Mohsen Rezaee, uno de los iraníes acusados por el atentado a la AMIA en 1994, se expresó respecto de la muerte de quien era el militar más poderoso de Irán, Qassem Soleimani, en un operativo llevado a cabo por Estados Unidos. En una serie de mensajes en su cuenta de Twitter, Rezaee, quien al momento del ataque terrorista era el jefe de la Guardia Revolucionaria de la teocracia islámica y sobre quien pesa actualmente una alerta roja de Interpol, calificó a Soleimani como un “martir” y vaticinó una “venganza vigorosa” contra Estados Unidos.
“El martir Qassem Soleimani se sumó a sus hermanos mártires, pero nos tomaremos una venganza vigorosa”, dice uno de los mensajes. Otro reza: “Nos convertimos en mártires al amanecer y el amanecer está cerca”.
Rezaee también replicó las amenazas emitidas por el régimen iraní -entre ellas la de atacar la ciudad israelí de Haifa si Estados Unidos respondía a su ataque del miércoles por la madrugada (hora local)- y pidió por el abandono del acuerdo nuclear. Y concluyó: “Cuánto más pelea Estados Unidos contra Irán, más se hunde en el pantano”.
Rezaee se desempeña desde 1997 como Secretario del Consejo de Discernimiento de los Altos Intereses del Régimen. Antes, fue el jefe de la Guardia Revolucionaria durante 16 años, período que incluyó tanto el ataque a la AMIA como al de la embajada israelí en Argentina, este último en 1992. De hecho, Rezaee también fue implicado en este atentado -en el que 22 personas murieron y 242 resultaron heridas- por su propio hijo, Ahmad, quien en 1998 desertó a los Estados Unidos y pidió asilo político.
Allí, le contó al gobierno norteamericano que el ataque a la embajada de Israel en 1992 fue planeado en Teherán (capital de Irán) y que él había acompañado a su padre al Líbano para presenciar el entrenamiento de los autores materiales del atentado, que la Corte Suprema Argentina determinó fue ejecutado por la Jihad Islámica, brazo armado de Hezbollah. En 2008 volvió a Irán pero poco después emigró a los Emiratos Árabes Unidos y en 2011 fue hallado muerto en un hotel en Dubai en condiciones que no fueron aclaradas.
Como consecuencia de su imputación en el atentado a la AMIA, en tanto, pesa sobre él una alerta roja de Interpol, la cual detalla que se encuentra acusada de “Homicidio calificado, doblemente agravado (por haber sido cometido por odio racial o religioso y por ser un medio idóneo para causar un peligro común) en perjuicio de 85 víctimas fatales, en concurso ideal con lesiones leves y lesiones graves calificadas, en forma reiterada y daños múltiples agravados por haber sido cometidos por odio racial o religioso”.
Además de Rezaee fueron acusados formalmente Mohsen Rabbani, cuyo cargo oficial era agregado cultural de la embajada iraní en Buenos Aires; Alí Fallahijan, ministro de Información y Seguridad entre 1989 y 1997; Ahmad Vahidi, Comadnante de las Fuerzas Quds entre 1989 y 1998; a Ahmad Reza Ashgari, secretario de la Embajada de Irán en la Argentina entre 1991 y 1994 y el ex jefe de Inteligencia política de Hezbollah, Imad Mughniyah. También fueron apuntados Ali Rafsanjani, jefe de estado iraní al momento del ataque, y el ex embajador iraní en Buenos Aires, Hadi Soleimanpour. Sin embargo, estos dos últimos no tienen pedido de captura internacional. En tanto, sobre el actual diplomático iraní Alí Akbar Velayati, pesa un pedido de captura nacional e internacional desde noviembre de 2006 aunque no rige una “alerta roja” de Interpol, lo que impide una detención automática.
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