Los archimillonarios del mundo terminaron 2019 con fortunas aún más grandes

Las 500 personas más acaudaladas del planeta acumularon un 25% más de dinero que en 2018. La riqueza continúa concentrada en unas pocas manos. Este es el principal motivo de las revueltas que se registran a nivel global

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Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo, junto a la que fue hasta hace poco su esposa Mackenzie Bezos, quien con el divorcio se convirtió en la quinta mujer con mayor fortuna personal en el planeta.
Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo, junto a la que fue hasta hace poco su esposa Mackenzie Bezos, quien con el divorcio se convirtió en la quinta mujer con mayor fortuna personal en el planeta.

Las grandes fortunas del mundo nunca han acumulado tanto dinero como a fines de 2019. El año terminó con una marca histórica para las 500 personas más ricas del planeta, que sumaron a su fortuna en los últimos 12 meses 1,2 billones de dólares, elevando su patrimonio colectivo un 25% más de lo que tenían en 2018, hasta los 5,9 billones, según el índice de la agencia Bloomberg. La concentración de la riqueza sigue acumulándose en unas pocas manos, en detrimento de la mayoría de la población que aún permanece bajo todos los niveles de pobreza.

En su último informe, la ONG Oxfam, muestra que la riqueza de los multimillonarios ya había aumentado 900.000 millones de dólares en 2018. La concentración se acentuó a tal punto que 26 multimillonarios poseen más dinero que los 3.800 millones de personas más pobres del planeta. Un año antes eran 43 esos multimillonarios. La cantidad de personas que acumularon más riqueza se duplicó desde la crisis financiera de 2008. “El abismo que aumenta entre ricos y pobres penaliza la lucha contra la pobreza, perjudica la economía y alimenta la rabia en el mundo”, afirmó Winnie Byanyima, la directora ejecutiva de Oxfam.

La riqueza de los multimillonarios aumentó a un ritmo de 2.500 millones por día, mientras que los ingresos de la mitad más pobre del planeta cayeron un 11%. La ONG estimó que el hombre más rico del mundo concentra una fortuna de unos 116.000 millones de dólares. El presupuesto de Salud de Etiopía equivale al 1% de esa suma.

La persona que tuvo más ganancias el último año es el francés Bernard Arnault, con 37.700 millones de dólares. El presidente de Louis Vuitton Moët Hennessy (LVMH) es el tercer hombre más rico del mundo, solo por detrás de Jeff Bezos y Bill Gates, y acumula una fortuna de 106.200 millones de dólares. Lo ayudó la fuerte subida de las acciones de la compañía francesa, que acaba de agregar a su conglomerado de marcas de lujo la mítica joyería estadounidense Tifanny.

De todos modos, Jeff Bezos, terminó el año siendo el hombre más rico del mundo, con un patrimonio valorado en 116.280 millones de dólares. Esto, a pesar de que en los últimos doce meses perdió 8.700 millones. Pagó el divorcio de su esposa, Mackenzie Bezos, a la que tuvo que compensar tras 25 años de matrimonio con un 4% de las acciones de Amazon. De esta manera, Mackenzie se convirtió en la quinta mujer más rica del mundo, con 37.500 millones de dólares. La escritora y madre de los cuatro hijos de Bezos se sitúa por detrás de Jacqueline Badger Mars, hija de los fundadores de la compañía de golosinas Mars con una cuenta de 42.900 millones; de Alice Walton, una de las dueñas de Walmart, con 53.380 millones; Francoise Bettencourt, que controla, tras el fallecimiento de su madre en 2017 el 33% del grupo L’Oréal, con 59.300 millones; y de Julia Flesher Koch, viuda del magnate David Koch, que le dejó una fortuna de 62.100 millones.

Su cuñado Charles Koch, con otros 62.100 millones, y un crecimiento en 2019 de 2.700 millones, una cifra discreta para estos niveles de inversión, se encuentra apenas por debajo. Larry Page, el creador de Google, que sumó 14.000 millones en el último año, acumula 65.200 millones de dólares, y es el séptimo hombre más rico del mundo. Su socio, Sergey Brin, aumentó su patrimonio en 13.400 millones, y despidió el año en el octavo puesto con 63.300 millones de dólares. Por delante tiene al español Amancio Ortega de las tiendas Zara, en el sexto lugar que hizo este año una ganancia de 17.900 millones para sumar 76.600 millones de dólares.

