En el marco de las masivas manifestaciones contra las autoridades iraníes luego de que admitieran haber derribado el avión ucraniano, un grupo numeroso de estudiantes de la Universidad Shahid Beheshti de Teherán evitó caminar sobre banderas estadounidenses e israelíes pintadas en la entrada del establecimiento. El gesto, es una ruptura con el discurso antinorteamericano y antijudío que se instaló desde la revolución islámica.
Es que esas banderas fueron pintadas en ese piso adrede, para que sean pisoteadas día tras día, como un elemento más de la propaganda del régimen. En este contexto, la rebelión de los estudiantes cobra más significado, es un quiebre con las consignas del régimen, un pedido desesperado de cambio.
La Universidad Shahid Beheshti es una de las más reconocidas y prestigiosas de Irán. Fundada en 1959, como la primera universidad privada del país, cuenta con más de 7.000 estudiantes. Y este sábado, muchos de ellos, fueron protagonistas de las marchas contra el régimen.
Miles de iraníes se manifestaron en Teherán con fuertes lemas contra el sistema islámico y la Guardia Revolucionaria por el derribo del avión ucraniano que causó la muerte a sus 176 ocupantes.
Los ciudadanos se congregaron en un principio en la puerta de la Universidad Tecnológica Amir Kabir para prender velas en homenaje a los fallecidos, entre los que había numerosos estudiantes.
La vigilia se amplió y derivó pronto en una protesta contra las autoridades, que reconocieron en esta jornada que el Boeing 737 fue alcanzado el miércoles pasado por un misil disparado por sus sistemas de defensa aérea.
“La renuncia (de los responsables) no es suficiente, un juicio es necesario” o “muéranse, muéranse por esa vergüenza”, fueron algunos de los gritos coreados. Los lemas también subieron de tono hasta incluir “Muerte al dictador”, en alusión al líder supremo, Ali Khamenei, y pedir un referéndum en el país.
En los alrededores de la universidad, así como en otras zonas sensibles del centro de Teherán, comenzó a desplegarse un amplio dispositivo de fuerzas de seguridad.
La rabia popular se ha visto acrecentada por el hecho de que las autoridades negaran hasta este sábado la hipótesis del derribo del avión pese a que ya había sido planteada por varios países, como Canadá.
El aparato, tras ser alcanzado por un cohete de las defensas antiaéresas iraníes, se estrelló al sur de Teherán poco después de despegar del aeropuerto internacional Imán Jomeiní con destino a Kiev con 167 pasajeros, entre ellos 82 iraníes y 63 canadienses, aunque estos últimos en su mayoría con doble nacionalidad, y nueve tripulantes ucranianos.
La fotografía de las víctimas y una imagen en negro inundaron las redes sociales, en ocasiones con comentarios como “ellos muertos por un error y sus familias en ese gran dolor soportando mentiras”.
Con las etiquetas #error_humano y #compatriota_asesino, en farsi, los internautas expresaron que las autoridades deberían haber asumido su responsabilidad desde el principio y no al verse acorraladas por las denuncias de otros países.
La Guardia Revolucionaria de Irán asumió este sábado la responsabilidad por el derribo y explicó que el operador del sistema de defensa antiaérea confundió el aparato con “un misil de crucero” al estar en alerta por un posible ataque de Estados Unidos.
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