Por Jon Gambrell
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