Charlotte O’Dwyer tiene un año. Camina entre medio de personas mayores, con uniforme, mientras ve cómo su madre Melissa cubre sus ojos de llenos de lágrimas con unos grandes anteojos para el sol. No entiende demasiado: están allí despidiendo los restos de su padre, Andrew O’Dwyer, de 36 años, quien se convirtió en un héroe nacional. Andrew fue uno de los decenas de miles de bomberos que combatieron los devastadores incendios forestales de Australia y uno de los 25 australianos que perdieron la vida.
Charlotte continúa caminando por la Victories Church en Horsley Park, Sidney con su inmaculado vestido blanco. Gira en torno al ataúd cerrado de su papá, sin saber quizás que allí adentro es donde descansará para siempre. Cientos de personas reunidas para dar el último adiós al combatiente de llamas la observan. Logra sacarle una sonrisa en medio de tanto dolor.
Shane Fitzsimmons, comisionado de los Servicios de Bomberos Rurales, la miró a los ojos en medio de su mensaje de despedida. “Tu padre fue un héroe”. Luego, le obsequió el casco que Andrew llevaba al momento de su muerte. El hombre se quebró. La niña continuó con su sonrisa de paz. "Charlotte debería saber que su padre era un hombre desinteresado y especial, que solo se fue porque era un héroe. No hay palabras que puedan describir adecuadamente nuestro dolor, nuestro respeto, nuestro respeto, por la pérdida de Andrew... en ese trágico accidente”, dijo Fitzsimmons.
Errol O’Dwyer, padre de Andrew y abuelo de Charlotte, también emocionó a los presentes con sus palabras. Dijo que sobrevivirlo y despedirlo fue lo más difícil que había hecho en su vida. “Aunque mi corazón está roto me has hecho sentir muy orgulloso”, señaló Errol quebrado por el dolor. Luego Fitzsimmons colocó en el pecho de Charlotte una medalla de honor a su padre quien murió en los últimos días de diciembre cuando su camión de bomberos rodó mientras luchaban contra un gran incendio en la ciudad de Buxton, en New South Wales.
Las imágenes de Charlotte con el casco y su medalla recorrió Australia y movilizó los corazones de su población. El rostro inocente de la niña de un año dio vuelta al mundo en momentos en que los incendios parecen haber dado un día de tregua entre tanto dolor.
Un día de tregua
Los bomberos aprovechaban este martes el breve respiro que dieron las temperaturas y, en algunas zonas, la lluvia para controlar los incendios que asolan desde septiembre el sur de la nación antes de una nueva subida de los termómetros para el fin de semana. Los voluntarios, exahustos tras meses de intenso combate al fuego descontrolado, se hicieron tiempo para limpiar la vegetación y realizar quemas controladas antes de una nueva subida anunciada para el viernes.
“Realmente se trata de apuntalar la protección para limitar el daño potencial y la aparición de nuevos fuegos en los próximos días”, dijo Fitzsimmons. Las condiciones actuales, según él, son “mucho más favorables” pero “esperamos que vuelvan las altas temperaturas al final de semana”, alerta. Docenas de focos siguen fuera de control en el este del país y se teme que dos grandes incendios en New South Wales y Victoria se junten para dar lugar a un megaincendio sin control.
La lluvia dio el lunes un respiro, pero no fue suficientemente intensa como para apagar el fuego y en algunas zonas, incluso dificultó las labores de los bomberos para realizar las quemas controladas. El humo de los incendios se ha percibido en Chile y Argentina, a más de 12.000 kilómetros, según anunciaron las autoridades en estos países sudamericanos.
No hay un valor definitivo de los daños, pero el Consejo de Seguros de Australia ya ha recibido reclamaciones que superan los 700 millones de dólares australianos (unos 485 millones de dólares USD) aunque se espera que el total sea muy superior. El gobierno ha previsto destinar inicialmente 2.000 millones de dólares australianos (USD 1.400 millones) para un fondo de ayuda a las comunidades afectadas.
Se espera que las condiciones meteorólogicas no sean tan extremas como en los peores días de la crisis, pero Fitzsimmons dijo en la cadena ABC que es importante “no caer en un falso sentido de seguridad”. Muchos de los incendios son demasiado grandes para poder ser controlados, por lo que solo la lluvia podría resolver la crisis. El martes llegaron algunas señales de alivio desde la costa noroeste del país con las primeras lluvias del ciclón Blake en el noroeste del país.
No se espera que Blake tenga un impacto en los incendios que tienen lugar en el otro extremo del enorme país, pero podría ser una señal de cambio en las extremas condiciones meteoróligicas que han alimentado el fuego. “Es fantástico ver que se está formando un ciclón. No debería decir esto... espero que no cause daños”, dijo Fitzsimmons. “Esperemos que la actividad monzónica dé un respiro a las dominantes masas de aire caliente que siguen influyendo tanto en el clima”, agregó.
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