La buena racha de Facebook en la Bolsa de Nueva York, le permitió a su fundador, Mark Zuckerberg, aumentar su patrimonio en 27.400 millones y situarlo al cierre de este año en la quinta posición con 79.400 millones. Y el inoxidable Warren Buffett, el Oráculo de Omaha, llegó a los 89.180 millones, después de acumular en 2019 otros veinte mil millones de dólares. El único latinoamericano en esta liga, el mexicano Carlos Slim, produjo 6.700 millones en los últimos 12 meses para llegar a los 61.500 millones de dólares.

Pobreza y concentración de la riqueza son dos caras en el mismo espejo. No se puede acabar con una si no se elimina al mismo tiempo a la otra. (Shutterstock)
Pobreza y concentración de la riqueza son dos caras en el mismo espejo. No se puede acabar con una si no se elimina al mismo tiempo a la otra. (Shutterstock)

Oxfam dice que “los más ricos se benefician no sólo de una fortuna en plena expansión, sino también de los niveles impositivos menos elevados desde hace décadas”. La riqueza está particularmente infragravada; de cada dólar de impuestos a los ingresos, sólo cuatro céntimos provienen del impuesto a la riqueza. Y a esto hay que agregarle la evasión impositiva. Se estima que los más ricos esconden al fisco 7,6 billones de dólares. En algunos países, como Brasil o Reino Unido, el 10% de los más pobres pagan impuestos más altos en proporción a sus ingresos que los más ricos.

Y la tendencia a la acumulación la propician las mismas empresas que benefician a sus directivos en forma desproporcionada con respecto a los salarios del resto de los empleados. Equilar, una consultora de compensaciones para ejecutivos, hizo una encuesta para el New York Times que muestra cómo los doscientos directores ejecutivos mejor pagados en Estados Unidos obtienen beneficios todavía mayores cada año. En 2019, les fue especialmente bien a los CEO: en promedio recibieron pagos equivalentes a 18,6 millones de dólares, un aumento de 1,1 millones, o del 6,3 por ciento, en comparación con el año anterior. Una tasa de casi el doble de la registrada para los salarios comunes. En 2018, un año muy bueno para el mercado laboral estadounidense, el trabajador promedio recibió en el sector privado un aumento del 3,2 por ciento, equivalente a 84 centavos adicionales por hora.

Sólo una acción global, un nuevo orden económico mundial, podría ser el comienzo de una redistribución de la riqueza para acotar la brecha entre unos pocos extremadamente ricos y cientos de millones con falta de perspectivas de crecimiento. (iStockphoto)
Sólo una acción global, un nuevo orden económico mundial, podría ser el comienzo de una redistribución de la riqueza para acotar la brecha entre unos pocos extremadamente ricos y cientos de millones con falta de perspectivas de crecimiento. (iStockphoto)

Esta acumulación de la riqueza en tan pocas manos sacude, particularmente, a América Latina. Y es la fuente de muchos de los conflictos que afectan a la región. Las revueltas de Chile estuvieron centradas en el hecho de que el enorme crecimiento experimentado por el país en las últimas décadas, no “chorreó” o no cumplió las expectativas de los que menos tienen. Si se toma como referencia el índice de Gini, que estima la distribución de los ingresos con un coeficiente que va de 0 —igualdad absoluta— a 1 —desigualdad absoluta—, la inequidad en Chile es de 0,454, según datos de la Cepal. El dato que muestra a Chile por encima del promedio de desigualdad de América Latina es la porción de la torta que se lleva el 10% más rico. La punta de la pirámide chilena se queda con el 37% del total, cuando la media regional es 36 por ciento. Brasil es el país menos equilibrado socialmente con 42,8% de concentración y Uruguay el menos desigual con el 29,6%. En Argentina, de acuerdo a datos del Indec, el 10% más pobre de la población tiene ingresos que representan el 1,5% del total. En contraste, los ingresos del 10% más rico equivalen al 32,8 por ciento.

Pobreza y concentración de la riqueza son dos caras en el mismo espejo. No se puede acabar con una si no se elimina al mismo tiempo a la otra. Todos los especialistas lo saben y lo comparten. Pero no hay un liderazgo global para remediarlo. Por ahora, apenas si comparamos estadísticas y llenamos las notas de frías cifras.

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